Culturales

Cuba: Fidel y el homenaje en el barrio habanero de la Güinera

Por Liset García * / Colaboración Especial para Resumen Latinoamericano.

Santa Camila de La Habana Vieja, un suceso cultural que estremeció hace más de 30 años la barriada de la Güinera, que entonces tuvo el privilegio de tener como espectador a Fidel, volvió a atrapar la mirada atenta de los vecinos, la mejor manera de recordar y homenajear en su cumpleaños 96 al hombre cuyo espíritu los acompaña y a quien tanto deben por las obras que allí fundó.

Otra vez la magia del maestro Huberto Llamas, con su poderosa forma de desentrañar la sensibilidad de la gente, logró atrapar con su puesta en escena de un clásico del teatro cubano, al público reunido, en especial a los niños, quienes disfrutaron de las esencias de una trama con algunos puntos de contacto con su realidad actual, pese a que refleja conflictos de otros tiempos de Cuba, que sigue estando en revolución.

Por Fidel, la humilde barriada de la Güinera vuelve a ser noticia, y el suceso que protagonizaron sus vecinos este 13 de agosto será recordado siempre, igual que las visitas que numerosas veces les realizara el Comandante en Jefe. Las rememora Ileana Macías, la líder natural de ese sitio y una de las fundadoras del proyecto de transformación que se llevó a cabo allí entonces, y que alzó nuevo vuelo hace unos meses.

Como dijo emocionado el poeta y ensayista Miguel Barnet, “Fidel vive aún entre nosotros, y lo vemos en este barrio, donde  se comprueba la capacidad de la cultura para salvar”, aseguró al terminar la puesta en escena, a la que asistió también el ministro de Cultura, Alpidio Alonso.

Varias instituciones culturales unieron sus esfuerzos para hacer posible esta Santa Camila, que ya no pertenece solo a La Habana Vieja, sino a esta comunidad, cuyos pobladores agradecieron las actuaciones de los artistas de la compañía Rita Montaner y Teatro del Sol.

Tantas veces interpretada por las más encumbradas actrices de la escena nacional, la Camila que asumió ahora Yadira Herrera brilló haciendo suyo un personaje que ha marcado la dramaturgia cubana en las últimas décadas. No se quedaron atrás Oscar Ibarra al asumir a Ñico, ni el resto de los actores,  entregados a sus roles y al público.

Quizás sea esta obra, escrita por José Ramón Brene y estrenada en 1962, la que en más ocasiones ha subido a escena en Cuba, varias veces bajo la batuta del Maestro de las Américas, Huberto Llamas.

 

(*) Periodista cubana/ Colabora con Resumen Latinoamericano.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *