Cuba

Tony López: Un cubano enamorado de la paz de Colombia

Por Luis Eduardo Celis.

Se va a otro plano el querido Tony, pero queda ese bello ejemplo de compromiso con nuestra América y su destino. En homenaje a su memoria publicamos este texto publicado hace solo un par de días por el investigador y activista de paz Lucho Celis, uno de esa marea de amigos que dejó Tony en nuestro país, allí podemos descubrir la faceta del hombre revolucionario y de su compromiso permanente con nuestro pueblo.

Recibimos con profunda tristeza la noticia del fallecimiento en La Habana del compañero y amigo Tony López. Tony fue un hombre profundamente comprometido con la lucha por la paz en Colombia, un cubano que honró la premisa martiana de “patria es humanidad”, fue siempre solidario y comprometido, un ser de profundas convicciones revolucionarias pero ante todo de un espíritu latinoamericano, que expresó en todas sus acciones.

Siempre preocupado por el tema colombiano, aportó en su carácter de diplomático y luego como analista asiduo buscando escudriñar las dinámicas del conflicto en la perspectiva de la solución política. No dudo en apoyar todos los esfuerzos de paz, en los que contribuyo con su experiencia y reflexiones, sin duda fue un gestor del acuerdo de paz de la Habana y un infatigable amigo de la búsqueda del fin de la guerra en Colombia.

Amigo de la prensa alternativa colombiana, colaboró con varios medios con su mordaz y critica pluma. En nuestro caso, prensa rural fue también su tribuna, y su solidaridad también la expresó en la practica con nuestro proyecto de comunicación abriendo siempre las puertas de su casa y regalándonos su aguda lectura de situación y coyuntura, que eran una verdadera escuela de ciencia y comunicación política.

Se va a otro plano el querido Tony, pero queda ese bello ejemplo de compromiso con nuestra América y su destino. En homenaje a su memoria publicamos este texto publicado hace solo un par de días por el investigador y activista de paz Lucho Celis, uno de esa marea de amigos que dejó Tony en nuestro país, allí podemos descubrir la faceta del hombre revolucionario y de su compromiso permanente con nuestro pueblo. Nuestro abrazo a Joaquinita, su compañera y a toda su familia, queremos que sepan que quedara su presencia siempre en nuestra memoria, y para él, un hasta siempre. Agencia Prensa Rural.

José Antonio López Rodríguez, conocido como Tony por quienes hemos tenido el gusto de compartir amistad y trabajo por una Colombia en paz, es un cubano que ha tenido un especial vínculo con Colombia, desde que en el año de 1998 vino por primera vez al país como diplomático para hacer seguimiento al proceso electoral en el que resultaría electo Andrés Pastrana como presidente de Colombia.

Regresó en enero de 1999 a la instalación de los diálogos del Caguán, en el célebre acto de instalación de los diálogos entre el gobierno del presidente Pastrana y las FARC, recordado por la silla vacia, cuando Manuel Marulanda Vélez, en su condición de máximo comandante de la guerrilla, no asistió al acto, aduciendo razones de seguridad. En esos días, Tony Lopez y José Arbezú, jefe del departamento de América del Partido Comunista Cubano, se entrevistaron con la dirigencia de las FARC, en las selvas del Yarí.

Tony López, regresó a Colombia a mediados del año 99 para integrarse como diplomático de la embajada de Cuba en Colombia y sería observador agudo de todo el proceso de paz, tanto con las FARC, como con el ELN, procesos que recibían especial atención y apoyo por parte del presidente Fidel Castro, quien asumió la paz de Colombia como una de sus prioridades en la política internacional de Cuba, involucrándose de manera directa en buscar salidas dialogadas y negociadas de nuestro largo conflicto armado.

Él ha sido uno de los miles de diplomáticos cubanos que ha trabajado por los intereses de Cuba y su relacionamiento con la mayor cantidad de países, hasta el punto de que Cuba puede ser el país de América Latina y el Caribe que tiene más sedes diplomáticas en los cinco continentes y una diplomacia reputada por su profesionalismo.

