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Cuba: Julio del 2021, el escenario en que se alcanzó la victoria

Por Raúl Antonio Capote * / Colaboración Especial para Resumen Latinoamericano.

Rememorando un año después los sucesos de aquel Girón en pleno julio, vale reconstruir el escenario en que se dio el enfrentamiento del 11 de julio del 2021, entre aquellos a los que llamó Martí en su momento, personas «sin cintura ni creación», y los revolucionarios que salieron a defender a la patria.

Cuba vivía uno de los momentos más difíciles de su historia revolucionaria, en medio de una pandemia cuyas consecuencias multidimensionales, psicológicas y económicas aún desconocemos en toda su magnitud.

Tan solo en 2021 el Presupuesto del Estado asumió más de 4.300 millones de pesos para el enfrentamiento a la pandemia, de ellos, 596 millones de pesos en garantías salariales; 574 millones en salarios; 1.181 millones de pesos en medicamentos y 246 millones de pesos en alimentos.

En el año 2020 se ingresaron 2.413 millones de dólares menos que en 2019, y en el primer semestre de 2021, 481 millones de dólares menos que en el primer semestre de 2020, con sus principales industrias, entre ellas el turismo, cercanas al cero ingreso.

La oportunidad de presentaba excepcional para los enemigos de Cuba, convencidos que el reforzamiento de la guerra económica y la situación que atravesaba la isla, conformarían la tormenta perfecta que barrería con todo rastro de independencia y socialismo, solo hacía falta empujar un poquito.

El ataque en verdad fue colosal mediante el uso de medios propagandísticos no convencionales y de eficaces «herramientas» de manipulación de las masas, se procuró banalizar y ridiculizar cada acción del gobierno para enfrentar la crisis, escarnecer la investidura presidencial y a las altas autoridades del partido y el gobierno.

Según la CIA, la naturaleza viral de internet dispone de potencial para afectar e incluso cambiar el carácter de una persona en cuestión de segundos, y también su futuro a largo plazo, iependientemente de quién sea o de su experiencia vital.

La gente sometida a este accionar no repara en el rostro del verdadero culpable, y el dinero fluye de las arcas de la CIA para fomentar temores y distraer a la opinión pública, sembrando estereotipos e imágenes distorsionadas, que sirven de nuevas cadenas para sujetarles, cada vez más fuerte a la consecución del objetivo que se busca.

Las balas de esta guerra ya no apuntan al cuerpo, sino a las emociones, las contradicciones y vulnerabilidades. La voluntad del individuo es capturada por nuevas e invisibles fuerzas de ocupación sin que este sospeche nada.

La mentira, la manipulación y el engaño movilizan al colonizado cultural, cuya máxima ambición es vivir en los grandes centros consumistas del imperio, ese que niega su bandera y su historia, diestro en fingir y mimetizarse.

Los cubanos en esos días fuimos victimas de una cruzada que incluyó lo más novedoso del arsenal del imperio estadounidense.

La promoción del caos interno se hizo acompañar de una gran presión internacional de exhortación al respeto de los derechos humanos de los manifestantes, y de la generación de medidas de coerción económica que provocaran inseguridad en la población y así arrastrar a otros sectores a las acciones callejeras.

Otro elemento de la campaña internacional fue la negación de la naturaleza democrática del gobierno, presentándolo como ilegítimo, represivo, antipopular, en fin, una dictadura.

Todas esas acciones diseñadas y llevadas a cabo contra Cuba en esos días, forman parte del manual del llamado golpe suave diseñado por los tanques pensantes del Imperio, que olvidaron sin embargo un elemento fundamental.

Uno de los primeros puntos del Manual de lucha no violenta explica que, con el fin de conducirla, «lo primero que hay que comprender es la naturaleza del poder político». Precisamente, el desconocimiento exacto de este aspecto en el caso de Cuba, los llevó al fracaso.

Los que, por oportunismo o por cobardía, se prestaron para ese juego, los que sin respeto por sí mismos participan en la ordalía convocada por los enemigos de Cuba, se han colocado en las antípodas de su tierra y de su gente.

 

(*) Escritor, profesor, investigador y periodista cubano. Es autor de “Juego de Iluminaciones”, “El caballero ilustrado”, “El adversario”, “Enemigo” y “La guerra que se nos hace”.

Foto de portada: Archivo EPA.

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