Venezuela: El 24 de enero del 1995, hace 30 años, falleció Jesús Faría
Jesús Faría nació el 27 de junio de 1910 en Borojó, un minúsculo pueblito ubicado en el estado Falcón, donde sobrevivió milagrosamente la miseria y enfermedades, que aniquilaba en masas a los niños campesinos.
A los 14 años comienza a trabajar en los campos petroleros del estado Zulia, conociendo la brutal explotación de las compañías transnacionales.
En 1935, aún analfabeta, participa activamente en la fundación de los primeros sindicatos petroleros, en abierto reto al brutal régimen gomecista.
Fue dirigente de la histórica huelga petrolera del 36-37, primera confrontación del proletariado venezolano con el imperialismo. Después de 45 días de resistencia, López Contreras le pone fin a la huelga mediante un infame decreto a favor de las transnacionales.
En 1936 ingresa a una célula clandestina del PCV, cuando se encontraba vigente la Constitución gomecista, que declaraba a los comunistas “traidores a la patria”. Allí, a los 27 años de edad, aprende a leer, a escribir y a las bases elementales de la matemática.
Bajo la más absoluta clandestinidad participa en agosto de 1937 en la 1ra Conferencia Nacional del PCV junto a figuras como Miguel Otero Silva, Kotepa Delgado y José Antonio Mayobre, entre otros.
En 1937 es electo Diputado a la Asamblea Legislativa del estado Zulia, por lo que es encarcelado por el gobierno de López Contreras.
En los años 40 se convirtió en el máximo dirigente del aguerrido movimiento obrero petrolero, guiándolo sobre posiciones clasistas, consecuentemente revolucionarias.
Participa en las deliberaciones de la Asamblea Constituyente de 1946, presentando el programa de lucha de la clase obrera venezolana, el cual fue rechazado por la mayoría adeca.
En 1947 se convierte en el primer Senador obrero y comunista de la historia del país.
En mayo del año 1950 dirige la gran huelga petrolera, que estremece a la Junta Militar, que había derrocado al presidente Gallegos. Es hecho prisionero y pasa ocho (8) años incomunicado, varios de éstos en calabozos para castigados. Se convierte en el preso de mayor duración en las cárceles de la dictadura, siendo bautizado “el preso del imperialismo”.
Durante su cautiverio fue electo por unanimidad Secretario General del PCV, cargo al cual fue reelecto en forma consecutiva a lo largo de 35 años. Además, fue designado Vicepresidente de la Central de Trabajadores de América Latina (CETAL) por aclamación en el marco de la campaña internacional por su liberación.
Obtuvo la libertad el 24 de enero de 1958 y se pone al frente del PCV y su importantísimo rol de vanguardia en el poderoso movimiento popular que emergió de la insurrección antidictatorial.
En las elecciones de 1958 es electo al Senado, donde lucha por una Constitución sustentada en los intereses populares. Los comunistas no aprueban la Constitución de 1961 y él advierte que ésta pronto será “desvirgada” por los planes represivos de Betancourt, quien poco después de la aprobación de la Constitución, suspende las garantías constitucionales.
Desde el Senado defiende el programa revolucionario del movimiento popular y denuncia la represión adeco-copeyana. En 1963 es nuevamente encerrado en prisión junto a otros parlamentarios, después del golpe de Betancourt al Congreso Nacional.
Permanece en prisión hasta el año 1966, cuando es expulsado del país debido a su precario estado de salud. Pese a las amenazas de los esbirros, al salir del país declara: “mi línea es la revolución, mi línea no cambia, es hasta la muerte”.
En 1968 vuelve del destierro en Moscú y es electo Diputado al Congreso Nacional.
Al inicio de los años 70 combate las desviaciones pequeñoburguesas en el seno del PCV, que dan origen al MAS, encabezado por Pompeyo Márquez y Teodoro Petkoff.
En los años 70 y 80, su lucha está dirigida a la unidad de la izquierda, el fortalecimiento de un frente antiimperialista, la defensa de los trabajadores y la lucha por el socialismo. Su rebeldía y enfrentamiento abierto al imperialismo y puntofijismo le valieron el reconocimiento de los revolucionarios de nuestro país.
En 1983 es elegido nuevamente Diputado al Congreso Nacional.
En histórico discurso pronunciado con motivo del bicentenario del Libertador Simón Bolívar, Jesús Faría expresó:
«Los comunistas, hombres y mujeres de probada abnegación, en nuestra lucha permanente también nos guiaremos siempre por la estela luminosa de nuestro héroe nacional, por su moral cristalina, por su firmeza ejemplar, por su valor personal en el combate.
Si podemos cumplir en el futuro con esta obligación patriótica estamos seguros de que nuestra victoria brillará tarde o temprano como brilló la estrella de Bolívar”.
Jesús Faría muere el 24 de enero de 1995, después de consagrar su vida a la liberación de la clase obrera, a la lucha antiimperialista, al triunfo de la revolución socialista. Fue un internacionalista consumado, ideológicamente fundamentado firmemente en el leninismo y el bolivarianismo.
Miguel Oro Silva expresó sobre su vida y lucha: “…un fruto legítimo del pueblo venezolano, que figurará en la historia contemporánea de este pueblo, como uno de sus más aguerridos combatientes”