El 11/J y los necios
Por Graciela Ramírez Cruz / Yaimi Ravelo / Resumen Latinoamericano Corresponsalía Cuba.
…«Dicen que me arrastraran por sobre rocas
Cuando la revolución se venga abajo
Que machacarán mis manos y mi boca
Que me arrancarán los ojos y el badajo
∗∗∗
Será que la necedad parió conmigo
La necedad de lo que hoy resulta necio
La necedad de asumir al enemigo
La necedad de vivir sin tener precio”…
El Necio, Silvio Rodríguez
A un año de los sucesos del 11/J, Cuba en Resumen conversa con jóvenes cubanos de distintas provincias para compartir sus análisis, reflexiones, y su joven mirada desde este presente complejo y la esperanza de futuro.
Pedro Jorge Velázquez, 26 años, egresado de la Facultad de Humanidades de la Universidad Central Marta Abreu de Las Villas. Estudió Periodismo. Vive con sus familiares en Sancti Spíritus, provincia del centro del país.
Fue uno de los organizadores de la Sentada de Los Pañuelos Rojos en el Parque Central de La Habana en noviembre del 2021.
Tiene 25 mil seguidores en Facebook y 12 mil en Twitter, en un proyecto de reciente creación, para la comunicación política en redes sociales desde Cuba, que denominan El Necio. El usuario es @elnecio_cuba.
CR-Un placer saludarte Pedro. El relato impuesto y sostenido por los medios hegemónicos y las redes sobre el 11/J es que la sociedad cubana, principalmente los jóvenes, tomaron las calles espontáneamente en varias ciudades de la isla contra el gobierno y el sistema socialista. ¿Qué pensaste en aquel momento? ¿Qué piensas hoy?
PJV- Recuerdo que aquel día era la final de la Eurocopa. Quienes me conocen saben que yo soy un seguidor del fútbol, me encanta el estilo italiano y, precisamente, Italia jugaba la final. Así que desperté entusiasmado porque era el día del partido; pero también sabía que la situación en las redes sociales estaba tensa con la crisis sanitaria en Matanzas y en otros lugares de la isla, así como el asunto de los apagones.
Entonces, como hago cada mañana, revisé con premura el celular para enterarme de qué se está hablando. Enseguida vi cómo en varios sitios se replicaba una directa de un joven en San Antonio de los Baños que iba por las calles, con muchas personas a su lado, en una manifestación.
Varios meses, anterior a este, habíamos visto ya cómo se intentaba usar las redes sociales como recurso para la movilización popular contra el gobierno cubano, algo a lo que se adelantó el documental La dictadura del Algoritmo, de Javier Gómez Sánchez.
Sucesos como la supuesta huelga de hambre del Movimiento San Isidro, la concentración de artistas frente al Ministerio de Cultura el 27 de noviembre del 2020 y el 27 de enero del 2021, y otros acontecimientos cotidianos eran replicados y amplificados hasta la saciedad buscando reacciones en las calles. Pero no lo habían conseguido: Cuba seguía siendo un país tranquilo y estable.
Recuerdo que ni siquiera me alarmé, ni desperté a mi novia para que lo viera. Pero sí me lastimaba ver aquel joven burlándose de otras personas, mientras decía: “están cagaos”. Esos son hombres y mujeres que pasan las mismas dificultades que él y tienen, seguramente, quejas igual que él; pero no son personas que optaron por la destrucción.
Entonces nada, seguí viéndolo a pesar de que sabía que un video no ofrece una visión objetiva de lo que ocurre, pero hay que estar informado de lo que está pasando. Luego, al rato, mi novia se despertó y ambos comentamos sobre las réplicas que podía tener esa manifestación en otros lugares de la Isla, tal y cómo fue.
¿Qué hice en ese momento? Lo mejor que sé hacer. Comencé a escribir. Yo creo que esa es la forma de liberarme, ser yo y enfrentarme a los acontecimientos. No tuve oportunidad de salir a la calle porque en mi pueblo no ocurrió nada –ni en la ciudad de Sancti Spíritus, tampoco– pero de haber hecho falta ahí hubiese estado defendiendo lo que creo.
