Culturales

MC Abdul  y sus  rimas por Palestina

Volvieron a ser tendencia por estos días, desgraciadamente, como las noticias sobre los bombardeos en Gaza y las imágenes de los niños muertos sacados entre  los escombros, los videos de MC Abdul, un gazatí  de apenas 12 años que rapea entre las ruinas  de su barrio, que denuncia el genocidio y aboga por la paz.

Como pasó en el mayo de 2021, cuando se firmó el primero, “Palestine”. Entonces, el mundo tornó los ojos a su país con otro enfoque. Más distante del esparcido por los medios occidentales y más cercano al que retratan obras literarias como Amaneceres en Jenin (Susan Abulhawa, 2006), Dispara, yo ya estoy muerto (Julia Navarro, 2006) o Como el viento entre los almendros (Michelle Cohen Corasanti, 2014). Con personajes irreales para historias de verdad.

“Palestine” salió a raíz de la sentencia de la Corte Suprema de Israel que aprobó el desalojo de las familias palestinas del barrio Sheikh Jarrah, en Jerusalén Este. De  los ataques constantes de la fuerzas de seguridad israelíes contra los manifestantes, los demoliciones, los atropellos, y los centenares de muertes de civiles palestinos. Movilizaciones y represalias que se extendieron hasta el aniversario de la Nakba.

Más de 4.000 viviendas fueron afectadas y 66.000 palestinos tuvieron que refugiarse en edificios de la Agencia de las Naciones Unidas para Refugiados Palestinos (UNRWA). La agudización de las disputas provocó acciones armadas del grupo yihadista Hamás y reacciones más violentas de las fuerzas sionistas. El bombardeo de Gaza, dejó unos 200 muertos y más de 1.000 heridos. Fue un anticipo de lo que se ha visto en las últimas semanas, después de otro  asalto de colonos israelíes a la mezquita de al-Aqsa.

“Palestine” es un  tormentoso retrato, poderoso collage de imágenes y palabras. El plano secuencia que sigue  al niño   y al el horror a sus espaldas, lo filmó su padre, quien  colgó el video en YouTube y en Instagram.

“Mi única misión es hacer que la gente escuche, esta está para Sheikh Jarrah, esperando que pueda marcar la diferencia”, entona Abdel-Rahman Al-Shantti  sobre los beats de “Cleanin’ out My Closet” de Eminem. Explica al  mundo el sentir de los palestinos: “¿Quieres ver qué es el dolor?, mira las caras de la gente”. “Imagínate que te sacaran de la única casa que conoces. Rezamos por nuestras almas mientras depredan nuestros hogares”, entona.

“Esta semana ha sido difícil para Gaza. Quiero que el mundo conozca la situación en Palestina”, declaró MC Abdul en la descripción del video. El reconocido músico e influencer DJ Khaled lo compartido en su cuenta  y contribuyó al rápido crecimiento de su visualización.

MC Abdul había comenzado a popularizarse con covers de Drake, de Kool G Rap y temas propios. Entre los más conocido estaba uno  con letras del rapero palestino Waheeb Nasan. De la mano del productor musical irlandés GMCBeats, sacó temas como  “Better Life” o “My Only Way to Voice”’, que no tuvieron el gran alcance de “Palestine”.

Este resultado  hizo que la discográfica y distribuidora musical estadounidense “Empire”, fundada en 2010 por el empresario palestino-estadounidense Ghazi Shami, lo contratara.

Poco después,  lanzó el single “Shouting At the Wall”. “Estoy muy emocionado de mostrarles mi primer lanzamiento oficial”, publicó su Instagram. “Puse muchos de mis sentimientos en este”.

‘’Estoy muy cansado. Anoche no podía dormir y, cuando lo conseguí, escuchaba las bombas en mis sueños’’. “Acurrucado en la esquina de mi habitación, tratando de proteger a mi hermano pequeño”. “Los edificios se convierten en cenizas, pero mi mente está hecha de acero, así que no me cuesta mucho sanar”, son algunos de sus disparos líricos.

En  el video, la cámara capta a MC Abdul mientras  camina entre otros escombros;  a lo lejos, encontramos a unos escolares  paseando sobre las ruinas. La puesta en escena improvisada y el discurso se enfatizan mutuamente.

Filoso el  contraste. Los niños “Shouting At the Wall”no pasean por un parque de Disney, sino entre las huellas de un desastre, sino entre las ruinas de sus sueños. Justin Bieber publicaba videos a las puertas del Teatro Avon, en Toronto, tocando la guitarra cantaba sobre  otras cosas, no contaba de  muertes, de bombas y de destrucción como hace MC Abdul, aun en los Estados Unidos.

“Me gustaría difundir amor entre nosotros e Israel”, declaró Abdul a  RT. “Deberíamos mejorar nuestra relación, no hay motivo para guerras”. Su llamado a la paz,  fue mal interpretado  por algunos de sus compatriotas.  Su padre solicitó al canal de noticias ruso retirar el vídeo, añadiendo que su hijo reclamaba la paz universal y no específicamente con Israel.

