Otro asalto a la razón
Conferencia magistral de Abel Prieto Jiménez, presidente de Casa de las Américas en el Coloquio Internacional Patria.
Por Abel Prieto Jiménez.
1- “El rasguño en la piedra”
Agradezco a Rosa Miriam, a Ronquillo, a los organizadores de este Coloquio Patria, la invitación que me hicieron para intervenir aquí hoy, en un evento de tanta trascendencia.
Me da una gran alegría dar la bienvenida a las amigas y a los amigos que están en la primera línea de un combate tan complejo como es el de la comunicación en tiempos cruciales, en tiempos de posverdad y de colonización 2.0, en tiempos de neofascismo, en tiempos de barbarie. Gracias por venir a Cuba en este momento, en que se multiplican las agresiones de toda índole contra la Revolución.
Bienvenidas todas, bienvenidos todos. Es muy importante que ustedes nos traigan sus experiencias, sus ideas, sus propuestas, en esta época tan difícil, en que resulta más trabajoso que nunca antes llevar adelante aquella misión que se propuso el poeta cubano José Lezama Lima.
Ante el muro levantado por la estupidez, por la incultura, por la codicia, por la mediocridad presuntuosa, Lezama nos sugirió que hiciéramos un rasguño en la piedra. Esa exhortación de Lezama tenemos que aplicarla al discurso hegemónico, al discurso imperial. Debemos hacer un rasguño en la muralla de artificios, embustes y calumnias, e introducir a través de ese rasguño nuestras verdades, nuestros argumentos, y hacer lo posible por convertir el rasguño en una grieta cada vez mayor.
2-La crisis ética: “todo está permitido”
Hoy la crisis cultural es evidente. Y, con ella, acompañándola paso a paso, se ha hecho también muy evidente la crisis ética.
El horror, el sadismo, la crueldad, se nos presentan todos los días y a todas horas en nuestros móviles. Es una época en que aquella frase del personaje de Dostoievski, Iván Karamazov, tiene una vigencia que da escalofríos: “Si Dios no existe, todo está permitido”, eso dijo cínicamente Iván Karamazov, eso repiten cínicamente los poderosos de este mundo.
Para Israel, para Estados Unidos, para quienes apoyan el genocidio contra el pueblo palestino, todo está permitido.
Para quienes desde el Norte se empeñan en castigar con crueldad a los pueblos que han decidido gobernarse soberanamente; para quienes (en el colmo de la soberbia imperial) se erigen en jueces universales y reparten desde su Olimpo condenas y escarmientos; para quienes utilizan contra la Venezuela bolivariana todos los juegos sucios posibles, desde planes de magnicidio hasta el apoyo grosero a una supuesta “oposición” al servicio de Washington, todo está permitido.
El gobierno norteamericano acaba de renovar, incluso, la orden ejecutiva de Obama del año 2015, que designa a Venezuela como “una amenaza inusual y extraordinaria a la seguridad nacional y a la política exterior de los EEUU”. Se trata de un instrumento aberrante que se ha empleado para justificar las agresiones contra ese pueblo, porque son contra el pueblo, sin ninguna duda, lo repitió ahora la Cancillería venezolana. Esa orden ejecutiva funciona “como un castigo colectivo”. Y llegan a extremos grotescos, como secuestrar un avión y destruirlo. Para ellos, sin ninguna duda, como diría Iván Karamazov, todo está permitido.
Atilio Boron escribió, indignado, un texto formidable para comentar este capítulo vergonzoso de la política yanqui contra Venezuela:
“La destrucción del avión venezolano de EMTRASUR (…) demuestra con elocuencia el culto a la violencia, la destrucción y la muerte que caracterizan no solo a la política sino a la cultura estadounidense. (…) El goce obtenido por la destrucción de la aeronave (…) habla de la perversión moral que corroe las entrañas del imperio (…), de su prepotencia, de su brutalidad, de su falta absoluta de respeto por las leyes y el derecho internacionales. Martí lo advirtió: Creen en la necesidad, en el derecho bárbaro, como único derecho: יּesto será nuestro porque lo necesitamosיּ. O porque así lo queremos, no importa el daño que causemos a los demás…”
“Creen en el derecho bárbaro como único derecho”, así sintetizó Martí la filosofía del Imperio, en 1891, a partir de la Conferencia Monetaria de las Repúblicas de América, y hoy, más de 130 años después, esa sigue siendo su filosofía. Atilio habla del “goce” obtenido con ese hecho abominable y de la “perversión moral” que implica lo que hicieron con el avión venezolano. Es algo morboso, ese placer de destruir algo que pertenece a un enemigo.
Por supuesto, para los que quieren acabar con la Revolución Cubana todo está permitido. (Es obvio que también contra el pueblo cubano aplican un “castigo colectivo”). Para los que reforzaron el bloqueo contra Cuba en medio de la pandemia, viendo una oportunidad única para aniquilar a la Revolución Cubana, todo está permitido. Para aquellos que nos negaron el oxígeno medicinal y los ventiladores pulmonares, para quienes volvieron a incluirnos en la lista de patrocinadores del terrorismo, para quienes aspiran a rendirnos por hambre, por asfixia, para ellos también, evidentemente, todo está permitido.
Para los que organizaron ayer una nueva provocación contra Cuba con propósitos desestabilizadores, para los que mintieron impúdicamente ayer y mienten siempre, para los funcionarios de la embajada de EEUU en la Habana, quienes, en el colmo del cinismo, manifestaron sus preocupaciones por los derechos humanos del pueblo cubano, para ellos, todo está permitido.
3-Otro asalto a la razón
He titulado estas notas “Otro asalto a la razón”, aludiendo a un ensayo imprescindible que nos dejó el pensador marxista húngaro Georg Lukács. Su título es El asalto a la razón. La trayectoria del irracionalismo desde Schelling hasta Hitler y nos revela cómo la filosofía burguesa rompió con la racionalidad de la Ilustración, fue haciéndose más y más reaccionaria, más y más mediocre, hasta que terminó cayendo en brazos del fascismo.
Es muy evidente que, en la actualidad, en pleno siglo XXI, vivimos otro asalto a la razón, no guiados por Schelling ni por ningún filósofo irracionalista; sino por una industria del entretenimiento que fomenta en los receptores una adicción invencible por los estereotipos y las fábulas triviales, por el impacto abrumador de las redes digitales, por la fragmentación de los mensajes, por la invasión arrolladora de la cultura chatarra.
La carencia de sentido histórico, la desmemoria, el rechazo al más mínimo desafío intelectual, el culto a “vivir el instante” y a todo aquello que es “entretenido”, el vacío, la superficialidad, la tontería, los chismes de los “famosos”, toda esa carga cae día a día sobre las nuevas generaciones y las prepara para recibir el adoctrinamiento del neofascismo y terminar siguiendo a cualquier demagogo.
Hace dos años, en la edición del Coloquio Patria que sesionó en la Casa de las Américas, el compañero Gustavo Borges, de la Venezuela Bolivariana, líder de una de las experiencias más exitosas que hemos tenido en la batalla comunicacional, Misión Verdad, habló del “descalabro de los llamados valores occidentales, pretendidamente globales, fundados en las ideas que inspiraron profundos cambios culturales y sociales en la época de la Ilustración… La libertad, la igualdad, la fraternidad, la supuesta confianza en el razonamiento humano, el combate a la ignorancia, las odas al conocimiento, la razón y el criterio propio. Todas estas ideas (…) están en un colapso probablemente terminal”.
La demagogia fascista, basada en mensajes simples, muy rudimentarios, con una fuerte carga emotiva, en el más puro estilo de Goebbels, encuentra un terreno propicio en la regresión cultural e intelectual contemporánea.
Ignacio Ramonet, en La era del conspiracionismo: Trump, el culto a la mentira y el asalto al capitolio, examina hasta dónde ha llegado el delirio irracional del nuevo fascismo. Hace un repaso de las obsesiones más extravagantes que mueven a los seguidores de estos furibundos movimientos reaccionarios, desde aquellos que creen firmemente en que la Tierra es plana, hasta los que viven alarmados por la conspiración global de criminales y pedófilos del Partido Demócrata, opuestos a los valores familiares y cristianos y a Trump.