Entonces, defendí como pude, desde las redes sociales. Informé, publiqué comentarios que tuvieron impacto, desmentí bulos y fake news con la mayor rigurosidad en el contraste de fuentes porque se trataba de un momento donde la verdad necesitaba demostrarse. Y compartí todas las evidencias de que hay un pueblo dispuesto a salir a la calle para defender su Revolución, así como las muestras de solidaridad que comenzaron a llegar desde todo el mundo. Cuando algunos pensaban que Cuba ya no era importante, miles de personas en decenas de ciudades del mundo salían para decir: “Con Cuba no te metas”, “Abajo el Bloqueo” y “Let Cuba Live”.
Recuerdo que escribí: «nadie aspira a una nación donde todos piensen lo mismo, donde todos se muevan por igual. Nadie puede aspirar a una quietud masiva donde no hayas reclamos, insatisfacciones, quejas…es este un país profundamente cambiante que tuvo que luchar casi un siglo entero contra el colonialismo. Cuando ya habíamos logrado la primera victoria (contra el colonialismo español) hubo una intervención militar y hubo que volver a empezar: murieron 10 mil, 20 mil, 30 mil…murió mucha gente para que en esta patria nunca más mandara alguien que no fuera cubano. Y por la muerte de todas esas personas, muchos de los cuales son los antecesores de los que hoy andamos en esta isla, no podemos entregar nuestra autodeterminación».
CR- ¿Qué sectores de la juventud y el pueblo comparten tu apreciación?
PJV- Cualquiera al que le hable, cualquiera que me escuche, a no ser que sea irremediablemente contrarrevolucionario, va a compartir mis ganas de hacer por Cuba, de entregarme en cuerpo y alma por una nación más justa, más inclusiva, más democrática.
Creo que el sector que comparte mis ideas es el de los agradecidos, el de los sacrificados, el que no sabe olvidar los porqués y los paraqués de la historia. Por estadísticas puedo asegurar que quienes más siguen mis contenidos en redes sociales son jóvenes entre 18 y 35 años, pero agradezco mucho también que me sigan personas mayores que siempre llegan con una visión muy clara de lo que acontece.
Las personas que han comenzado a seguirme lo hacen porque agradecen que yo muestre una óptica alternativa y contrahegemónica de los sucesos en Cuba, no la que se ve en los grandes medios de comunicación o en el entramado de medios anticubanos que se ha creado. Pero más importante, ven en mí a un joven seguro de sus ideas; no perfecto, pero sí convencido: un joven enamorado de la mística y de las certezas de la Revolución.
CR -¿Cómo surge Los Pañuelos rojos?
PJV- Una locura…una verdadera locura de la cual me enamoré. Yo supe de la idea de esta manifestación patriota cuando ya existía un grupo de jóvenes trabajando en ella. Hubo varias propuestas y al final se decidió hacer una sentada antiimperialista que se tenía concebida en la tribuna antiimperialista y terminó siendo, luego de solicitar el permiso, en el Parque Central de La Habana.
Cuando yo entro al grupo que conspiraba aquella idea no sabía que iba a terminar siendo el responsable de comunicación de la Sentada, tampoco que tendría que pasarme varias noches sin dormir concibiendo las ideas con otros amigos. Pero compartía con los demás miembros de aquel grupo la necesidad de estar en la calle en aquel noviembre, donde se intentaba montar una huelga bajo el liderazgo de Yunior García, quien tenía contacto hasta con el terrorista radicado en Miami, Ramón Saúl Sánchez.
Luego, alcanzó una connotación artística y comunitaria, se redimensionó gracias al trabajo de jóvenes con experiencia en el performans y de los consejos de Joel Suárez, del Centro Memorial Martin Luther King, con muchos años ejerciendo la educación popular y las dinámicas barriales.
Compartimos aquella Sentada con héroes como Gerardo, el de los Cinco; con amigos de Cuba como Medea Benjamin, Gloria La Riva, el eurodiputado Manu Pineda y representantes del Movimiento Sin Tierra de Brasil. Con personalidades de los medios de prensa cubanos, la ciencia, el arte y el deporte. Con funcionarios y directivos de las organizaciones de masas. Con muchas personas que se acercaban a preguntar qué estábamos haciendo. Con jóvenes que conocimos en ese lugar y en ese momento. Con músicos como Buena Fe, Annie Garcés, Eduardo Sosa, Rey Montalvo, Arnaldo Rodríguez, Ray Fernández, Fidel Díaz, Raúl Torres y Tony Ávila. Y con el presidente, Miguel Díaz-Canel, que se sentó a nuestro lado a compartir con nosotros.
Luego de terminada, aún no lo podía creer: habíamos estado 48 horas en un parque escuchando canciones, leyendo poemas, haciendo críticas a lo que marcha mal, mojándonos bajo la lluvia, abrazándonos, queriéndonos profundamente, preservando lo que tenía que ser preservado, salvando lo que siempre tendrá que ser salvado.
Luego de eso “Los Pañuelos Rojos” se convirtieron en una identidad, un símbolo con una carga ética y política que los jóvenes asumen y se lo colocan en cualquier lugar del mundo. Se han hecho otras acciones: como la del 8 marzo de carácter feminista en defensa de los derechos de la mujer y ahora se realiza la Semana Antiimperialista en Holguín, donde los pañuelos rojos otra vez alcanzan un protagonismo en los cuellos de los que participan.
CR- ¿Crees que sigue vigente el antiimperialismo en la juventud cubana?
PJV- No soy una persona de hacer lecturas cómodas del momento actual; pero la verdad es que sí. Está muy presente. Pero también hay un asentamiento de las lógicas del imperio, las lógicas de consumo imperiales que tienen su acabado en la cultura y en la sociedad, para así formarnos.
El antiimperialismo está presente en mi generación porque está presente Martí. Todo joven que admire a Martí lo primero que tiene que ser es antiimperialista, porque ese poeta dijo en su carta inconclusa un día antes de morir que todo lo que había hecho y hará (hablo aún en futuro porque Martí vive) es para impedir la expansión del imperio sobre Cuba. Martí fue un vidente y la historia le terminó dando la razón. El imperio nos mira y nos saborea. Porque la conquista de este suelo es también la conquista de la resistencia, la anulación de la alternativa, la ejecución del símbolo de libertad más importante de este hemisferio: eso es Cuba.
Entonces, mi generación sabe que nadie nos puede venir a decir lo que tenemos que hacer y eso es ser antiimperialista.
Ahora bien, no es menos cierto que se impone la idea del sueño americano en muchos jóvenes cubanos que terminan emigrando, más en periodos de recesiones económicas como este. Se ha impuesto también el dinamismo del consumo: el celular de último modelo, el zapato de marca, el bar más caro, la tendencia en redes, lo que se hace viral.
Ante eso no nos queda otra que promover formas de vida y relaciones que, a pesar de que tengan en cuenta las apariencias, promuevan más las esencias. Tenemos que desarrollar nuestra cultura, nuestra identidad y que los consumos artísticos, políticos, comunicacionales estén enfocados a educar, a formar el hombre nuevo y la mujer nueva. Por eso tenemos que tomar la sartén por el mango, aunque esté caliente. Y eso significa no tener miedo a usar nuestros medios y nuestras instituciones para promover y potenciar lo que nos hace mejores seres humanos y aporta al sentido de justicia frente a las grandes contradicciones de este mundo. Lo otro, lo malo, se bota a matar.
CR-¿Te identificas en tu cuenta de Twitter como El Necio, por qué?
PJV- El_Necio es un proyecto que no es personal, es grupal. Las personas lo relacionan conmigo porque soy el rostro, el único conductor que tiene el proyecto hasta ahora; pero puede tener otros en el futuro. Hay un equipo de jóvenes: diseñadores, community managers, editores y una excelente productora que se llama Arianna Álvarez Abalo y creó la idea conmigo.
http://www.youtube.com/c/elnecio
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¡Y pronto en TikTok!
Nos identificamos con ese calificativo por la canción icónica de Silvio Rodríguez. El Necio se convirtió en una declaración de principios para los cubanos sin la cual no podemos vivir: “dicen que me arrastrarán por sobre rocas, cuando la Revolución se venga abajo”. Bueno nos arrastrarán a muchos, moriremos defendiendo nuestro legítimo derecho a ser libres y soberanos.
