Culturales

Enro: “A través de la fotografía descubrí lo que antes era invisible para mí”

Por Roberto Chile.

“Se atrevido, se diferente, se poco práctico, se cualquier cosa que asegure tu objetivo y tu visión imaginativa frente a los jugadores seguros, las criaturas comunes, los esclavos de lo ordinario”.
Peter Lindbergh

Cuando se unen talento y juventud, lo que queda es andar, hacer caminos, bregar. Eso hace Enrique González, o Enro, como se le conoce en los medios. Con su cámara al hombro y sus piernas ágiles, se lanza a la calle a “fotear”. Si no hay sucesos que reportar, hay la vida, y esa siempre ofrece cosas interesantes y nuevas.

—El fotoperiodismo es una de las profesiones más bellas y más comprometidas que existen. Un fotógrafo necesita creatividad, estilo, elegancia, ingenio, oficio. Además de valor, energía, astucia… y que te acompañe la suerte.

Así vemos, a través de su lente, trozos de existencia de esta Cuba nuestra, ángulos poco percibidos, porque Enro se atreve a descifrarnos enigmas del mar, de la ciudad, de los tiempos que vivimos, con una mirada fresca, diferente y audaz.

—Cuando elegí ser fotorreportero lo hice porque es una de las pocas profesiones que te permite estar en el centro del acontecimiento. Te da la posibilidad de vivirlo y sentirlo.

Fotografía diversa, espontánea, lúcida, fruto del rigor profesional y el talento de un joven que encontró en la cámara fotográfica su camino y su destino.

Infinito / Foto: Enrique González (Enro)

—De ingeniero mecánico en aeronáutica a fotógrafo ¿Cuál fue la chispa que encendió tu vocación por la fotografía? ¿Cómo llegaste a ella o cómo ella llegó  a ti?

—Me gustaría pensar que la chispa siempre estuvo ahí, que no sabía de su existencia y que un día simplemente brotó. Pero lo real es que fue la fotografía quien llegó a mí, y fue sin esperarlo, sin intención, sin proponérmelo.

En el 2012 me gradué en el Instituto Técnico Militar José Martí como Ingeniero Mecánico en la especialidad de aeronáutica y ese mismo año comencé mi vida laboral en la empresa Cubana de Aviación. Trabajé allí del 2012 al 2015, y en todo ese tiempo jamás tuve inclinación por la fotografía. Después de la aviación, mi actividad laboral dio un giro hacia el comercio exterior. En 2017 surgió una propuesta relacionada con la fotografía y la rechacé. Siempre fueron los aviones mi mayor motivación, pero después de aquella propuesta de trabajo, y el haberme negado por no tener conocimientos sobre el tema, se me ocurrió descargar de internet un libro sobre fotografía, un manual puramente de técnica y composición fotográfica, y por ahí comenzó todo.

Por aquellos días empezaba a trabajar en la empresa ASTOC, del ICRT, donde se construía en ese momento un estudio de televisión, que es actualmente donde se filman la mayoría de las novelas y el programa humorístico “Vivir del cuento”. Entonces en mis tiempos libres ayudaba a Víctor Torres, director de programas de televisión, quien estaba al frente de dicho estudio. Fue él la primera persona con la que comencé a hablar sobre fotografía.

Me asignaron una cámara fotográfica para que documentara los trabajos de construcción y producción, y fue entonces cuando tuve la oportunidad de materializar algunos de los conocimientos que había adquirido por mi cuenta.

Un día decidí salir a la calle y comenzar a tomar fotografías. Así surgió la magia, porque empecé a ver las cosas de una manera diferente, a prestarle más atención a los detalles, a los gestos de las personas, a sentir los colores. A través de la fotografía descubrí lo que antes era invisible para mí.

Entonces matriculé en la Academia de Arte y Fotografía Cabrales del Valle y fue allí donde verdaderamente comencé a profundizar en el estudio del arte fotográfico. Las clases, aparejadas con el ambiente que se respiraba en la academia, encendieron en mi la hoguera de la fotografía. Allí aprendí los distintos géneros y estilos fotográficos, apreciación, semiótica de la imagen, historia de la fotografía. A la par comencé a estudiar la obra de grandes fotógrafos que poco a poco se convirtieron en mis referentes. Hasta que un día no quise limitarme más a hacer fotografías solo como hobby y a tener que esperar el fin semana para hacer fotos, y en el año 2020 comencé a trabajar en la prensa como fotorreportero.