Frei Betto, en su conferencia “Redes digitales y educación: el secuestro de la subjetividad por el capitalismo”, dijo que “investigaciones realizadas en Brasil arrojan que los niños y jóvenes enviciados con internet presentan una considerable pérdida de la capacidad de memorización, redacción e interpretación de textos, y de expresión oral. Y muestran cada vez menos interés por la literatura. Saben usar un móvil, pero no siempre saben reflexionar”.
Esto, obviamente, no sucede solo en Brasil. Los resultados de pruebas internacionales que miden las habilidades de estudiantes de enseñanza media certifican los retrocesos dramáticos a nivel mundial en la destreza para el análisis, en la expresión oral y escrita.
Una evaluación de la “comprensión lectora” descubrió que, en Europa, en América Latina, en todas partes, se había descendido en ese índice. Algunos culparon a la pandemia; pero pedagogos acreditados dijeron que el problema es anterior a la Covid-19 y tiene que ver con un modelo educativo que se ha ido haciendo más y más “mediocre”.
El hecho es que, en móviles, tablets, en libros de papel, se lee cada vez menos. Y ha bajado la calidad de lo que se lee. Los libros de autoayuda se han convertido en una plaga. Otra plaga son las memorias que les escriben por encargo a los “famosos” para que luego las firmen y las promuevan. La inteligencia, el pensamiento, la auténtica cultura, el humanismo, están rodeados por una marea densa y opresiva.
Mientras se verifica ese repliegue global de indicadores que miden la calidad de la enseñanza y sus frutos, la estética del reality show contagia a la política, a los políticos, a la vida privada y a la pública. Una vigorosa amnesia inducida provoca el desinterés cada vez mayor por las humanidades y en particular por la historia.
En las redes predomina el intercambio emocional por sobre el diálogo. No invitan a la reflexión. Al contrario, conducen a sus usuarios a reaccionar con furia, rencor, indignación, ante la lluvia incesante de mensajes que cae sobre ellos. A través de las redes, se produce un perverso influjo en la zona irracional del ser humano —y esto es algo que el nuevo fascismo ha aprovechado con mucho éxito.
“El odio permea las redes digitales”, subraya Frei Betto. Además, “pueden asesinar reputaciones, inducir a la violencia, exacerbar el individualismo y el narcicismo”. Hay que impedir, nos dice, “que la cultura del odio prevalezca sobre la cultura del respeto y la solidaridad”.
¿Cómo cerrarle el paso a la cultura del odio? ¿Cómo levantar aquellas “trincheras de ideas” que Martí consideraba más resistentes y eficaces que las “trincheras de piedras”?
Los educadores tienen que luchar contra los efectos negativos de las nuevas tecnologías en la capacidad de concentración de los alumnos, la cual, según muchos estudios, también ha disminuido drásticamente. En este proceso interviene la lógica empresarial de las corporaciones propietarias de las redes digitales, que obtienen ventajas económicas cuando el tráfico se hace más intenso. De ahí que se favorezca la tendencia a pasar rápidamente de un asunto a otro y a rehuir los temas que requieren una mirada más detenida.
Alessandro Baricco habló, con razón, del “surfeo” sobre la información, a partir de la inclinación a deslizarse sobre la masa de noticias y mensajes que llueven sobre nosotros y a no profundizar jamás. La superficialidad y la pereza intelectual son rasgos esenciales de la crisis cultural contemporánea.
4-El pobre de derecha
Fidel, en aquel discurso suyo tan estremecedor del 17 de noviembre de 2005, nos previno sobre cómo la maquinaria de dominación cultural ejercida por las grandes corporaciones y por el imperialismo hace gastos millonarios en publicidad para crear “reflejos condicionados”. Y concluyó: “La mentira afecta el conocimiento”; pero “el reflejo condicionado afecta la capacidad de pensar”. Se adelantó así a los debates que hay en la actualidad sobre los efectos de las redes digitales, que te empujan a la reacción inmediata, abrupta, irracional.
Fidel nos invitó a reflexionar en aquel discurso sobre cómo esos reflejos pueden llevar a mucha gente a opinar contra su propia clase social: “Dicen que ‘el socialismo es malo’, y, por reflejo, “todos los ignorantes y todos los pobres y todos los explotados repiten: יּEl socialismo es malo. El comunismo es maloיּ…”
Expuso así, de modo inmejorable, cómo la suma de la ignorancia y la influencia de los medios y de la publicidad engendra al pobre de derecha, a ese infeliz que opina y vota y apoya a sus explotadores, a demagogos, a fascistas, a quienes lo desprecian y lo utilizan.
Un amigo del capítulo italiano de la Red En Defensa de la Humanidad me decía con dolor que muchas personas pobres de los suburbios de grandes ciudades de Italia se han convertido en seguidores del fascismo. En Francia y en España también se han publicado valoraciones en torno a este tema.
Hace algunos años, un profesor brasileño, de la Universidad de Alagoas, publicó un artículo muy crítico contra ese pobre de derecha, que niega su origen social, sueña con llegar a convertirse en explotador, quiere parecer un burgués “y ladra y se porta como un pitbull en defensa de gobiernos de contenido fascista”. Por Bolsonaro, como se sabe, votó mucha gente pobre, muchísimos empujados por líderes religiosos fundamentalistas que hicieron campaña contra Lula en las redes a través de invenciones absurdas.
Según estudiosos del tema, en Brasil, desde la década de 1950, el protestantismo evangélico se ha extendido por todo el país, y está muy arraigado entre personas negras y pobres, con una fuerte presencia de mujeres.
5-El cristo-neofascismo
El teólogo español Juan José Tamayo ha estudiado los vínculos del fascismo actual con líderes y movimientos religiosos muy reaccionarios. Creó el término “cristo-neofascismo” para identificar la alianza de la extrema derecha “y los movimientos cristianos integristas, que cuentan con el apoyo de dirigentes eclesiásticos críticos con el Papa Francisco”.
Sobre ese tema, en específico sobre la presencia en América Latina de estos cristianos fundamentalistas, Enrique Ubieta le hizo una entrevista a Frei Betto para la revista Cuba Socialista. Según Betto, el fundamentalismo religioso cobró mucha fuerza en los EEUU cuando descubrieron “que a través del evangelismo se podía movilizar a las masas” y “cuando Rockefeller constata que la teología de la liberación es más peligrosa que el marxismo”. Pone como ejemplo a Pat Robertson, “dueño de la Coalición Evangélica y de un sistema de medios de comunicación”, quien “fue responsable de la elección de Bush y ejerció mucha influencia en la elección de Trump”.
Ese fundamentalismo, asegura Betto, manipula a la gente para que llegue a creer “que existe una intervención directa de Dios en la elección de los candidatos”. Se trata de un mandato divino: “Trump tiene que ser elegido porque solamente él es capaz de garantizar que los valores religiosos sean preservados, la lucha contra el aborto, contra el matrimonio igualitario, contra todo lo que huela a comunismo, a izquierdismo, a progresismo”.
El académico e investigador español Juan Pablo Somiedo García, en su valioso estudio “La influencia de la geopolítica estadounidense en la Teología de la Liberación latinoamericana en el período 1960-1990”, se refiere al Informe Rockefeller de 1969 como la primera evaluación crítica de la Teología de la Liberación: la Iglesia ya no es un aliado seguro para los EEUU y se ha convertido más bien “en un centro peligroso de revolución potencial”. De ahí que proponga “contrarrestar la influencia de la Iglesia católica con la de otro tipo de iglesias o sectas protestantes más afines con los intereses de los EEUU en el continente”. Más tarde “se confeccionarían los documentos secretos de Santa Fe (…), la base de la doctrina ético-religiosa de la administración Reagan para el continente latinoamericano”, que debe “combatir por todos los medios a la Teología de la Liberación y controlar los medios de comunicación de masas para contrarrestar la mala imagen de los EEUU en la región”. En 1981 se crea “el Instituto de Democracia y Religión para integrar a todas las iglesias evangélicas y financiar su predicación en el continente”.
