Estados Unidos: la represión contra los disidentes del sistema
Por Raúl Antonio Capote */ Colaboración Especial
Resumen Latinoamericano
En las décadas de los 60 y 70 en EE.UU., los servicios especiales libraron una gran batalla contra todo aquel que disintiera del estatus quo, ser considerado un «offsider», podía tener graves consecuencias.
La lista de activistas, músicos, managers y promotores, muertos en circunstancias extrañas, es enorme. Jimmi Hendrix, falleció por una sobredosis de drogas cuando ya no era un drogadicto; John Lennon, Michael Jeffrey, Donald Rex Jacson, Elvis Presley, Buddy Holly, Otis Redding, Janis Joplin, Jim Morrison, Mama Cas, Keith Moon, John Bonham, Bob Marley y Sal Mineo, conforman un índice de más de 50 artistas, muertos en situaciones dudosas.
Alex Constantine en el libro Covert War on Rock plantea que «los sectores de la inteligencia respondieron a los movimientos antibelicistas y por los derechos civiles llevando a cabo un programa de asesinatos encubiertos»
Se infiltraron elementos provocadores en las principales organizaciones, pro derechos civiles de las minorías, anti bélicas, estudiantiles, juveniles, feministas y políticas.
Todos y cada uno de los identificados como enemigos del sistema, fueron sometidos a una estrecha vigilancia.
Plantaban falsas historias, lanzaban proclamas apócrifas de corte violento o racista. Utilizaron la desinformación para la realización de eventos y reuniones, donde se enviaban direcciones falsas o dobles citatorios, se cambiaba el contenido de las cartas para crear disgusto y divisiones internas entre los miembros y activistas de los grupos.
Se chantajeó, se acosó constantemente a los dirigentes, se crearon grupos falsos con agentes encubiertos, para realizar acciones que provocaban rechazo en la población. Nada se dejó a la casualidad.
En 1971 la policía y la Guardia Nacional convocadas por Ronald Reagan, entonces gobernador de California, reprimieron por la fuerza a los estudiantes de la Universidad de Berkeley, que junto a voluntarios diversos habían construido el parque del Pueblo en 1969. El parque fue arrasado y sobre él se construyó un parqueo de autos de varios pisos, en un intento por borrar del imaginario el símbolo de unidad y utopía.
Con propósitos similares se creó la woodstockmanía, un gran negocio con el que se vendieron miles de discos, el rock entró en el circuito, se intentó domesticarlo, hacerlo comercial. El cabello largo, los jeans, las sandalias, se convirtieron en moda.
La propaganda acentúo el lado negativo de la contracultura, vendió la imagen de la drogadicción, de la sicodelia, del alcoholismo, desvirtuando la esencia de la lucha anti bélica, de la lucha contra la discriminación racial, contra la intolerancia del sistema. Todo quedó perfectamente enmarcado en sexo, droga y rocanrol.
La CIA y el FBI trabajaron de conjunto para impedir a toda costa, la fusión de la Revolución Política Negra y la Revolución Cultural Blanca.
Todo ese aparato gigantesco de guerra encubierta, iba a ser dirigido también contra la Cuba revolucionaria. La CIA haría todo lo posible por evitar los puntos de encuentro entre el socialismo cubano y la contracultura estadounidense.
Fuente: Imperialismo del siglo XXI: Las guerras culturales.
(*) Escritor, profesor, investigador y periodista cubano. Es autor de “Juego de Iluminaciones”, “El caballero ilustrado”, “El adversario”, “Enemigo” y “La guerra que se nos hace”.
Foto: Festival de Woodstock / 1969