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Hallan explicación a durabilidad de protección por vacunas

Por Flor de Paz (*)/ Colaboración Especial para Resumen Latinoamericano

¿Por qué unas vacunas protegen de por vida y otras no? Una nueva investigación, a cargo del profesor David Tarlinton y el doctor Marcus Robinson, ambos de la Escuela Clínica Central de la Universidad Monash (Australia), ha descubierto que la clave reside probablemente en que el organismo produce un subtipo único de célula inmunitaria en respuesta a algunas vacunas, pero no a otras.

De acuerdo con un artículo publicado por los autores en la revista ‘Immunity’, este hallazgo podría revolucionar la forma de aumentar la duración de la inmunidad de todas las vacunas.

La mayoría de ellas —explica el doctor Robinson— funcionan generando altos niveles de anticuerpos contra determinada infección, “pero el tiempo que estos anticuerpos persisten en el cuerpo es muy variable según la vacuna.

“Ahora sabemos que la clave está en si las vacunas generan un subtipo especial de célula inmunitaria que produce anticuerpos durante mucho tiempo para combatir la infección indefinidamente”, publica Europa Press.

Los investigadores utilizaron un modelo animal para estudiar la vida útil de las células secretoras de anticuerpos e identificaron marcadores de superficie en estas células que indicaban longevidad, mediante un método denominado ‘timestamping’, capaz de rastrear células individuales secretoras de anticuerpos a lo largo de toda su vida.

De ese modo, descubrieron que las células con marcadores específicos tenían más probabilidades de ser longevas. “También expresaban patrones de genes muy distintos, por lo que creemos que la longevidad está programada en la célula, añade el doctor Robinson. “Estas son las células a las que debemos dirigirnos cuando desarrollemos vacunas que ofrezcan una protección duradera”.

Los científicos revelaron, además, que hay un número máximo de estas células secretoras de anticuerpos de larga duración que el cuerpo puede albergar en un momento dado. “Ellas suelen residir en lugares especiales de tejidos como la médula ósea”. Luego, subrayó Robinson, las vacunas mejoradas tendrán que centrarse en mantener estas reservas de células de acción prolongada.

Otra investigación, también relacionada con la eficacia de los inmunógenos, se refiere a la composición de los preparados vacunales en cuanto a dónde y cómo son colocados los antígenos y el adyuvante, lo cual “dentro de una misma arquitectura cambia notablemente la forma en que el sistema inmunitario la reconoce y procesa”.

“El trabajo demuestra que la estructura de la vacuna, y no sólo sus componentes, es un factor crítico para determinar su eficacia”, afirma el investigador principal Chad A. Mirkin, director del Instituto Internacional de Nanotecnología (IIN) de la Universidad Northwestern (Estados Unidos).

Según Europa Press, los investigadores “utilizaron la química y la nanotecnología para cambiar la ubicación estructural de los adyuvantes y los antígenos en y dentro de una vacuna a nanoescala, lo que aumentó enormemente el rendimiento de esta. El antígeno se dirige al sistema inmunitario, y el adyuvante es un estimulador que aumenta la eficacia del antígeno.

“Este nuevo énfasis en la estructura tiene el potencial de mejorar la eficacia de las vacunas convencionales contra el cáncer, que históricamente no han funcionado bien”, dijo Mirkin.

Asimismo, añadió que en la mayoría de las vacunas convencionales, el antígeno y el adyuvante se mezclan y se inyectan al paciente. “No hay control sobre la estructura de la vacuna y, en consecuencia, el control sobre el tráfico y el procesamiento de los componentes de la vacuna es limitado. Por lo tanto, no hay control sobre la eficacia de la vacuna.

“Uno de los problemas de las vacunas convencionales es que, de esa mezcla, una célula inmunitaria puede captar 50 antígenos y un adyuvante, o un antígeno y 50 adyuvantes”, explica Michelle Teplensky, autora del estudio y antigua asociada postdoctoral de Northwestern y ahora profesora adjunta en la Universidad de Boston. “Pero debe haber una proporción óptima de cada uno que maximice la eficacia de la vacuna”.

(*) Periodista cubana especializada en temas científicos y Directora de Cubaperiodistas.

Foto de portada: Tomada de Paho.org

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