“Queremos un mundo sin terror en el que todos puedan actuar algo mejor”, rapea en un digno inglés. “Estoy para contarte que nuestras vidas son duras. Tenemos calles destrozadas y bombas en el patio. Nací en la ciudad de Gaza y lo primero que oí fue un disparo, lo primero que respiré, el olor a pólvora”, aclama el joven versificador, nacido  el mismo año en que una escuela de la ONU en Gaza, como la suya, fue bombardeada por las fuerzas sionistas.

Hace unos días, frente a  la  nueva carnicería en la Franja de Gaza, el adolescente escribió en su cuenta de Instagram: “Ahora mismo, estoy viviendo mi sueño en los EE.UU. Pero ahora mismo, mi familia en Gaza vive una pesadilla”, escribió Abdul. “No puedo evitar sentirme culpable aquí y no poder abrazar y proteger a mis hermanos.”

“Tengo agua limpia, electricidad para cargar mi teléfono y seguridad. No tienen. Por loco que parezca, me gustaría volver a casa en Gaza para estar con ellos, pero no puedo. Mi amigo fue asesinado ayer. Jugábamos a baloncesto juntos. Él sólo era un niño, como yo. Así que ahora mismo, mantendré a mi pueblo y a mi país en mi corazón mientras me creo y me acuerdo de que el espíritu de Palestina es la motivación no sólo de mi música, sino de todo lo que hago. Por favor, rogad por Palestina”.

Más recientemente, circuló  en las redes la denuncia de que las canciones de MC Abdul, vistos millones de veces en el mundo, estaban siendo eliminados de las plataformas musicales globales. No ha de extrañar.

Rimas como las MC Abdul, se han convertido en un arma para denunciar el genocidio que se comete contra los palestinos.  El género, nacido en la violencia y marginación de los estadounidenses, brota como las piedras en el gueto de Gaza.  Porque como repite Abdul, al inicio del video de  “The Pen & The Sword”, “la pluma es más poderosa que la espada”.

Se dice que  el  rap  llegó hasta Gaza  con un grupo de jóvenes palestinos provenientes de Túnez, Argelia y Líbano tras la firma de los Acuerdos de Paz de Oslo y el establecimiento de la Autoridad Nacional Palestina en 1994. El primer de rap gazatí fue producido en 1999 y hablaba, como los de  hoy, del anhelo  de un estado palestino.

Por el 2016, Ibrahim Ghoneim, un rapero local de 24 años declaraba a EFE  que esta música “podría ser un paso para romper el bloqueo israelí y la dolorosa experiencia que la población de Gaza”. Antes de convertirse en rapero, Ghoneim pensó en unirse al islamismo, tomar las armas y luchar contra Israel, después cambió  de idea y se decantó por  este universo del ritmo y las rimas reivindicativas, con el  que  buscaba, dijo, “comunicar al mundo exterior lo que está pasando en Gaza”.

Pero   no solo desde allí o desde Cisjordania, también desde  la diáspora y los campamentos de refugiados desperdigados en la región. “Todas estas realidades, diferentes y, al mismo tiempo, unidas por una misma desposesión, constituyen el ser social de los individuos que han decidido tomar el micrófono para expresarse.”

Adolescentes como  Tamar Nafar o Ettijah, palestinas residentes en el campo de refugiados de Dheisheh, también han alzado su voz por la causa de su pueblo. La británica-palestina Shadia Mansour, “primera dama del hip hop árabe”, combate con sus temas y videos por la unificación de palestina.

Se destaca el caso de DAM, la banda clásica de rap palestino y árabe, formado en los finales de la década de los 90 y presumiblemente los primeros en rimar en árabe y con música del medio oriente árabe. Dentro de sus piezas más conocidas está Meen Erhabi (¿Quién es el terrorista?), que es una denuncia a la hipocresía de llamar ‘terrorista’ al pueblo palestino que toma medidas justas de defensa contra el agresor sionista.

El rapero Tamer Nafar lo ha hecho desde el cuartel del sionismo. “Tamer es el padre del hip hop en Palestina”, dice el intérprete armenio Apo Sahagian. “El hecho de que actúe en Jerusalén es importante porque confronta la política de desvitalización diseñada por las autoridades hebreas para esta parte de la ciudad”.

Como resume Pablo García López, “La producción musical palestina está totalmente ligada a su contexto histórico y sociopolítico. Y este contexto es tremendamente complejo: la diáspora, los palestinos del 48, los palestinos de los Territorios Ocupados, Gaza, Cisjordania, los barrios de al-Quds Este, las ciudades de la AP, los campamentos de refugiados… Todas estas realidades, diferentes y, al mismo tiempo, unidas por una misma desposesión, constituyen el ser social de los individuos que han decidido tomar el micrófono para expresarse”.

Tomado de Cubahora/ Foto de portada: Fotografía del single ‘Shouting at the wall’ (MC Abdul)

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