Contar el exilio desde la infancia: La dramaturga Belén Galain presenta su primera obra, Partir(se)
Por Malena Saito.
“Cuando estrenamos, en noviembre del 2022, la pregunta que me hacían constantemente era ¿por qué hablar de la dictadura? Si supuestamente ya era algo que estaba elaborado, sobre lo que se había escrito mucho. Me decían ¿cuántos años tenés? ¿Por qué escribís sobre esto? Y con el correr de los meses ese cuestionamiento se borró. Lamentablemente cuando lo estábamos trabajando era un recuerdo de un tiempo oscuro y que haya cobrado actualidad es estremecedor. Los discursos negacionistas volvieron a la orden del día. Cuando nos dimos cuenta del impacto, fue tremendo”, afirma Belén Galain, flamante dragaturga que está estrenando Partir(se), un monólogo que se entreteje a dos voces y tematiza la supervivencia.
Se trata de una historia que fue construida con retazos reales de la vida de Ana Bayer, hija de Osvaldo Bayer, y relata lo que fue el exilio de ella y su madre en Alemania durante la dictadura cívico militar. Muestra la vida de Ana como bailarina y a la danza como una manera de procesar el silencio propio del escape y la persecución; una forma posible para no abordar las preguntas que para ella de chica eran imposibles de responder. Dos voces que narran cómo sobrevivieron en el pueblo industrial alemán en el que terminaron parando.
La obra llega a la cartelera después de haber ganado el premio Germán Rozenmacher a la nueva dramaturgia. Lo cual fue motivo de asombro para Belén, ya que se trata de la primera obra que escribió. Además, ha sido seleccionada en el Iati Theater en Nueva York, donde también realizó funciones. El texto fue traducido al inglés y portugués.
El espectáculo nació de un “fracaso” en su sentido amplio, algo que se rompe o estrella y abre una ola de nuevos sentidos. Una búsqueda que comenzó en un punto y terminó en otro. Galain había tenido que viajar a España. Allí iba a estrenar una obra en un festival universitario. No podía hacerlo en Argentina por un tema de derechos de autor. Una vez allí decidió conocer el pueblo de su abuelo: “era una aldea muy chiquita que visitábamos con él por Google Maps, desde Lanús, mientras me contaba sus historias. La cosa es que la conozco. Me impacta un montón y cuando vuelvo tengo ganas de hacer algo con esa experiencia y conocer un poco más de la vida de mi abuelo. Pero no logré sacarle mucha información, empezó a recortar lo que me contaba, no sé si le habrá resultado doloroso o simplemente no tenía ganas de hablar”.
La directora junto a sus actrices
Decidió no empecinarse con la historia familiar y buscar a otras y otros exiliados que quisieran hablarle de sus experiencias. Fue así que dio con Ana Bayer, aunque de pura casualidad. Bayer estaba alquilando un departamento de un amigo de ella, quien le hizo el contacto como si se trata de alguien casi anónimo: “teníamos una cita a ciegas para tomar mate y charlar con una supuesta alemana, que terminó siendo ella”.
A partir de esa entrevista Belén se dio cuenta de que le interesaba indagar cómo se configura el exilio en la infancia. Además de que la convocaba contar el relato de estas dos mujeres, una madre y una hija. Una que sabe de lo que está huyendo y va a ir revelando a su hija lo que pasa, muy de a poco. De hecho, en la obra no aparece nombrado el apellido Bayer. Son dos anónimas.
“Después hice otras entrevistas. Yo pensé que esto iba a ser un proyecto de narrativa, pero quedó ahí en el tintero. La cosa es que en el 2022 yo tenía ganas de hacer una obra con las dos actrices que están, que son Lilian Timisky y Camila Cobas Lamas, con ellas ya había trabajado en proyectos de la EMAD, cuando estudiaba ahí”, afirma.
Pero Galain, otra vez, se enfrentó a los problemas que siempre suceden tras bambalinas en los proyectos teatrales. Tenía dos actrices con las que quería trabajar y una obra que le gustaba mucho, pero de la que no le dieron nuevamente los derechos. “Quería poder cumplir el capricho de trabajar con ellas. Entonces nos reunimos y les digo, no hay obra, no hay nada, solo tengo algunas entrevistas que hice hace un tiempo. Podemos buscarle el potencial dramático. Fue así como un Frankenstein total, armado. Yo iba escribiendo cosas que me gustaban, que me daban muchísimo pudor. Cada hojita que escribía y les daba a las actrices me hacía sentir vulnerable. Pero fue muy amoroso el proceso y luego Paula Fanelli me ayudó a corregirla”, recuerda.
Partir(se) es una mezcla entre la historia de la vida de Ana y el viaje a España de Belén. También es un recorrido por la danza. En Argentina, Ana estudiaba en el Colón, y cuando llega a Alemania pasa por la escuela de Pina Bausch. En la ficción, el personaje encuentra su realización bailando flamenco. Esa es su forma de habitar el deseo. La obra cuenta con la danza como elemento constitutivo de la puesta en escena. La coreografía está a cargo de Gustavo Friedenberg, quien armó un equipo bien compacto para cubrir todas las facciones de la obra: Mónica Romero (bailadora de notable recorrido), Flavio Zuñiga (del mundo de la acrobacia y el jazz ) y Lucía Lacabana (bailarina contemporánea). La música y el diseño sonoro están a cargo de Matius. La iluminación, muy notable, es de Paula Fraga.
La obra estuvo girando también por Estados Unidos: “allá hay una mirada distanciada con el cono sur, no se enteran de que participaron de un Plan Cóndor. Así que, bueno, tuve que explicarles muchísimo el contexto político, agregar didascalias. Sobre todo en Chicago, dónde no hay tantos argentinos ni latinos. En Nueva York la lectura dramatizada fue en la embajada Argentina, y conocí personas que se acercaron a escucharla que se habían ido en la dictadura y seguían allá. Se acercaron a contarme un poco cómo era esa decisión y fue bien interesante la recepción”.
Actualmente, Belén está trabajando en una obra sobre fútbol y herencia. Aunque se confiesa para nada fanática del deporte, “fue como para mí la revolución, decir, yo no quiero ir más a la cancha, quiero ir al teatro. Los domingos me gustaría ir a ver una obra y tomarme el 37 y el 45 e irme a Capital a ver teatro y ya no más la cancha. Fue mi pequeña revolución en la familia, la de hacer otra cosa, inclinarme por lo artístico. Y bueno, si bien mis viejos me apoyaron, tardaron un poquito en aceptar que estaba eligiendo una carrera no muy bien paga”.
Su obra nueva busca enlazar la pasión por el futbol familiar con la suya por el teatro o “los veranos hermosos que pasé en el club El Porvenir, en Gerli, la triada de canchas, estar de lunes a viernes en Independiente, los domingos en Boca y los veranos en el Porve. Así que ando trabajando en eso, en una historia conurbana.” De la que pronto sabremos más. Mientras tanto todos los sábados de junio a las 21hs tenemos la posibilidad de hacer memoria sobre la acción de exiliar, en El Rojas (Av. Corrientes 2038, CABA).