Internacionales

En Bolivia la barbarie tiene nombre

Por Raúl Antonio Capote* / Colaboración Especial para Resumen Latinoamericano.

El pasado miércoles, el gobernador de Santa Cruz, Luis Fernando Camacho, fue detenido por la Policía cuando se encontraba cerca de su domicilio.

Tras conocerse la captura, integrantes del Comité Cívico Pro Santa Cruz y de la Unión Juvenil Cruceñista, se organizaron para tomar los aeropuertos de El Trompillo y Viru Viru e impedir el despegue de las aeronaves, entre otras acciones contra instituciones del Estado.

El ministro de Justicia de Bolivia, Iván Lima, informó este viernes que hay siete investigaciones abiertas por los ataques a oficinas gubernamentales por parte de seguidores del Gobernador, que se encuentra detenido desde el pasado miércoles por su participación en el caso Golpe de Estado I, que investiga las acciones contra el Gobierno de Evo Morales.

Violencia en Santa Cruz

Un grupo paramilitar ha marcado pauta en las acciones contra el partido Movimiento al Socialismo (MAS), el pueblo boliviano, sus instituciones democráticas y los movimientos sociales: la Unión Juvenil Cruceñista.

El papel de esta organización en la generación del caos, con el objetivo de paralizar la acción del pueblo, ha sido fundamental,

La Unión fue creada el 7 de octubre de 1957 y ha hecho de la violencia extrema, del racismo y del anticomunismo una forma de vida a la que se han consagrado con el fanatismo típico de las organizaciones fascistas.

Existen gracias al apoyo de la dirigencia de las instituciones cruceñas, de la élite empresarial de Santa Cruz y del silencio cómplice de los medios de comunicación privados. Los «unionistas», como también son conocidos, utilizan el «amedrentamiento social» para lograr sus objetivos.

El grupo, con base en la ciudad de Santa Cruz de la Sierra, se autodefine como cívico y autonomista, pero la Federación Internacional de Derechos Humanos lo ha descrito como “un grupo paramilitar fascista”.

Esta organización forma parte del Comité Pro Santa Cruz, apoya al movimiento autonomista de Santa Cruz y ha contribuido a la formación de grupos violentos en toda la región de la llamada “media luna” y de otras del país.

La Unión Juvenil Cruceñista es el brazo armado del Comité Cívico Pro Santa Cruz, encargado del adoctrinamiento y del amedrentamiento de la población. La mayoría de sus afiliados son jóvenes menores de 30 años, algunos de ellos han sido procesados judicialmente con relación a hechos de violencia racista.

Muchos la creían extinguida después de los sucesos de 2006, 2007 y el intento de golpe de 2008, pero en octubre de 2019 la Unión volvió a levantarse, esta vez mucho mejor organizada.

Los grupos violentos se extendieron por todo el país, amenazando y agrediendo a los líderes sociales y en los días del golpe actuaron siguiendo las listas de “traicioneros”, previamente elaboradas. No buscaron nunca una segunda vuelta electoral, ni anulación de elecciones. Ellos salieron a tomar revancha, a tomar el poder.

No referimos a la organización paramilitar de la élite cruceña, destinada a defender intereses oligárquicos, su narrativa profundamente racista, “adornada” con elementos seudocristianos y de intransigencia religiosa, dan la medida de ante quiénes estamos y a quiénes representan.

(*)  Escritor, profesor, investigador y periodista cubano. Es autor de “Juego de Iluminaciones”, “El caballero ilustrado”, “El adversario”, “Enemigo” y “La guerra que se nos hace”.

Foto de portada: Ipa Ibañez / AP.

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