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Frente al futuro de su patria, la mujer venezolana

Por Yaimi Ravelo / Especial desde Venezuela para Resumen Latinoamericano.

Caracas, 9 de agosto de 2024.- Ayary nos abrió la puerta de su casa. El espíritu de Chávez cubría todo el espacio.

Nos recibieron las gorras de innumerables marchas, cada una de ellas marca un periodo en luchas de la Revolución Bolivariana. Desde las batallas junto al Comandante líder, hasta el cierre de campaña del gallo pinto ganador.

El apartamento de Ayary Rojas se encuentra en la parroquia Antímano, donde habita gran parte de los cerros del oeste de Caracas.

“Yo vengo de allí, todas venimos de esos cerros”, nos cuenta la lideresa junto a su ventana.

La ventana de este hogar es custodiada por la bandera de Venezuela, el cerro tras el nuevo cristal parece un cuadro, una obra de arte que le recuerda todos los días a Ayary de donde vino y hacia dónde va.

Esta humilde mujer y su familia viven en un apartamento de lujo, algo impensable para ella y sus amigas cuando corrían por los empinados cerros.

“Aquí está la obra de Chávez, el sentido de nuestra revolución”, con orgullo comenta apoyada en la isla de su amplia cocina.

Urbanismo Jorge Rodríguez (padre)

El coloso de 48 apartamentos se yergue frente a los cerros. Un edificio enorme, de exquisita y moderna arquitectura habitada por 132 venezolanas y venezolanos que enrumban una nueva era.

El 85% de las manos que construyeron la gigante estructura fueron manos de mujer. Ayary Rojas es líder entre sus compañeras.

“El proyecto de construcción del urbanismo Jorge Rodríguez (padre) nació en una asamblea de ‘vivienda venezolana’, nos organizamos en función de los lineamientos de nuestro comandante supremo Hugo Chávez”, relata Ayary, vocera de su comunidad.

“Son 48 apartamentos que se ejecutaron con las manos de mujeres aguerridas, comprometidas con este proceso y que apoyamos incondicionalmente a nuestro presidente Nicolás Maduro.

Este edificio tiene un espacio socioproductivo que lo utilizamos para la distribución de los alimentos básicos. Todas las mujeres que afortunadamente hoy vivimos acá fuimos parte de este crecimiento, tanto de lo que es construir comunidad como reconocernos, tolerarnos y conformar esta gran familia que hoy día somos la asamblea de vivienda venezolana Jorge Rodríguez (padre).

No ha sido fácil, pero tampoco imposible.

“Hemos tenido muchos obstáculos, todos lo saben, empezando con el fallecimiento de nuestro Comandante Supremo Hugo Chávez, más todo el avasallamiento que ha tenido el imperialismo en contra de Venezuela. Lo que llaman por ahí muy fácilmente guarimbas, para nosotros es terrorismo contra el Estado.

Un terrorismo donde hubo asesinato de todo lo que oliera a chavismo, a personas que eran afectos al al chavismo, o que tenían una ideología de izquierda y no apoyaran los planes de la derecha. Siempre se ha sabido que estos terroristas han sido pagados, que hay manipulación y un ataque híbrido, ahora por último un ataque cibernético.”

“Pasamos por apagones, desabastecimientos inducidos -ustedes, los cubanos saben de lo que les cuento-”, asenté con la cabeza y Anayaris continuó con su historia de resistencia con muchos puntos en común con la nuestra.

“También saben de lo que les estoy hablando si les explico lo que sufrimos con esas medidas coercitivas unilaterales que nos impuso el gobierno de los EEUU, o ese bloqueo que nos atacó en la alimentación de nuestro pueblo.

Sabíamos que podíamos salir adelante y aquí hay un pueblo que resiste, somos aguerridos, tal vez porque hoy tenemos una conciencia de clase, lo que significa vivir en un sistema de gobierno democrático, tenemos a nuestros gobernantes de nuestro lado y nosotros estamos con ellos. Ha sido una gran fusión.