“¿Por qué los fundamentalistas han ganado tanto espacio en las capas más humildes de América Latina?”, le pregunta Ubieta a Frei Betto. Betto habla, en primer lugar, del dinero, “tienen mucho dinero, que viene de los Estados Unidos”. Y reciben muchas donaciones, “porque crean toda una cultura de que tu vida va a mejorar si contribuyes más con la Iglesia”. Aparte de eso, prestan una atención “personalizada” a las familias con necesidades.
La idea de la Nación Elegida por Dios de la Doctrina Reagan es heredada y enriquecida por Trump. Su retórica se nutre intensamente del cristo-neofascismo. La amalgama diabólica que suma las doctrinas imperialistas y fascistas al fanatismo religioso se ha expuesto ya con fuerza en la actual campaña electoral de EEUU.
El pasado 24 de junio de 2023, en la convención anual de la Coalición Fe y Libertad, un grupo evangélico muy poderoso, se reunieron los candidatos republicanos a las elecciones presidenciales de 2024. Los que aspiraban a competir con Trump se empeñaron en hacer alarde de su apego irreprochable a los valores cristianos y de diferenciarse de la imagen un tanto heterodoxa del expresidente. Pero Trump fue vitoreado y aplaudido furiosamente y cerró su discurso con un llamado que hizo delirar a sus partidarios: “Juntos somos guerreros en una cruzada justa para detener a los pirómanos, los ateos, los globalistas y los marxistas”. Curiosamente, en esta ocasión, no mencionó a los inmigrantes, que han sido siempre un blanco privilegiado de sus ataques.
Bolsonaro viajó a Israel en mayo de 2016, durante su campaña electoral, para sumergirse en el río Jordán y ser bautizado como evangélico. Adoptó un segundo nombre, “Messias”, el enviado de Dios. A partir de ahí, según un cronista, la voz de Bolsonaro resonaba en todos los mítines “casi como un pastor religioso”: “Brasil por encima de todo, Dios por encima de todos”, un slogan que resulta muy semejante al “Alemania por sobre todo” de Hitler.
Ya sabemos que el rebautizado Jair Messias obtuvo la victoria en aquella contienda electoral de octubre de 2018. Más tarde, en 2022, sus empeños para reelegirse fueron apoyados igualmente por el cristo-neofascismo.
Una periodista de la BBC entrevistó en octubre de 2022 a una mujer que había participado en una ceremonia guiada por un pastor evangélico. Según le contó, el pastor dijo que “debemos proteger el Reino de Dios votando por un candidato presidencial que no cierre todas las iglesias del país”. La falsedad de que Lula, de ser elegido, cerraría las iglesias, la había insinuado Bolsonaro, y sus seguidores se encargaron de difundirla.
En una iglesia local en el estado de Minas Gerais se proyectó un video manipulado de Lula donde decía que “el diablo se estaba apoderando de él”. Luego ese propio video circuló a través de las redes digitales, y hubo mucha gente que lo aceptó como un testimonio real. Otros mensajes falsos afirmaban que un gobierno de izquierda crearía baños unisex para niños y dejaría que la homosexualidad se apoderara del país. “En la iglesia se escucha que, si gana la izquierda, confiscarán las propiedades y enseñarán a los niños de seis años a tener relaciones sexuales”, dijo una politóloga brasileña. Antes, Hadad había sido también atacado en la campaña electoral de 2018 con este tipo de acusaciones disparatadas.
6-Los jóvenes y el nuevo fascismo
Es muy amargo saber que el nuevo fascismo se nutre de gente pobre. Pero lo más amargo es verificar que se nutre de adolescentes y jóvenes.
El espacio alegórico que en la juventud de los años 60 del siglo XX ocuparon figuras que representaban la lucha contra la agresión yanqui en Vietnam, contra todas las guerras imperiales, contra el racismo, contra la moral burguesa y en defensa del amor sin represiones, está siendo ocupado hoy por demagogos de ultraderecha. En ese proceso ha influido la absorción por la industria de la tontería y de la publicidad comercial de gran parte de la poderosa galería de símbolos de la izquierda que se desplegó en aquella época.
Como dijo hace ya muchos años Gabriel Cocimano, “la figura del rebelde compite hoy en las góndolas y escaparates del mercado, y es funcional a sus estrategias”. Y puso un ejemplo doloroso sobre cómo emblemas de la rebeldía de los sesenta pasaron a ser “estrellas del mercado e íconos de la cultura del consumo”.
El mercado ha ido anulando y castrando a los artistas y a los movimientos artísticos que podrían ser peligrosos. Ha ejercido una censura implacable para domesticar a cualquier revoltoso, a cualquier herejía, y para sustituir a los auténticos rebeldes por impostores, por productos aderezados, falsos, vacíos. En la actualidad la eficacia de esta industria se ha multiplicado.
El sistema promueve la fragmentación de las causas emancipadoras para evitar por todos los medios la consolidación de un frente anticapitalista. Genera todo el tiempo modas, marcas, estilos de vida y fórmulas donde se diluye lo esencial y solo se mantiene lo más superficial y asimilable de la vocación contestataria.
En un libro muy documentado, muy útil, La dictadura del videoclip, Jon Illescas analiza este tema y se detiene en el giro que han dado muchos adolescentes y jóvenes negros de los EEUU que ya no se interesan en Martin Luther King, Malcolm X o Angela Davis. Los han sustituido por cantantes afroamericanos. Por supuesto, para el sistema es mucho más conveniente que esos jóvenes admiren a un músico lleno de cadenas de oro, con muchísimo dinero, con automóviles de lujo y un harén con mujeres muy bellas, que a algún luchador contra el racismo y por la justicia social.
El caso del cantante Justin Bieber es digno de estudio. Según parece, era un joven de familia acomodada, muy en su papel de niño bien, hasta que al mánager o al equipo de mánagers se les ocurrió disfrazarlo de marginal, con un atuendo y un vocabulario provocadores. Leí que, después de esa metamorfosis, ganó muchos seguidores y mucho más dinero, él y los mánagers.
Un síntoma muy revelador de la regresión cultural que ha sufrido la humanidad tiene que ver con los intelectuales y artistas influyentes del mundo de hoy. Si en el siglo XIX Émile Zola se convirtió en un paradigma moral con el caso Dreyfus, como lo fue Tolstoi, como lo fue más tarde Sartre, ¿quiénes son hoy esos paradigmas? ¿Tienen algo que decirles a los jóvenes?
Un delicadísimo problema que tienen padres y educadores está asociado a los famosos y a la ética. La fama tiene valor por sí misma, no importa en última instancia por qué alguien es famoso. A la lista de músicos, actores, actrices, modelos, futbolistas, influencers, presentadores de televisión, hay que añadir a narcotraficantes célebres, como el Chapo Guzmán o Pablo Escobar. El Chapo tiene marcas registradas para comercializar pullovers o artículos deportivos; a Escobar se le dedica una especie de parque temático. A esto ayudan mucho las narconovelas, la narcomoda y, en general, la narcocultura.
Los grupos neonazis pueden ser atractivos para jóvenes golpeados por la crisis, confusos, desconcertados, que no ven claro su futuro, que no encuentran respuestas para sus preocupaciones en los partidos políticos tradicionales, que están angustiados en medio del clima de incertidumbre propio de estos tiempos.
Estos grupos neonazis se presentan ante los jóvenes como portadores de mensajes “nuevos”, “modernos”, de símbolos “fuertes”, “viriles”, propios de los “vencedores”. Luchan por detener la disolución moral que implica la invasión de inmigrantes “inferiores”, latinos, negros, árabes, y las conspiraciones de “comunistas” depravados, homosexuales, lesbianas, feministas, portadores de doctrinas extrañas, anticristianas.
Las redes digitales han sido decisivas para influir en las nuevas generaciones desde la ultraderecha. Constituyen un espacio idóneo para la formación de grupos de odio, violentos, que niegan el cambio climático y promueven el racismo, la xenofobia, la misoginia, la homofobia, el anticomunismo más rabioso, el rechazo visceral al “otro”, al que es diferente, al que es, entre comillas, “inferior”.