Las líneas de la canción son esencialmente las del proyecto: “me vienen a convidar a que no pierda”, pero no me importa, yo no quiero ganar estando en el lado de los injustos. “La necedad de asumir al enemigo”, un momento de madurez política donde asumimos quién nos desea el mal, qué intereses y qué personas detrás de ellos, nos quieren someter. Ese es el enemigo y no debe haber miedo a señalarlo. “La necedad de vivir sin tener precio”, es precisamente la que compartimos todos los revolucionarios de este mundo: vivir por la justicia, por las emancipaciones, por igualdad; y no por la necesidad de consumir más y de tener más capital acumulado. “Yo me muero como viví”, bueno, eso y solo eso, no hace falta decir más.
Me llama mucho la atención que las personas que no están de acuerdo con la línea política del proyecto (algunos de los cuales son haters) me recuerden constantemente en los comentarios el significado literal de necio: “tonto, poco inteligente, encaprichado, que insiste en sus errores”…bueno, yo creo que está bien claro por qué Silvio se describió como tal y ahora nosotros lo asumimos: ¿nuestros enemigos no creen que somos eso, unos necios, unos persistentes en los errores, unos tontos? Pues bien, lo somos y con orgullo de serlo. Somos unos necios que hemos elegido el camino distinto –no el que parece más bonito–; elegimos el trillo de las utopías.
CR- Martí, Fidel, el Che legaron a Cuba y la humanidad el pensamiento y la acción anticolonialista, antiimperialista e internacionalista. Brillaron como oradores, propagandistas, comunicadores y constructores de Cuba Socialista. ¿Qué nos dirían hoy ante la arremetida brutal del imperialismo que pretende devorar su obra?
PJV- Martí nos diría: “Viví en el Monstruo y le conozco sus entrañas”; el Che: “No se puede confiar en el imperialismo ni tantito así”; y Fidel: “Desafiar poderosas fuerzas dominantes (…) al precio de cualquier sacrificio”. Lo curioso en este caso y seguramente ya usted se dio cuenta, es que los tres están diciendo lo mismo. Los tres están llamando a entender cuál es el lugar de los revolucionarios frente a las amenazas actuales, que no son muy distintas a las que existían cuando ellos dijeron estas frases.
Creo también que nos pedirían ser revolucionarios, pero revolucionarios de nuestro tiempo que es de la única forma en que ser revolucionario alcanza su verdadera dimensión. Algo que a veces no se comprende a plenitud.
CR- Los mismos que indujeron y financiaron el 11/J apuestan desde el exterior por repetir el escenario de odio y confrontación. ¿Sigue siendo válido el mensaje de Julius Fucick ”Camaradas estad alertas”?
PJV- Por supuesto, son tiempos donde no se puede perder de vista los fenómenos y los acontecimientos, los estados de opinión, las campañas, lo que se teje detrás del telón, la guerra mediática financiada cada vez con más dinero, la batalla por los símbolos, el uso de las emociones como herramienta política, la posición de los artistas y las figuras de influencia, la proliferación de fake news, contenidos superfluos y rostros que en las directas gritan y gesticulan para promover la irritación colectiva.
Todo esto está ahora sobre el tapete. La buena noticia es que son tiempos de transparentarlo todo y como mismo se cuestiona cualquier ínfimo detalle del presidente de la República, también podemos cuestionar otras muchas cosas que están ocurriendo y que antes pasaban desapercibidas. Los dobles raseros ya no se podrán esconder, ni el billete que se recibe, ni los pactos escurridizos, ni los apretones de manos tras bambalinas.
Quien no tenga el valor de defender a los suyos, de denunciar la imposición de un Bloqueo destructivo y asesino, de pensar en la historia de este país, y luego quiera erigirse adalid de la libertad, mientras recibe beneficios fuera de Cuba, sabrá que nosotros lo expondremos y, sin chismes, sin bajezas, le tumbaremos el mito a base de fundamentos y de ideas. Esa batalla no tiene fin, no puede parar. Estar alertas, como dice Fucick, hoy significa, esencialmente, no detenernos, no sucumbir. La resistencia es para toda la vida.
Foto de portada: Heydy Montes de Oca.