Y por supuesto, a la oposición venezolana no le gusta nada, nada que huela a pueblo, a proyectos comunitarios.

“Dentro de nuestra comunidad las mujeres comandamos todo tipo de proyectos, nosotras estamos involucradas con las misiones y grandes misiones que nos permiten desarrollarnos.

Por ejemplo, nosotras nos autoconvocamos para las elecciones, cada una tiene esa conciencia de que es nuestro deber, nuestro derecho y nuestra obligación defender la constitución, es nuestro derecho cumplir con la participación libre y democrática. Donde cada una de nosotras está consciente que sin importar la inclinación política seguimos siendo libres.

Fue extraordinario, fue muy acertado el 1 x 10 x 7, nos funcionó en este importante triunfo frente los planes golpistas de la derecha.”

La base de misiones Jorge Rodríguez (padre) está en un edificio tradicional apostillado, planta baja y cinco pisos, con un diseño creado participativamente por ese 85% de mujeres que lo construyeron. Todas fueron protagonistas en la realización de los planos arquitectónicos fuera del prototipo de la Gran Misión Vivienda Venezuela.

Aunque, reconoce Ayary que el trabajo fue de manera directa y engranado con la gran misión que creó Hugo Chávez para dignificar la vida de venezolanas y venezolanos.

“Lamentablemente estuvimos inmersos en una cuarta república donde nos enclaustraron en los barrios, los cerros, no es que sean malos -aclaró- pero no tenemos las condiciones dignas para vivir bien. El 99% de los que hoy estamos acá, somos de la parroquia Antímano, de esos cerros maravillosos, que si bien es cierto que existe delincuencia… el mundo debe conocer que también tiene un gran potencial de hombres y mujeres muy dignos, de guerreras y guerreros.

Aquí están los hijos e hijas de esos cerros, han visibilizado con su trabajo lo que es ese potencial que existe dentro de nuestra población en los cerros”.

Caracas fue muy golpeada por el cambio climático, las lluvias torrenciales y Chávez se acercó a la parroquia, vió lo que significaba estar en ese espacio de alta vulnerabilidad, de deslizamientos de tierra, quebradas, y con las lluvias se caían muchas viviendas. Hubo una gran pérdida de vidas humanas, más de 25.000 damnificados para ese momento.

En el 2016 Ayary y sus compañeras comenzaron con el movimiento de tierra que dio inicio a la ejecución de la proeza arquitectónica, para el 2017 replantearon el territorio y construyeron las bases de la edificación. En el 2018 las visitó el presidente Nicolás Maduro y orientó que se aceleraran todos los procesos para que estas familias damnificadas disfrutaran de un hogar lo antes posible.

Los objetivos de la obra se cumplieron recortando los tiempos, en medio de guarimbas, apagones y desabastecimiento inducido. En marzo del 2024 se entregaron las primeras 47 viviendas.

“Superamos todas las etapas, a medida que las íbamos superando venía una más fuerte, cuando ya creíamos que estábamos en una posición de tranquilidad o relativa tranquilidad, intentaron arrebatarnos la democracia, este espacio siempre lo defenderemos”.

Ayary Rojas nos abrió también la puerta de su comunidad. Entramos al interior del edificio, un recibidor colectivo resguarda las memorias del proyecto. La pequeña plaza Hugo Chávez es rodeada por los 48 apartamentos, dos altares se levantan hacia las esquinas, Simón Bolívar y Hugo Chávez Frías como guardianes vigilantes junto a la colorida bandera de ocho estrellas.

Las nuevas generaciones recibieron a un pequeño grupo de periodistas que querían conocer el trabajo en las comunidades, el papel de la mujer en los barrios.

Fuimos agasajados con conceptos avanzados, con la cultura ancestral, con el poder feminista, con el amor de un pueblo que hace historia en el nuevo socialismo del siglo XXI, donde la mujer de Venezuela es protagonista de su futuro.

Fotos: Yaimi Ravelo.

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