El 17 de junio de 2023, El Periódico de España publicó una evaluación sobre cómo “el discurso reaccionario se propaga entre redes y móviles de los adolescentes”. Destaca cómo “los móviles de los adolescentes reciben a diario cientos de impactos con mensajes de extrema derecha, debido al ejército de ‘fachatubers’, que es como se conoce a ‘youtubers’ y ‘streamers’ de discurso reaccionario”. Estos discursos reaccionarios “ahora se presentan como lo verdaderamente antisistema o rebelde. De ahí su poder de persuasión sobre los más jóvenes”.
A conclusiones similares han llegado quienes en Argentina han intentado descifrar las claves de la popularidad de Javier Milei entre personas menores de treinta años. Según dicen, para los fanáticos de Milei “el discurso antisistema prima por encima del programa que presenta”.
Más allá del aspecto político del asunto, hay muchos analistas que solicitan que se tomen en serio los llamados a la violencia en las redes digitales contra mujeres, inmigrantes, pobres y el colectivo LGTBI. La tesis, probada tantas veces, de que los discursos de odio anteceden a los crímenes de odio, es motivo de preocupaciones y alertas.
Para muchos adolescentes y jóvenes españoles, que siguen a Vox en las redes digitales y en particular en TikTok, lo más “guay” en este momento histórico es acercarse a los grupos neonazis. Mientras tanto, el periodista Leonardo Bianchi, desde Italia, se pregunta “¿Por qué es más cool odiar minorías?”
Según Bianchi, “Instagram es el verdadero paraíso para la juventud malvada de Italia”. Habría que llamarle realmente “FascioInstagram”: “un mundo lleno de militantes de CasaPound”, que es una organización formada por “los fascistas del tercer milenio”, y “de hooligans de las sociedades deportivas S.S. Lazio y A.S. Roma, y de los más ardorosos fans de Mussolini”. Un mundo también lleno de fotografías de jóvenes que alzan su brazo derecho para hacer el saludo fascista, junto a la imagen de Mussolini. “FascioInstagram” promueve tatuajes con lemas como “Duce (Mussolini) es mi luz”, junto a hachas y siglas como las de la società sportiva, o “club deportivo”, SS, que nos remiten a las “Escuadras de Defensa” o Schutzstaffel.
7- “Buscan el dominio total de las emociones de todos los que vivimos en este planeta”
El gobierno de EEUU cuenta con un poder desmesurado en todos los ámbitos y cuenta también con los instrumentos para legitimar sus crímenes y sus políticas arbitrarias, inmorales e ilegales.
Como dijo Manolo de los Santos hace dos años, en el Coloquio Patria, el imperialismo, aunque debilitado, “sigue manteniendo un dominio militar, un dominio económico-financiero, y como hemos visto en estos últimos días, claramente un dominio total (en las redes digitales). Antes era el 99.9 % de dominio de las redes, ahora sabemos que ya están buscando un dominio unánime, total, del espectro de las redes, y no solamente en las redes, están buscando el dominio total de las emociones de todos los que vivimos en este planeta”.
Las megacorporaciones de la industria cultural e informativa mantienen un control abrumador sobre lo que llaman (o llamaban) “opinión pública”. Ellas deciden quién es el héroe y quién el villano en todos los conflictos. Los representantes del Bien, los que obtienen el aplauso y la gloria, son quienes cuentan con el beneplácito imperial. Los otros, los incluidos en el Eje del Mal, sólo recibirán el castigo que les está destinado.
Martí, con la fundación del periódico Patria, nos dejó un modelo de prensa comprometido desde la raíz con la verdad y con la ética. Y Fidel, nuestro martiano mayor, colocaría entre las ideas centrales de su legado la apelación a “no mentir jamás ni violar principios éticos”.
Defender ese mandato martiano y fidelista resulta imprescindible en medio de la gravísima crisis ética de la actualidad. Hoy la mentira se despliega cotidianamente como un arma de destrucción masiva aniquiladora, letal. Son incalculables las posibilidades que ofrece la Inteligencia Artificial para el engaño y la manipulación.
La maquinaria productora de tergiversaciones, fraudes y falsificaciones lo contamina todo. “Hay una disputa por las palabras”, dijo Marco Teruggi, en el Coloquio Patria de 2022, y, “me parece que hay que reconocerlo, han avanzado, lo que ha significado un retroceso de nuestro lado”. A Milei “lo han utilizado como dispositivo para disputar (…) tanto las ideas como las palabras, para apropiarse de palabras como libertad, así como golpear palabras como es hoy, por ejemplo, el socialismo. Muchas campañas de la derecha plantean la cuestión democracia o comunismo, libertad o comunismo”, observó Marco Teruggi (y en ese momento, hace dos años, Milei todavía no era el Milei que es noticia todos los días).
Es absolutamente cierta la apreciación de Marco: el sistema ha vaciado de sentido muchas palabras para desfigurarlas y apropiárselas y ponerlas en boca de los voceros del pensamiento único como banderas de la reacción y ha distorsionado otras para satanizar de modo permanente a los líderes de la izquierda. Para referirse a ellos se habla de “dictadores”, de usurpadores “ilegítimos”, “represivos”, que están al frente de “regímenes autoritarios, antidemocráticos”.
Todas estas acusaciones se enlazan según el “Principio de orquestación” de Goebbels, es decir, la repetición del mensaje central desde distintos ángulos, desde distintos medios, con tonos diversos; pero siempre, siempre, reiterando la misma denuncia y logrando un enérgico mensaje coral.
En este momento, hay muchos analistas releyendo los Once principios de Goebbels para la propaganda nazi, la simplificación de los mensajes, la vulgarización, la construcción del Enemigo único, la reiteración, la exageración de las amenazas para inducir el pánico y la paranoia, la conexión del discurso con mitos y prejuicios arraigados, etcétera, y están señalando indiscutibles similitudes entre esos principios del fascismo clásico y la demagogia del nuevo fascismo, desde Trump hasta Milei. Hay, sin ninguna duda, muchas similitudes; aunque Ramonet nos advierte que no debemos caer en la tentación de entender esta nueva extrema derecha como una réplica de aquella que irrumpió en la historia en los años 20 y 30 del siglo XX. Sin embargo, en este tema de la retórica hay muchos puntos comunes. Y, por ejemplo, el principio de simplificación, ha encontrado en las redes digitales un espacio ideal para desplegarse y convencer a gente manipulable.
Esta edición del Coloquio Patria se inaugura unos veinte días después de la cumbre fascista que se celebró en Washington: la Conferencia Política de Acción Conservadora (CPAC). Desde la Casa de las Américas difundimos una declaración para denunciar las pretensiones del nuevo fascismo europeo, específicamente español, de echar raíces en Nuestra América (Santiago Abascal, el líder de VOX, habló allí, en Washington, de su delirio de la “Iberosfera” y atacó violentamente a Cuba). Ya habíamos denunciado antes el proyecto del hijo de Bolsonaro, Eduardo Bolsonaro, de crear un foro permanente de la ultraderecha en América Latina, para oponerse al Foro de Sao Paulo y al Grupo de Puebla. Quieren establecer una Internacional del odio, del racismo, de la misoginia, de la homofobia, del desprecio al “otro”. Creo que hay que aprovechar todas las tribunas para llamar la atención sobre este fenómeno y para articularnos los que luchamos por un mundo solidario, por el derecho a la vida, a la paz, a la igualdad, a la justicia, a la auténtica democracia.
En febrero de 2022 el Foro Madrid, una invención de VOX con el respaldo de agrupaciones de ultraderecha de Nuestra América, escogió a Bogotá para hacer su primer encuentro regional de la “Iberosfera”. No fue algo casual: las encuestas arrojaban resultados inquietantes. Cuatro meses después, en junio, serían las elecciones donde resultaría triunfador el Pacto Histórico. Explícitamente, el Foro Madrid presume de ser la alternativa deseada frente al Foro de Sao Paulo y al Grupo de Puebla y un freno a la oleada del “narco comunismo”.
En noviembre de 2022 se reunió como lo hace anualmente, esta vez en México, la Conferencia Política de Acción Conservadora, con una arenga de Trump donde exhortaba a todos los partidos y líderes allí reunidos a proteger a Dios y a la familia del comunismo. Ya, con anterioridad, Abascal había visitado México, y fue recibido por varios senadores del Partido Acción Nacional. Hubo un gran debate, y el PAN se defendió afirmando que no se había firmado ningún acuerdo político.
El Foro Madrid celebró su segundo encuentro regional en Lima, entre el 29 y el 30 de marzo de 2023, para dar respaldo al gobierno de facto de Dina Boluarte y hacer pública su condena contra Pedro Castillo.
8-La Red En Defensa de la Humanidad
Ahora quisiera hacer un paréntesis y dar un salto atrás, veinte años atrás, y recordar que, en el año 2003, cuando Bush declaró la guerra global contra el terrorismo y anunció la invasión a Irak, los grupos extremistas de Miami hicieron manifestaciones bajo el lema “Irak ahora, Cuba después” —y se creó un clima fascistoide en todas partes. Fue en esa coyuntura cuando nació en México la idea de crear una red de intelectuales, artistas y movimientos sociales, impulsada por Pablo González Casanova y otros académicos y escritores. Fidel apoyó de inmediato la gestación de esta red y convocó a una reunión, en un salón del Hotel Palco, de intelectuales mexicanos y cubanos. Recuerdo que Fidel propuso que se llamara “Red Antifascista”, y allí se generó una discusión sobre si se podía emplear ese término cuando el fascismo era un fenómeno históricamente ubicado a principios del siglo XX, etcétera. Fidel no tenía ninguna duda de que estábamos ante un resurgimiento del fascismo; pero no se mezcló en aquel debate y aceptó el nombre que propuso Gilberto López y Rivas, Red en Defensa de la Humanidad. Chávez inmediatamente apoyó también la Red, y se hizo un gran Congreso en Caracas, en diciembre de 2004.
Sería muy importante que esta red de comunicadores vinculados al Coloquio Patria se sume a la Red EDH, sin perder su identidad. Pablo González Casanova insistía en que la Red EDH debía ser una red de redes.
Fidel nos dio muchas lecciones inolvidables en aquellos tiempos en que se metió de lleno en la consolidación de la Red EDH. Una de ellas tiene que ver con una anécdota que Rosa Miriam conoce muy bien, porque fue protagonista del final feliz que tuvo el desencuentro: el hecho es que un intelectual europeo muy cercano a Cuba, confundido por la lluvia de mentiras que le llegaban sobre nosotros, rompió con la Revolución Cubana a través de unas declaraciones muy duras, que, por supuesto, tuvieron mucha repercusión en los medios hegemónicos. Un amigo mexicano le respondió públicamente, y hubo otras respuestas de intelectuales cercanos a Cuba. Fidel nos pidió que tratáramos de aplacar aquella tormenta, que había que diferenciar entre los enemigos profesionales de aquellos que momentáneamente, por una razón o por otra, se distancian de nosotros. Hay que darle tiempo, algo así nos dijo. Y, efectivamente, aquel intelectual le concedió una extensa entrevista a Rosa Miriam, se publicó a doble página en Juventud Rebelde, y vino a Cuba, recuerdo que fue a la UCI, que vio muchas de las obras de la Batalla de Ideas, y se encontró con Fidel.
En estos tiempos, cuando las redes digitales nos incitan todo el tiempo a la ruptura, a la confrontación, a la división, tenemos que recordar la distinción entre los enemigos “profesionales” de los “coyunturales” y no precipitarnos. No podemos olvidar que en sus Palabras a los intelectuales Fidel subrayó: “solo podemos renunciar a los incorregiblemente contrarrevolucionarios, a los incorregiblemente reaccionarios”.
Fidel veía la Red EDH, en primerísimo lugar, como una fórmula para “sembrar ideas” y “sembrar conciencia” frente a la maquinaria de manipulación al servicio del Imperio. Para él, y también para Chávez, esta Red ocupaba un sitio de vanguardia en la batalla comunicacional. Esa frase, sembrar ideas, sembrar conciencia, lo dijo Fidel en enero de 2003, en el evento dedicado al 150 aniversario de Martí, cuando los amigos le preguntaron qué podía hacerse ante la ofensiva imperialista-fascista desatada y el anuncio de la invasión a Irak, con el pretexto de que poseía armas de destrucción masiva y de que tenía vínculos con los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001.
Estamos hablando, indudablemente, de una red antifascista y antimperialista. No podemos olvidar aquello que dijo Juan Marinello, nada menos que en 1927, en Valencia, España, en el Segundo Congreso de Escritores en Defensa de la Cultura: “no se puede combatir el fascismo sin atacar a su hermano gemelo, el imperialismo”.
No debe sorprendernos que el imperialismo y las oligarquías abandonen las apariencias democráticas ahora, en medio de esta crisis múltiple, con el horror del ascenso de China y la amenaza inminente de un nuevo mundo multipolar. La semilla del fascismo está en la médula del sistema capitalista. El sistema acude a los métodos fascistas cada vez que los necesita.
En Chile el fascismo sirvió para degollar al gobierno de la Unidad Popular y, simultáneamente, para implantar de manera férrea el modelo neoliberal. ¿Qué pasó en Argentina en 1976? ¿Qué fue la Operación Cóndor?
En una conferencia que dio Ramonet a finales de febrero, en la Casa de las Américas (que está en el canal de YouTube de la Casa y ha tenido muchas visualizaciones), dijo que una de las causas principales de este rebrote del fascismo es el derrumbe de la clase media después de 40 años de neoliberalismo. Se ha producido un desclasamiento de estos sectores; y la masa de marginados, de desclasados, muy amplia, ha ido a parar al nuevo fascismo. Hay mucha gente confundida, que desconfía de las informaciones que llegan en medio de la jungla mediática. “Antes eran los intelectuales de izquierda quienes denunciaban las mentiras de los medios (nos dice Ignacio). Ahora es el propio Trump el que lo hace”.
Junto a causas globales, subraya Ignacio, “Trump y el trumpismo han tenido un papel determinante en la evolución de esta extrema derecha”. Trump se define como salvador de la cristiandad; porque va a limpiar a EEUU de los nidos de víboras, es decir, de rojos, homosexuales, feministas, inmigrantes, ecologistas.
Hay analistas que observan, como un factor significativo del rebrote fascista, el desencanto hacia la política tradicional, hacia el discurso de los políticos tradicionales, hacia una “izquierda” entre comillas que ha terminado aceptando como inevitable el modelo neoliberal. Javier Couso, en el Coloquio Patria del 2022, compartió con nosotros una triste conclusión: “el periodismo ha muerto, yo creo, porque también ha muerto la izquierda europea, la mayoría de ella”.
Javier habló de la posición de la rectora de una universidad española que pidió a los estudiantes rusos que se marcharan de España (con la advertencia de que no podría garantizarse su seguridad) y comentó el absurdo de una rusofobia que no quiere oír hablar de Tchaikovsky ni de Dostoievski. Y agregó con amargura: “Esa Europa podrida (…), que yo creo que se ha suicidado por optar por ser subalterna de una potencia que declina (…) veremos el surgimiento del fascismo”.
Entre la gente que se pregunta cómo los mensajes ultraconservadores logran influir ahora en personas muy jóvenes, hay analistas que dicen que el conservadurismo se presenta en la actualidad con tonos de contracultura y rebeldía contra el despotismo del pensamiento dominante. Por otro lado, al emplearse todas las plataformas, desde YouTube a TikTok, memes, videojuegos, se forja un sentimiento de comunidad que funciona como aglutinante. Los discursos de ultraderecha convencen a adolescentes que comparten un “sentimiento de agravio”.
De esta necesidad de integrarse a “una comunidad” nos habla igualmente Ramonet en el libro que mencioné (La era del conspiracionismo…) al aludir a la crisis de la identidad de clase que hay en los trumpistas, a su “malestar identitario”. Del mismo modo, la periodista estadounidense Talia Lavin, autora de La cultura del odio, subraya que los grupos neonazis ofrecen “seguridad” a personas desesperadas: las sacan del caos para integrarlas a una “comunidad” y a un mundo donde el Mal y el Bien están muy bien delimitados y muy claros.
9-Fomentar el pensamiento crítico
“A pensamiento es la guerra mayor que se nos hace, ganémosla a pensamiento”, decía Martí. Hoy habría que añadir que esa “guerra mayor que se nos hace” es “a pensamiento”, sí, sin duda, pero es del mismo modo una guerra donde lo emocional desempeña un papel decisivo.
