“AGUILAS NEGRAS”, irrumpen en escena los paramilitares de Patricia Bullrich. ¿El gobierno no piensa hacer nada?
Por Juan José Salinas
El programa de C5N que conduce Mauro Federico dio a conocer la existencia de un grupo paramilitar de extrema derecha llamado Águilas Negras con base en Catamarca y cuyo jefe, un ex (efímero) miembro del Ejército, se llama Carlos Omar Chrystuik Kondriatuk (foto) y sus seguidores/reclutas lo llaman general.
El mismo que se saca fotos amorosas con Patricia Bullrrich.
Ya antes, Página 12 había dado a conocer la existencia de este grupo filonazi, pero su nota merece un comentario.
Lo que me motivó a escribir este post es una tontería: la recurrencia de nombres, puesto que a fines de 1974, en el Regimiento 3 de Infantería “General Manuel Belgrano” donde cumplía el servicio militar obligatorio, me convocaron a formar parte de un escuadrón llamado así, Águilas Negras, con el objetivo de combatir contra la “Compañía de Monte Ramón Rosa Jiménez” del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) que estaba operando en Tucumán.
Nos comenzaron a instruir en trepar y bajar por gruesas sogas porque se suponía que para enviarnos a Tucumán (todavía no había comenzado el “Operativo Independencia”, que lo hizo en febrero de 1975) porque allá estaba operando la Compañía “Ramón Rosa Jiménez” del Ejército Revolucionarios del Pueblo (ERP).
En este trance, los soldados más politizados comenzamos a comprometernos a, si nos dejaban en medio del monte tucumano, marchar haciendo ruido para que los guerrilleros tuvieran la oportunidad de esfumarse.
En un momento nos proveyeron un distintivo para coser en nuestra chaquetilla de fajina y combate. Su motivo era un águila negra
Sin embargo, no lo habíamos hecho todavía, cuando casi de inmediato volvieron a reunir a los elegidos (con criterios bastante arbitrarios, en mi caso porque provenía del Distrito Militar 1, es decir, porque ,me había enrolado en la Capital Federal) y un oficial nos informó que estaba previsto darnos una instrucción militar de elite, incluyendo explosivos y combate en localidades, pero que lo habían pensado mejor y no lo harían porque sospechaban que algunos de nosotros podríamos utilizar esos conocimientos contra ellos.
En fin, acabada la anécdota.
Ahora vamos a la importante. Hubo épocas en que Página 12, muchas veces a despecho de directivos como Jorge Lanata, por la calidad de sus periodistas, estuvo a la vanguardia, anticipando lo que se venía. Pero ahora, seguramente en relación directa con lo paupérrimo de los sueldos que paga, muchas notas parecen confiadas a periodistas novatos y sin ninguna formación política.
Es el caso de la nota de marras, que no lleva firma.
El o la periodista que la escribió no advierte la grosera incongruencia que hay entre los besuqueos del “yeneral” Chrystuik con Patricia Bullrich, una neofascista-sionista, económicamente neoliberal, y su reivindicación del coronel Mohamed Alí Seineldín, un peronista de derecha, si, pero nacionalista y antiimperialista.
Quien no puede distinguir estas diferencias no entiende nada ya que la contradicción principal –que diría el camarada Mao y refrendaría Perón– es la que existe entre los estados nacionales y las corporaciones trasnacionales. Que es la forma actual que adoptó la vieja bandera y siempre actual bandera: Braden o Perón, Patria o Colonia.
Pues bien el autor o autora de la nota no distingue a los viejos fachos nacionalistas como Seineldín que hoy, más allá de nuestras diferencias, revistarían sin dudas en el campo nacional y popular (como también lo harían enemigos suyos de entonces, como Enrique Gorriarán Merlo) y vesánicos traidores como la Bullrich & Co, que trabajan decididamente contra una Argentina Justa, Libre y Soberana, y a favor del neocolonialismo de potencias como Estados Unidos e Israel.
