Culturales

La escultura de John Chilembwe en Londres, un sombrero contra el imperio

En el centro de Londres, donde las estatuas glorifican a los conquistadores del imperio británico, una figura irrumpe con gesto insurrecto. Sobre el cuarto pedestal de Trafalgar Square, desde 2022, el reverendo John Chilembwe, figura de la resistencia anticolonial africana, desafía la memoria imperial.

La escultura de John Chilembwe, titulada Antelope, fue creada por el artista malauí Samson Kambalu y se convierte en la primera obra del Cuarto Plinto, plataforma en Trafalgar Square dedicada a exhibir arte contemporáneo, que honra explícitamente una narrativa de resistencia africana al dominio colonial. Allí donde durante siglos se celebró la expansión del poder británico, se erige un monumento a la dignidad, a la insubordinación y la memoria de quienes enfrentaron la opresión del poder blanco.

El monumento reproduce una fotografía tomada en 1914, durante la inauguración de la iglesia construida por Chilembwe en Nyasalandia, hoy Malawi, donde aparece junto a John Chorley, quien es enviado como misionero por la colonia británica que dominaba en ese momento. En la imagen original, Chilembwe porta sombrero, violando una norma colonial que prohibía a los africanos cubrirse la cabeza frente a los blancos. Ese simple gesto, profundamente simbólico, fue una afirmación de integridad y una antesala de la revuelta que lideraría un año después.

En la obra de Kambalu, Chilembwe aparece con casi el doble de altura que Chorley. No se trata de una exageración física, sino de una corrección política y estética, un intento de reequilibrar las escalas narrativas de la historia. Kambalu no solo rescata un ícono, sino que interviene la propia espacialidad del poder para dejar un claro mensaje de memoria de los heroes negros de la historia.

John Chilembwe fue un pastor, nacido alrededor de 1870, se formó en los Estados Unidos, en una universidad teológica para afrodescendientes, donde bebió de las ideas de Booker T. Washington, intelectual y líder afroestadounidense que impulsaba la educación y la autonomía económica como estrategias de resistencia, y del pensamiento panafricanista que empezaba a germinar entre las diásporas africanas del siglo XIX. A su regreso a África, fundó la Misión Industrial de Providence y una red de escuelas en las que promovía valores de autodeterminación, trabajo digno y autosuficiencia.

Su proyecto combatió el régimen colonial británico, especialmente cuando denunció el reclutamiento forzoso de africanos durante la Primera Guerra Mundial y las condiciones inhumanas de las plantaciones. En 1915 lideró un levantamiento armado. Fue breve, pero efectivo. Chilembwe respondió a la brutalidad colonial con un gesto tan radical como simbólico, hizo de su iglesia un lugar de resistencia, marcando con fuerza que la dignidad africana no se rendía ante el terror del imperio.

La represión fue inmediata. Chilembwe fue asesinado poco después. Su iglesia, que tardó años en construir, fue demolida en días. Pero su figura se volvió leyenda, reconocido como el primer nacionalista malauí, el mártir de la independencia, el reverendo que resistió en todo momento.

Erigir su figura en Trafalgar Square no es un gesto menor. Este espacio es uno de los centros simbólicos del Reino Unido, poblado de monumentos a reyes, almirantes y generales del imperio. La serie del Cuarto Plinto, un programa de arte público iniciado en 1999, ha buscado contradecir esa solemnidad con intervenciones contemporáneas. Pero Antelope es una ruptura aún más profunda que sigue en pie hoy en día, utilizando el arte como una herramienta poderosa para reclamar la reparación histórica.

Lo que la escultura de Chilembwe propone es una intervención para repensar. Nos interpela sobre qué vidas consideramos dignas de ser recordadas, qué violencias seguimos silenciando y qué resistencias hemos dejado fuera del relato oficial.

Desde Buenos Aires, mirar esa imagen en Londres es también mirarnos a nosotros. Las historias de insubordinación negra son parte de nuestra herencia latinoamericana. Permite preguntarnos acerca de la diáspora africana de la argentina que no olvidó, que no calló, y que sigue encontrando formas de resistir contra el borramiento, la negación y la opresión.

Chilembwe desafió al imperio, lo denunció, lo enfrentó y pagó con su vida. Hoy su figura nos exige algo más que contemplación, nos exige compromiso. Con la memoria, con la verdad y con la lucha antirracista que sigue su legado.

Fuente: Página/12

Foto: Escultura de John Chilemb/ Getty images


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