Fomentar el ejercicio del pensamiento crítico, del pensamiento emancipador, frente a todos los espejismos, frente a todas las trampas, es, sin ninguna duda, una de las tareas inaplazables de los que luchamos en defensa de la justicia, la libertad y la auténtica democracia. Solo ciudadanos cultos y libres son capaces de derrotar la tiranía informativa y cultural del imperialismo.
Fidel decía que “el error más grave que puede cometer un revolucionario es el de no pensar”.
10-La historia como campo de batalla
Muy recientemente, el pasado 25 de febrero, un reporte de Almayadeen informó que en varias escuelas de Berlín estaban repartiendo un folleto titulado “Nakba 1948 es un mito”. Una iniciativa típicamente fascista. Negar la historia, distorsionarla, sustituirla por versiones afines a las doctrinas de la dominación, ha sido una obsesión del fascismo y del imperialismo. Y lo han hecho con mucho éxito.
Una de las misiones principales de la industria del cine estadounidense, desde su fundación, fue reescribir la historia, la propia de los EEUU y (en la medida en que el Imperio se expandía) la historia del mundo. Un ejemplo muy relevante, que recuerdo intensamente de mi niñez, tiene que ver con la “conquista del Oeste”: aquella monstruosa operación de etnocidio y saqueo reiteradamente embellecida a través de la producción cinematográfica. Los indios fueron masacrados y expulsados de sus tierras; pero se les presentó como “salvajes” feroces, sanguinarios, y a sus verdugos como “civilizadores”.
A propósito de la guerra de Corea, Hollywood produjo una saga realmente vergonzosa para presentarse falsamente como “vencedores”. Luego enfrentó la tarea (muy espinosa) de curar el llamado “síndrome de Vietnam”.
El saqueo, la conquista, el genocidio de los pueblos considerados “inferiores”, toda la barbarie del imperialismo-fascismo, se presentan como acciones “civilizatorias” y encomiables. Los superhéroes yanquis deben ser admirados y envidiados por nuestros niños y por nuestros adultos infantilizados, ya que simbolizan la Nación Elegida de la Doctrina Reagan. Por otro lado, los íconos de la izquierda, el Che, Lorca, Zapata, Pancho Villa, Frida Kahlo, Tina Modotti, luego de arrancarles su genuino sentido subversivo, son folklorizadas sin piedad.
El macartismo se ensañó en Hollywood y expulsó a todo el que tuviera alguna simpatía por la URSS y por las ideas marxistas. Necesitaban una industria del cine limpia de coqueteos filocomunistas, enteramente leal al sistema. La cultura debía convertirse en la punta de lanza de los EEUU en la Guerra Fría.
Junto al cine, toda la industria cultural hegemónica se ha sumado a la revisión de la historia. Los videojuegos de temas históricos han tenido un hondo impacto en niños y jóvenes. Han funcionado como espacios de colonización cultural y de exaltación de los superhéroes yanquis. Por su carácter interactivo, por propiciar una identificación muy específica —personal, pudiera decirse— de los jugadores con los personajes, este “entretenimiento” en apariencia inocente puede ser mucho más efectivo que otros a la hora de promover una versión de la historia afín al imperialismo.
El investigador español Alberto Venegas ha hecho estudios de mucho interés sobre esta rama de la industria cultural y, en particular, sobre el tratamiento que da a los temas históricos. Para mucha gente, estos videojuegos son la vía principal para aproximarse a la historia. Lo que reciben, como lo demuestra con muchos ejemplos Venegas, es una versión caricaturesca y colonizada de la historia universal, plagada de anacronismos y con el punto de vista occidental como eje central.
Venegas se detiene en tres juegos muy populares, uno diseñado por una corporación sueca y los otros dos por corporaciones estadounidenses, y verifica que han sido concebidos siguiendo la periodización y “una concepción de la evolución única y lineal de la historia según el modelo occidental”. Además, “los contactos con Occidente” son la premisa para la entrada en la historia de los pueblos no occidentales y para acceder al “progreso”. Se establece “la superioridad de valores occidentales” con “estereotipos, como “los bárbaros”, “el fanatismo musulmán”, etcétera, y aplican la expresión “occidentalizar” para aludir a “progresar”, “modernizar”. La cultura occidental es el destino y la meta de la partida. Abrazar los valores occidentales ofrece ventajas a los jugadores.
Hay ejemplos realmente indignantes: “conquistar al pueblo maya o conquistar al pueblo azteca, objetivo que, al ser cumplidos, ofrecen una generosa ventaja al jugador, en concreto obtener 500 unidades de oro el primero y 800 monedas de oro el segundo. Estas ventajas ofrecidas empujan al usuario a tratar de cumplirlas legitimando unilateralmente la historia occidental”.
Estos videojuegos “premian y tratan de encauzar y legitimar los sucesos históricos presentándolos como inevitables”. Otro ejemplo atroz: “presentan ante los jugadores un abanico de posibilidades que pueden llevar adelante los países presentes en el juego, entre ellos, “el lanzamiento de bombas atómicas a civiles”.
Analiza otros casos verdaderamente escandalosos: videojuegos húngaros, polacos, eslovenos, eslovacos, chipriotas que “reproducen la visión estadounidense de la Segunda Guerra Mundial proponiendo como protagonista a un soldado norteamericano borrando así sus memorias nacionales a favor del mercado y situando el Desembarco de Normandía como hecho fundamental del conflicto”.
Con estos videojuegos tan desenfrenadamente colonizados y proyanquis, se explican los resultados de aquella encuesta que publicó Russia Today hace ya algunos años sobre quién había ganado la Segunda Guerra Mundial: solo el 13 % de los encuestados en el 2015 en tres países europeos, Francia, Alemania y Gran Bretaña, creían que el Ejército de la URSS desempeñó un papel principal en la liberación de Europa del nazismo y el 43 % que fue el Ejército de EEUU.
11-El nuevo fascismo reescribe la historia
En la formación del pensamiento crítico que necesitamos con urgencia debe tener un espacio central el conocimiento del itinerario histórico de las luchas independentistas y populares y la capacidad para desmontar las manipulaciones de nuestros enemigos.
El nuevo fascismo trabaja para lavar la imagen de sus antecesores, de Mussolini, de Hitler, de Franco. En el caso de VOX, se remontan a la España de los Reyes Católicos y al llamado “Descubrimiento” y exaltan a Hernán Cortés y a otros feroces conquistadores. No hace mucho, la primera ministra de Italia Giorgia Melloni aseguró, con orgullo, que Cristóbal Colón había sido “un buen italiano”, recordando seguramente las estatuas derribadas del llamado Descubridor a partir de las protestas por el asesinato de George Floyd.
Un ejemplo perturbador de la importancia que otorga la ultraderecha española a la relectura de la historia es lo que el Ayuntamiento de Madrid bautizó, en febrero de 2020 —con un eufemismo difícil de digerir— como “resignificación” del memorial del Cementerio de La Almudena, dedicado a rendir homenaje a las víctimas de la represión franquista.
Por decisión del Ayuntamiento de Madrid, se eliminaron los tres mil nombres de las personas asesinadas allí y los versos de Miguel Hernández. Desecharon igualmente la tarja con las palabras de la carta de despedida de una de las Trece Rosas, la joven Julia Conesa, antes de ser ejecutada contra la tapia del cementerio: “que mi nombre no se borre en la historia”. Y añadió una inscripción que traiciona todo el sentido original del monumento:
El texto con el que el Ayuntamiento decidió sustituir los tres mil nombres, colocado en el centro del primer muro, dice: “El pueblo de Madrid a todos los madrileños que, entre 1936 y 1944, sufrieron la violencia por razones políticas, ideológicas o por sus creencias religiosas. Paz, piedad y perdón”.
De este modo, los crímenes del régimen franquista se diluyen en un homenaje amorfo, retórico y ambiguo. “Paz, piedad y perdón”: un modelo denigrante de “resignificación” histórica.
En Nuestra América hemos asistido a una confrontación permanente entre las tendencias que pretenden negar los crímenes del imperialismo-fascismo y la resistencia de los defensores de la memoria y de la verdad.