La autora o autor consigna que Seineldín “fue acusado de enseñar a torturar en Centroamérica”, en referencia a su trabajo como instructor de la guardia nacional de Panamá, el cuerpo del que había surgido el asesinado general Omar Torrijos, y su sucesor y hombre fuerte del país, el general Manuel Noriega (otro hombre muy difamado, que murió en prisión, en Francia, luego de cumplir una condena en Estados Unidos, acusado entre otras cosas de narcotraficante). Hubo una decisión de Washington de no permitir que Noriega volviera a estar en libertad y pudiera hablar libremente de sus relaciones con los Estados Unidos y sus agencias, como la CIA y la DEA. Lo mismo está pasando ahora con Monzer al Kassar y muchos tememos que suceda lo mismo con Julián Assange, que no cometió el menor delito.
Bastaba con consultar la Wikipedia, que señala claramente que a Seineldín el presidente Raúl Alfonsín lo designó agregado militar en la embajada argentina en Panamá, puesto en donde instruyó al ejército local (en realidad, a la Guardia Nacional, donde creo una compañía de comandos llamada “Los Machos del Monte” ya que Panamá no tenía –ni tiene– ejército propiamente dicho) y mantuvo “una relación personal” con Noruega “sostenida en la crítica al imperialismo” estadounidense.
Y que antes de ser condenado por la sublevación carapintada de diciembre de 1990 (de la que Seineldín, pesar de estar preso, se hizo cargo) alegó maquinaciones del imperialismo norteamericano y su servidor, el presidente Menem, en el desmantelamiento de las fuerzas armadas y la defensa nacional, asó como la destrucción del aparato productivo de la economía promovido por la dictadura y su ministro José Martínez de Hoz, política que continuaba por Menen.
Y es que la cuarta sublevación carapintada tuvo características que las diferenciaron de las anteriores, principalmente de la primera y la segunda. Para empezar, estuvo basada en el cuerpo de suboficiales y su proclama tuvo su eje en el repudio a la política económica del gobierno (de Menem) y en especial en la destrucción de Fabricaciones Militares y de la fábrica de tanques TAM en Boulogne, y en materia de política internacional del envío de fragatas en apoyo a la intervención estadounidense a Irak, so pretexto de una supuestas “armas de destrucción masiva” de las que Bagdad carecía por completo.
Desgraciadamente, el historiador Hugo Chumbita, que estudió los tres primeros alzamientos carapintadas, no lo hizo con el cuarto. Y no lo hizo con mínima profundidad, al menos que yo sepa, nadie.
Por fin, si la autora o autor del artículo de Página 12 hubiera consultado la Wikipedia, hubiera podido leer que Seineldín “en los últimos años de su vida, tuvo elogios hacia el gobierno de Néstor Kirchner” de quien destacó su “defensa de la soberanía”. Y que “en el plano exterior, ponderó a Noriega, a Fidel Castro y a Hugo Chávez”, de quienes destacó “su oposición al imperialismo estadounidense”.
Pero ¿Qué se le puede pedir a quienes ignoran o pasan por alto la invasión yanqui a Panamá de fines de 1989? Solo recomendarles que vean el documental El engaño de Panamá, de Barbara Trent, que en 1993 obtuvo nada menos que el Oscar de la Academia.
Y que lean a Stella Calloni, la periodista más versada en lo que ocurrió en Panamá en aquella década, la de los ’80 del siglo pasado.
Volviendo a las actuales Águilas Negras, la nota de Página 12 da cuenta del pedido de informes de la diputada catamarqueña del Frente de Todos Adriana Díaz sobre esta supuesta ONG (?) que se muestra armada hasta los dientes pero que pretexta que las armas que exhibe son “para jugar al ping ball”… lo que cualquiera que sepa distinguir una pistola de un revólver sabe que es una mentira.
Se trata de un asunto muy serio. Luego de la súbita desaparición de “Revolución Federal”, ahora comienzan a aparecer escuadras neos, tan neofascistas como neoliberales. Y lo hacen en momentos en que víboras como la despechada Viviana Canosa auguran una violenta represión del peronismo si la horda amarilla vuelve mientras quien hasta ahora fue su jefe promete dinamitar todo lo que les moleste o se les cruce en su camino.
Pongámonos las pilas y no naturalicemos estas aberraciones: Cocodrilo que se duerme amanece cartera.
Tomado de Pájaro Rojo/ Foto de porrada: DyN