EEUU en la frontera sur reina la impunidad y el abuso contra los migrantes
Por Raúl Antonio Capote (*) / Colaboración Especial para Resumen Latinoamericano
En la frontera entre México y Estados Unidos, las violaciones de los derechos humanos son algo corriente, un verdadero azote para las personas que intentan cruzar la línea divisoria entre ambos países, los peor es que la mayoría de los casos quedan impunes.
La Oficina de Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA, por sus siglas en inglés) y la Iniciativa Kino para la Frontera (KBI) acumulan expedientes de cientos de ejemplos de intimidación, acoso sexual y falsificación de documentos.
Los responsables de esos hechos son, casi siempre, quienes deberían cuidar por la seguridad de los emigrantes y velar por el cumplimiento de la ley, los agentes de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza, la mayor agencia civil de aplicación de la ley perteneciente al Gobierno federal de EE.UU.
De las 78 denuncias presentadas entre 2010 y 2022, en el 95 % de los casos no hubo una investigación adecuada ni medidas disciplinarias, en el 35 % de los casos no se tomaron medidas. Solo el 1 % de las quejas dieron lugar a alguna responsabilidad disciplinaria, según informe reciente de la KBI.
En la lista de quejas de WOLA figuran 409 casos de comportamiento abusivo o inapropiado de los agentes estadounidenses.
«Si quieres agua, busca agua en tu país», es el lema de los agentes que sin misericordia usan el bastón y obligan a las personas a regresar a pie por el desierto, refiere El Diario.
Por otra parte, la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) y el Instituto Nacional de Migración (INM) de México informaron del hallazgo de un segundo migrante fallecido en el río Bravo, apenas horas después de haber encontrado otro cadáver en Piedras Negras, ciudad fronteriza con la ciudad estadounidense de Eagle Pass, Texas, donde están las boyas y el cerco de alambre instalados para evitar el paso de migrantes.
El Gobierno mexicano envió una nueva nota diplomática a Estados Unidos, en la que acusa a Texas de violar tratados bilaterales de aguas y derechos humanos, con las boyas y el cerco de alambres que el gobernador Greg Abbott, ha colocado en el río Bravo para evitar el paso de los migrantes.
Es también parte del día a día en la frontera sur, la existencia de patrullas de milicias que se dedican a cazar personas, facciones fuertemente armadas que detienen a migrantes a punta de pistola y a las que se acusa de no pocos crímenes y abusos.
Los grupos paramilitares tienen una larga historia en el desértico sur, desde el Ku Klux Klan en la década del setenta, hasta los miembros de la United Constitutional Patriots, que se caracterizan por la xenofobia, el racismo y el odio con que agreden a las caravanas de centroamericanos.
Según el Southern Poverty Law Center, voluntarios de varias partes del país están dispuestos a “cazar migrantes”. La mayoría de estos hombres son exsoldados norteamericanos, veteranos de Irak, Siria y Afganistán, según datos de la Universidad de Texas.
(*) Escritor, profesor, investigador y periodista cubano. Es autor de “Juego de Iluminaciones”, “El caballero ilustrado”, “El adversario”, “Enemigo” y “La guerra que se nos hace”.
Foto de portada: Getty Images