El año pasado, en Chile, en el 50 aniversario del golpe fascista contra el gobierno de Allende, se hicieron muy visibles posiciones “negacionistas”. Un diputado, Jorge Alessandri, dijo públicamente “Yo justifico el golpe militar”. Antes, otro diputado, Johannes Kaiser, había dicho que los fusilados por Pinochet en el centro de detención Pisagua estaban “bien fusilados”. Rodrigo Bustos, director de Amnistía Internacional Chile, dijo a EFE que “hemos visto cómo el sector heredero de la dictadura militar ha tenido un discurso muy distinto, reivindicando el golpe, justificando, negando o minimizando las violaciones a los derechos humanos”. Hasta se elaboraron teorías de que el principal responsable del golpe era, de hecho, el propio Allende, por las políticas que aplicó desde el gobierno. Esta tesis se vio desmentida por un documento desclasificado en el que Nixon ordena a Richard Helms, director de la CIA, que hay que impedir que Allende llegue a La Moneda, en 1970, cuando Allende aún no había tomado posesión.
Mario Ranalletti publicó en 2009 un estudio muy riguroso sobre el negacionismo en Argentina, con el título Apuntes sobre el negacionismo en Argentina. Uso político del pasado y reivindicación del terrorismo de Estado en la etapa post-1983. Ranalletti denuncia que una de las tesis centrales es que se trató en realidad de una “guerra” en defensa de los valores cristianos de la nación.
En este momento, con Milei como presidente, este negacionismo puede hacerse más ofensivo y extravagante. Me interesó mucho un análisis de Jorge Alemán de hace unos pocos días, “Fascismo contemporáneo: ¿dónde está el pueblo?”, que se publicó en Página 12 el pasado 3 de marzo. Milei, dice el analista, se ha empeñado en borrar la historia de las luchas populares y difundir la versión simplificada de los 100 años de decadencia. Y nos recuerda que el término “decadencia” siempre fue una pieza clave de la construcción del discurso fascista. Para Jorge Alemán, “el fascismo contemporáneo es el síntoma de que la relación capitalismo-democracia se viene descomponiendo desde hace rato”.
En cuanto a Bolsonaro, debemos recordar que provocó una polémica en abril de 2019 acerca del golpe de Estado de 1964. El hecho es que afirmó, en un telegrama enviado a la ONU, que “no hubo golpe de Estado” el 31 de marzo de 1964 y que los 21 años de gobiernos militares fueron necesarios “para apartar la creciente amenaza de una toma comunista de Brasil y garantizar la preservación de las instituciones nacionales, en el contexto de la Guerra Fría”.
Mientras tanto, el ministro de Educación brasileño anunció una evaluación a fondo de los libros de texto del país “para transmitir una idea verdadera y real de lo sucedido, al defender también que no existió tal golpe”. Unos días antes, el propio Bolsonaro había propuesto celebrar en los cuarteles militares el 55º aniversario de aquella fecha, iniciativa que motivó marchas de protesta. Es decir, no solo “no existió tal golpe”; también hay que celebrar el arribo de gobiernos militares capaces de frenar el comunismo.
El clima cultural de hoy facilita las tesis negacionistas. Se leen superficialmente algunas noticias, muy pocas, y se olvidan rápidamente. Lo que ocurrió hace veinte años suena a prehistórico.
12- ¿Qué hacer?
Releí el libro que publicaron la UPEC y Resumen Latinoamericano con la transcripción del intercambio que se produjo aquel 15 de marzo de 2022, en la 2da jornada del Coloquio Patria, donde se dijeron muchas cosas muy lúcidas, muy profundas, con el sentido de urgencia que exigía aquel momento. Un sentido de urgencia, que, sin ninguna duda, exige este momento.
Me impresionó el testimonio que compartió María Fernanda en ese encuentro: la evaluación que hizo, con mucha franqueza, sobre cómo ella y otros compañeros pasaron de una “subestimación de los procesos de construcción de subjetividad de la derecha” a “una sobrestimación”:
“…empezamos a estudiar en profundidad los mecanismos del neoliberalismo para la manipulación ilegal de grandes volúmenes de datos, ya con Mauricio Macri gobernando la Argentina, y pudimos ver al monstruo cara a cara”; después entendieron “qué era Cambridge Analytica, qué era el uso espurio de la big data, como se manejaba la inteligencia artificial para la manipulación de conciencias a gran escala en el mundo”, en qué consiste “la manipulación de subjetividades (que es mucho más que la conciencia, involucrando sentimientos, sensaciones, involucrando sensibilidades)” y “en principio nos paralizó”.
Para vencer esta parálisis, María Fernanda reconoció “Las enormes fortalezas con las que contamos desde las izquierdas, desde el campo popular, para dar esa disputa de sentido. La derecha solamente con robots puede tratar de competir con los pueblos que toman la palabra”. María Fernanda nos explica, con palabras muy hermosas, que el reto no es solo tecnológico. Es a la izquierda a la que corresponde humanizar la tecnología: “es muy importante que entendamos las enormes potencialidades con las cuales contamos para organizar, fraternizar e impulsar esa expansión de la palabra de los pueblos, para preservar esta sensibilidad aún en esta mutación antropológica que vive la humanidad en relación con las tecnologías de la comunicación. (…) Es vital que podamos humanizar esa tecnología, generar tecnología soberana, una comunicación soberana y sensible, fraterna, que reivindique el amor y las luchas históricas que nos han parido”.
Son palabras muy hermosas estas de María Fernanda, muy auténticas, muy sentidas. Son palabras de angustia y de esperanza.
Los retos que tenemos son verdaderamente desmesurados; pero hay que enfrentarlos con el mismo espíritu con que ustedes debatieron, dos años atrás, en la segunda jornada del Coloquio Patria, sobre cómo enfrentar la ofensiva comunicacional del imperialismo y de la ultraderecha, cuando Rosa Miriam los invitó a “intentar ir dibujando, entre todos, una respuesta a la gran pregunta leninista de qué hacer en las actuales circunstancias”.
Anoto, en síntesis, algunas de las principales ideas derivadas de aquel intercambio tan fecundo del 15 de marzo de 2022:
-Las redes tienen que ser un reflejo real de la movilización popular: si no hay gente en la calle, si no hay pueblo haciendo política propia, no hay nada de qué hablar en las redes. Por eso es la necesidad que tenemos de crear nuestros propios ecosistemas mediáticos y comunicativos (Manolo de los Santos).
-Ningún medio por sí solo, ningún influencer por sí solo, puede vencer todas las adversidades. La pregunta es cómo podemos construir una red que pueda mantenerse activa sin importar qué le pase a algún medio independiente o a un influencer (Becker).
-Uno de los temas más reiterados tiene que ver con aprovechar la fuerza que nos daría trabajar de manera articulada, a eso se refirieron muchos compañeros; la necesidad de articularnos, de actuar con coherencia. Se habló de compartir nuestros análisis, nuestros puntos de vista, de difundir los mensajes que circulan otros compañeros, de pensar y actuar colectivamente, de aprovechar otros espacios y otras redes, como la Asamblea Internacional de los Pueblos, que agrupa más de 200 organizaciones políticas, movimientos populares, sindicatos, partidos, alrededor del mundo, y que tiene una Secretaría de Comunicación, dijo Vivian Fernandes, de Brasil, quien habló también de la Asociación Latinoamericana de Educación y Comunicación Popular, una red de radios populares. Si nos articulamos, dijo Vivian, podremos construir espacios contrahegemónicos y una matriz de opinión contrahegemónica.
-Wafica insistió en desarrollar más los vínculos en el campo mediático, algo en lo que ella ha trabajado en apoyo a la Red En Defensa de la Humanidad, frente a la maquinaria de mentiras y de legitimación del crimen.
-Manolo de los Santos insistió en que “El proyecto socialista tiene que seguir siendo el proyecto alternativo que proponemos al planeta”.
-Dijo, además, que tenemos que extender por todas las vías “la colaboración para romper con el aislamiento, para llegar a otros y salir del círculo vicioso de que somos unos locos en solitario los que enfrentamos al imperio”. Aquí Manolo sintetiza una de las trampas preferidas de la maquinaria: hacernos creer que somos unos quijotes aislados, condenados a la locura y a la derrota.
-Tenemos que combatir la tendencia a impulsar proyectos de articulación coyunturales, que después no tienen continuidad, dijo Vivian Fernandes, que explicó cómo en Brasil se convocan, en determinados momentos, medios de comunicación alternativos, comunicadores, influencers, “y hacemos grandes proyectos juntos, pero son efímeros”, y nos pidió pensar en cómo podemos construir esto a largo plazo, aspiramos a impulsar “procesos revolucionarios”, dijo, no hechos aislados: hay que identificar los elementos que hacen que una articulación de comunicación popular se mantenga fuerte y actuante a lo largo del tiempo.
-Varios compañeros, la propia Vivian, Manolo de los Santos, propusieron que tratáramos de extender nuestra red más allá de la región y que buscáramos alianzas en todo el Sur, “nos olvidamos de la Tricontinental”, dijo Manolo.
-Y Gustavo Borges, director de Misión Verdad, nos recordó que Fidel y Chávez nos propusieron pensar globalmente y no aislados en nuestras pequeñas realidades.
-La importancia de difundir los mensajes a través de todos los medios a nuestro alcance —de esto habló Marco Teruggi. La derecha usa todo el conjunto de los instrumentos disponibles, desde la intelectualidad clásica a los libros de novelas, a un influencer de TikTok. Debemos usar ese espectro de instrumentos. Hay que pensar en cómo se hace una estrategia para posicionar un youtuber, por ejemplo, los youtubers suelen ser de derecha. Cómo se transmiten las ideas, no tiene que ser en los formatos clásicos, los videos de TikTok son un ejemplo.
-La imagen del periodista de CNN, trajeado, es algo que pertenece al pasado. Hay que reflejar el periodismo genuino, profundamente popular, dijo Jerónimo Zarco. De esto también habló Dani Devita: “Hoy por hoy un chico de 15 años se informa con un chico de 15 años que puede estar en el cuarto de su casa. Hay un desprecio por lo institucional, se le ve como mentiroso, como prefabricado”.
-Hay que adoptar una filosofía que no persiga la viralidad, que es transitoria y los medios corporativos la alcanzan con facilidad, dijo Ben Becker: “lo que estamos intentando hacer es crear una base constante con un sentido de comunidad, un movimiento de personas que se unan a un proceso y se sientan identificados con ese proceso y sigan apoyando”. Es decir, construir una vanguardia.
-Hablamos demasiado del enemigo. Nuestras reflexiones en general son muy enemigocéntricas. Tenemos que mirarnos a nosotros mismos, crítica y autocríticamente, para responder al Qué hacer leninista, dijo Santander.
-Varias compañeras y compañeros coincidieron en estudiar nuestras experiencias exitosas, Misión Verdad, por ejemplo, influencers como Bruno y Jerónimo. Tenemos que trabajar colectivamente para construir doctrina comunicacional revolucionaria. Y hay que construir articulación comunicacional revolucionaria.
-Pero tenemos que cambiar la rueda del coche con él en movimiento. Hay que construir la doctrina mientras damos la batalla, dijo Vivian Fernandes.
-Debemos conocer mejor a nuestras audiencias y hacer lo posible por lograr la conexión con ellas, dijo Santander.
-La guerra contra la unanimidad cognitiva del capitalismo exige también modelos y estrategias de guerra híbrida alternativas, dijo Carlos González Penalva. Y añadió: Tenemos que crear un ecosistema de comunicación.
-La necesidad de una alfabetización de la gente, desarrollar la capacidad para decodificar lo que este escenario infocomunicacional propone. Los más jóvenes ven en las redes su fuente de información fundamental, dijo Beatriz Pérez Alonso.
-Necesidad de presentar las noticias contextualizadas. A menudo nos olvidamos del contexto y de la historia, dijo Ana Teresa Badía Valdés.
-Necesidad de buscar renovadas estéticas audiovisuales, dijo la propia Ana Teresa Badía Valdés.
-Tenemos que repensar nuestro propio idioma para este tiempo actual, en esta situación de la batalla, dijo Marco.
-Hay toda una plataforma que hacer para el desmontaje de las operaciones del enemigo, desmontar cómo funciona, dijo Marco.
Hasta aquí las notas que tomé durante la relectura de ese libro.
Quisiera proponer que estudiáramos una iniciativa de Fidel, entre las acciones que podríamos promover, que es algo perfectamente realizable; pero nunca la repetimos por esa misma tendencia a la falta de sistematicidad que decía Vivian Fernandes en aquel taller de marzo de 2022. El 10 de febrero de 2012 Fidel se reunió con más de 100 intelectuales de más de 20 países, vinculados a la Red EDH, que habían venido a la Feria del Libro de la Habana. Fidel quería hablar de los peligros que amenazan al mundo: las guerras y el cambio climático, entre otros. Con ese diálogo se hizo un libro, Nuestro deber es luchar, que se presentó simultáneamente en la Habana, Caracas, Washington, Buenos Aires, Ciudad México, Luanda, La Paz, San Juan, Madrid, Santo Domingo, Kingston y Berlín. En eso trabajaron los grupos de solidaridad con Cuba, nuestras embajadas, intelectuales, académicos, gente del ámbito de la cultura cercanos a nosotros, y tuvo un determinado impacto. Eso podría hacerse perfectamente con textos o con materiales audiovisuales dedicados a esa “alfabetización” de que hablaron varios compañeros, esa capacitación, esa preparación de una comunidad, de una vanguardia.
10-Sin ser optimista no se puede ser revolucionario
Hay que decir que nunca habíamos sufrido una crisis cultural y ética tan devastadora, que ha combinado aquello que vale la pena, aquello que deberíamos preservar, querer y recordar, con un diluvio de mensajes frívolos, irrelevantes, “divertidos”. Nunca la cultura había sido tan degradada a mera mercancía, a mero pasatiempo vacío. Nunca ha sido tan abrumadora la presencia colonial en nuestras vidas y en nuestra subjetividad. Nunca había llegado tan lejos la hegemonía cultural de un pequeño grupo de empresas que obtiene ganancias multimillonarias mientras defiende los intereses del sistema.
Ante nosotros se levantan, con todo su gigantesco poderío, las industrias de la mentira y de la seducción, las corporaciones que controlan las redes, Disney, Netflix, los “famosos”, la OTAN y sus planes para llevar adelante la guerra cognitiva, los cristianos fundamentalistas, las fundaciones al servicio de la CIA, los ricos de derecha y los pobres de derecha, los laboratorios yanquis de guerra psicológica que fabrican las veinticuatro horas de cada día mensajes ponzoñosos contra nuestros líderes, contra nuestros pueblos, contra la causa de la emancipación. Pero junto a nosotros están Telesur, Misión Verdad, la división de comunicación de la Asamblea Internacional de los Pueblos, a The Peopleיּs Fórum y a Manolo de los Santos, que está trabajando sin descanso por la causa de Palestina, a jóvenes influencers como Bruno Lonatti y Jerónimo Zarco, más todas las fortalezas que enumeró hace dos años en el Coloquio María Fernanda Ruiz: “las enormes potencialidades con las que contamos para que podamos humanizar esa tecnología”. Los robots de la derecha no pueden humanizar nada, por supuesto. Nosotros, junto a nuestros pueblos, sí podemos. Y tenemos también esa tremenda fortaleza que mencionó Rosa Miriam hace dos años, al inaugurar aquella jornada del 15 de marzo de 2022, “la buena noticia es que los pueblos aprenden a defenderse luchando”. Recuerdo que esa frase le gustó mucho a Manolo, porque le recordó a Fidel.
En aquella jornada, hace dos años, se hicieron reflexiones muy valiosas. Y nadie aquel día enfocó las respuestas con triunfalismos ni consignas ni retórica. Pero sí con mucho rigor y con aquel optimismo que nos pidió Fidel en junio de 1961, en sus Palabras a los intelectuales: “Creo que sin ser optimista no se puede ser revolucionario, porque las dificultades que una Revolución tiene que vencer son muy serias (dijo Fidel en aquel discurso memorable). Y hay que ser optimistas. Un pesimista nunca podría ser revolucionario”.
La Habana, 18 de marzo de 2024
Fotos: Yaimi Ravelo / Resumen Latinoamericano Cuba.