Futuro / Foto: Enrique González (Enro)

—De 2020 a 2022 en Juventud Rebelde y actualmente en Cubadebate, ¿qué es lo que más te motiva de la fotografía de prensa? ¿Cómo asumes la profesión?

—Cuando decidí dedicarme por completo a la fotografía, la visión que tuve de mí mismo fue como fotorreportero. Pienso que en parte haya sido gracias a mis referentes, pues todos de una forma u otra tienen un gran vínculo o están ligados al fotoperiodismo: Corrales, Korda, Salas, Tito, Cartier-Bresson, Eugene Smith, Cappa, Peter Turnley, entre otros. Lo hice porque es una de las pocas profesiones que te permite estar en el centro del acontecimiento, te da la posibilidad de vivirlo y sentirlo, y no es que tengas que volver con imágenes perfectas, sino, que tienes que apasionarte con lo que estás haciendo, entenderlo y transformar esas impresiones en imágenes que transmitan tus visiones al espectador.

El fotoperiodismo es una de las profesiones más bellas y más comprometidas que existen. Un fotógrafo necesita creatividad, estilo, elegancia, ingenio, oficio. Además de valor, energía, astucia. Y que te acompañe la suerte.

Juventud Rebelde para mí fue una escuela, allí coincidí con Moreno, quien era el jefe de fotografía en ese entonces, y desde los primeros días surgió una buena relación de trabajo entre nosotros. Moreno debe haber visto en mi a un joven con muchos deseos de trabajar, de aprender, de hacer fotografía, alguien que cambió su profesión por puro placer.

Conocí, además, a magníficos periodistas con quienes mantengo una gran amistad: Pepe Alejandro, Juan Montoto, Roberto Suárez, Yuniel Labacena, Marianela Martín, entre otros.

En el periódico tuve la oportunidad de moverme casi siempre con la dirección de la UJC Nacional y cada expedición que hacíamos a provincia era un viaje a la historia de Cuba.

Por iniciativa personal ya había subido el Turquino, pero estando en el periódico pude visitar Bayamo, La Demajagua, Las Coloradas, el Moncada, Yaguajay y, por último, La Plata. Cada viaje era una experiencia tremenda, que no la hubiese vivido, quizás, en un buró o en un departamento como solía trabajar antes, o en un hangar reparando aviones. La fotografía de prensa me ha brindado la posibilidad de acercarme a la historia, de viajar, de recorrer esos senderos por los cuales anduvieron Fidel, Camilo, el Che, y cada uno de los rebeldes.

A finales de 2022, en septiembre, justo el día de mi cumpleaños, me propusieron comenzar en Cubadebate. Había una vacante y estaban valorando los posibles aspirantes, y sinceramente, fue un orgullo y una satisfacción enorme, que fuese yo el primer fotógrafo al que contactaron. Desde antes de comenzar en la prensa, Cubadebate era el medio que siempre había seguido, sin dudas es el que más alcance y visualidad tiene, y entrar en ese equipo fue un premio.  El compromiso desde entonces se hizo más grande.

 

—En tu breve y a la vez acelerada carrera como fotógrafo, has alcanzado logros que indudablemente te motivan a continuar ese camino. ¿Qué sueños te desvelan? ¿Qué metas te has trazado en tu vida profesional?

—La primera meta que me propuse cuando me decidí por la fotografía, fue que valiese la pena dejar mi puesto de trabajo como Comprador Internacional en la empresa Caribbean DryDock Company, para comenzar en la prensa nacional como fotorreportero. Tres años después de haber tomado esa decisión, siento que hice lo correcto, que encontré mi camino.

Mis metas futuras son aprender más, perfeccionar cada vez más mi trabajo, realizar mi primera exposición personal, afiliarme a la UNEAC y, la más importante, lograr que al menos una fotografía mía pase a la historia. El resto es seguir disfrutando cada día de lo que hago, trabajar en algún proyecto en el que pueda abordar temas sociales, un proyecto que sea más bien de carácter documental y con el que pueda aportarle algo a la Patria.

 

—¿Cómo despliegas tus inquietudes creativas fuera del marco de Cubadebate?

—Paralelamente a mi trabajo en la prensa, estoy vinculado a un proyecto de fotografía llamado Lente Artístico, que está integrado por excelentes fotógrafos. El principal objetivo de ese proyecto es la fotografía de Arquitectura y Patrimonio. Lente Artístico me ha dado la posibilidad de mostrar mi obra en diferentes espacios, ya sean galerías, exposiciones colectivas, concursos, y me ha permitido un acercamiento con artistas del lente de prestigio dentro y fuera de Cuba.

En todo este tiempo he trabajado en varias series fotográficas, te destaco una puramente artística titulada: “Fugas” con la cual he logrado varios reconocimientos.

A raíz de la pandemia comencé a trabajar en una serie sobre Cojímar, titulada “Esta es mi casa”, en la que me he dado a la tarea de documentar cómo es la vida en Cojímar, su gente, los lugares históricos, las tradiciones, los pescadores, la fauna, el día a día. Todas las fotografías de esta serie son en blanco y negro y me gustaría pensar que algunas guardan algún tipo de relación, de coincidencia, con algunas de las fotografías tomadas en Cojímar por Raúl Corrales.

Una parte de esta serie se encuentra en un libro digital elaborado por la Editorial BEXautores de Argentina, lo cual ha sido para mí un importante estímulo.

Recientemente tuve la oportunidad de participar en una exposición de 15 fotógrafos cubanos y 15 fotógrafos italianos: ‘Miradas Compartidas’, evento fotográfico que se realiza de forma anual.

El escudo / Foto: Enrique González (Enro)

—¿Qué emociones te trae esta fotografía tuya que tanto aprecias del desfile del Primero de mayo de 2022?

—Después de las restricciones que existían debido a la pandemia y los dos años que llevábamos sin poder desfilar el primero de mayo, me tocó cubrir por primera vez, un acto multitudinario en calidad de fotorreportero. En los últimos años había llevado siempre a la Plaza una cámara fotográfica, pero esta vez era diferente, ahora mis fotos serían publicadas, algo que tanto había deseado. Por primera vez durante el desfile podía moverme por los diferentes puntos de la Plaza y ver desde distintos ángulos a cientos de niños, jóvenes, ancianos, desfilando unos tras otros. Me impresionó el sonido de fondo, el entusiasmo revolucionario, las consignas, las congas, con su carga de decibeles que ponen el corazón en resonancia y en un segundo te convierten en el santiaguero más santiaguero.

Me hago la idea de que los desfiles anteriores eran más lentos y recordaba a mi papá, llevándome en sus hombros, aferrado al contén de la derecha para ver de cerca a Fidel. Entonces, de pronto aparece ante mí aquella mujer alzando una fotografía del Che. Era la foto de Korda, pero me pareció tan natural, que sentí como si el Che estuviese de nuevo allí en la Plaza. Creo haber sentido algo muy parecido a lo que sintió Korda al hacer ese retrato, pues a mí también me tomó de sorpresa, y la verdad, la mirada del Che en ese retrato es tan fuerte que sorprende a cualquiera. Entonces, tomé la foto.

De todas las fotografías que hice ese día, esta fue la que más me impresionó, la tuve de portada durante todo el año, pues para mí fue como si hubiera retratado al Che, el hombre que más admiro, junto a mi padre, claro, con el cual siento una conexión espiritual enorme: sus ideas, su espíritu aventurero, su internacionalismo, su intransigencia revolucionaria, su pasión por los aviones, y para mayor alegría mía, su devoción por la fotografía, todo eso y más, pasó por mi mente en la fracción de segundos en que tomé esa instantánea.

Galería de imágenes de Enrique González (Enro)

Mi Che

Torrente

Abanderado

Cubanía

Iluminado

Aguas inquietas

Regata

Incertidumbre

Al combate

(*) Roberto Chile. Premio Nacional de Periodismo José Martí, 2019. Documentalista y fotógrafo. Durante más de 25 años acompañó a Fidel Castro en sus recorridos por Cuba y el mundo, documentando el constante ejercer de su obra. Al decir del historiador Eusebio Leal, “Roberto Chile ha sabido forjar una imagen singular, siempre digna y luminosa de Cuba. Sus imágenes conforman un universo de fe y espiritualidad, perceptibles para aquellos que, como él, son capaces de amar”.

Tomado de Cubaperiodistas / Foto de portada: Roberto Chile.

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