La vida de Tony López ha estado ligada a un personaje legendario en Cuba, de quien se considera un discípulo y a quien reconoce como su gran coequipero desde que siendo un joven de 17 años, en los primeros meses del año 59 y haciendo guardia con un fusil en una guarnición militar en La Habana, desde una terraza y mirándolo hacia abajo le gritó afectuosamente que tuviera cuidado con el fusil que apuntaba hacia arriba.

Ese hombre de hablar recio y cálido a la vez es Manuel Piñeiro Losada, más conocido como el Comandante Barba Roja, quien por más de treinta y cinco años trabajaría hombro a hombro con Tony López, desde la coordinación de varias instancias del Estado cubano. Desde 1975 lo haría como coordinador del Departamento América del Partido Comunista Cubano.

Tony tiene especial cariño por Colombia. Es quizás el país que más lo ha impactado y en el que trabajó como diplomático entre 1999 y 2003, años en los que tejió una amplia red de contactos con todo el espectro político colombiano, con dirigentes sociales, con autoridades locales y regionales, con periodistas, intelectuales y artistas. Siguió la prédica de Manuel Piñeiro, quien siempre les insistía en hablar con Raimundo y todo el mundo, con amigos, contradictores y malquerientes de Cuba y siempre buscar con respeto y de manera digna un canal de comunicación, un diálogo franco y respetuoso. Eso fue lo que adelantó Tony durante su permanencia en Colombia y de eso pueden dar fe quienes lo trataron en esos años.

De su permanencia en Colombia y sus frecuentes viajes a San Vicente del Caguán, surge su entrañable cariño por Paquita, una lora caqueteña que siendo un pichón de lora a la que escuchaba llorar de manera insistente en el Batallón Cazadores, la sede del equipo de gobierno para los diálogos con las FARC. Ante la pregunta de Tony sobre el chillido de los pichones, las mujeres que prestaban el servicio de alimentación en esa sede militar -en ese momento sin militares por exigencia de la guerrilla- le respondieron que la madre no había vuelto, que ellas las alimentaban y que si deseaba le podían obsequiar una de esas crías. Paquita crece, entonces, en el apartamento de Bogotá y se vuelve una integrante más de la familia. La salida de Paquita de Colombia fue todo un tema que llegó a las páginas de “El Tiempo”, en su momento codirigido por Enrique Santos Calderón, que desde sus paginas abogó por la salida de Paquita, ya adulta.

Tony, su compañera Joaquina y Paquita salieron hacia Cuba y de allí a la representación cubana en Nicaragua, regresando nuevamente a la isla en el año 2006. En ese momento, se le asigna la tarea de ser en enlace permanente del gobierno cubano con la mesa instalada en La Habana entre el gobierno del entonces presidente Álvaro Uribe y el ELN. Esa fue su única tarea, la cual desarrolló con profesionalismo y dedicación, hasta que este proceso naufragó en medio de las distancias de dos lógicas de actuación que no logran convergencias reales.

Se jubiló en 2010 y siempre ha mantenido interés por la paz de Colombia. Desde su casa en la calle Basarrate, ha seguido de cerca los acontecimientos de Colombia, ha mantenido el diálogo con sus amigos que le visitan para compartir sobre la realidad colombiana y también la cubana, ha dedicado horas y horas a la conversación con una diversidad de personas que lo mantienen al tanto de Colombia y de su búsqueda de paz.

Ahora que Cuba vuelve a ser sede de una mesa de diálogos de paz, en este caso la que adelanta el gobierno del presidente Gustavo Petro y el ELN, quiero recordar a este cubano que ha tenido a Colombia como una segunda patria y a quien agradecemos su cariño y amistad con nuestro país.

Tomado de web del Partido Comunista de Colombia.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *