Internacionales

Los orígenes turbios del Inter de Miami (V)

Por José Luis Méndez Méndez* / Colaboración Especial para Resumen Latinoamericano.

El argentino arribado al sotanero Inter de Miami CF, creado el 28 de enero 2018, en no extraña coincidencia en igual fecha pero de 1959, se creó la organización terrorista batistiana La Rosa Blanca, en un aniversario del natalicio del Héroe Nacional de Cuba, José Martí. Es calco del Inter de Milán.

El multi premiado atleta rosarino de 35 años, cambió el azulgrana del Barza, donde estuvo 21 años, por el rosado del conjunto miamense, desconoce, tal vez tampoco le importe pasar esta temporada en este equipo, que todavía le falta estadio propio y terminar de cuajar en esa liga estadounidense en la cual no acaba de instalarse. Asimismo de dónde salen los fondos de parte de los propietarios, que consolidaron la inversión del inglés David Beckham ni cuáles fueron los orígenes turbios del capital de los hermanos Jorge y José Mas Santos.

Parte de la historia ignorada es, que la Fundación creó una maquinaria de cabildeo, que influyó en ocasiones en la toma de las decisiones políticas de las administraciones de turno en Washington con respecto a La Habana.

Uno de los instrumentos de esta forma de agresión fue el Consejo Cubano Americano de Asuntos Públicos, y el Comité de Acción Política Coalición Nacional por una Cuba Libre (PAC).

Cabildeó también sagazmente en cada una de las elecciones generales, dio fondos a uno u otro candidato, sin distingo de partido político, al que más prometiera a la contrarrevolución cubana se llevaba la bolsa, también colocó a sus pupilos en cargos condales y municipales, así como eliminó adversarios por medio de las más infames acciones.

Esta práctica la inició el clan Mas Santos desde los primeros años de los ochenta. Se registra que entre 1981 y 1982, Mas Canosa y su esposa Irma Santos Espronceda, entregaron $36,000 dólares a campañas políticas nacionales, según los registros de la Comisión Federal de Elecciones. En 1986 y 1987, dio $5,000 dólares en contribuciones al senador Robert Bob Graham y al representante Dan Mica, ambos demócratas por la Florida; al senador Ernest Hollings, demócrata por Carolina del Sur; al líder de la mayoría del Senado, Robert Byrd, demócrata por Virginia; al ex candidato presidencial demócrata Richard Gephardt; al senador George Mitchell, demócrata por Maine; al senador Jeff Bingaman, demócrata por Nuevo México; al senador Lloyd Bentsen, demócratrroa por Texas, y al senador Grank Lautenberg, demócrata por New Jersey. De cepa republicana, habilidoso y pragmático se inclinó en esa época por figuras de los burros, como se les conoce en política a los miembros del Partido Demócrata.

El megalómano Mas Canosa, se reservó para si la Presidencia de la Junta Presidencial de Asesoramiento sobre Trasmisiones a Cuba, que le otorgó considerable influencia sobre Radio Martí. Cinco años después salió al aire la tenebrosa TV Martí, que aunque ha sido un fracaso desde su origen y dilapidado cientos de millones de dólares de los contribuyentes norteamericanos, ya que el principal fiasco es que no se ve en Cuba y ha provocado numerosos escándalos por malversaciones y fraudulentos manejos en las contrataciones, así como actos de corrupción por parte de muchos de los que han desfilado por su conducción, que se han apropiado de los fondos por los medios más disímiles, han inflado la nómina, pagado por doble facturación, contratado a familiares, amigos y allegados, que han devengado jugosos salarios sin trabajar.

La Fundación, se inmiscuyó en el conflicto en Angola, apoyó con influencia política, asistencia médica y fondos a los contrarrevolucionarios que intentaron derrocar a su legítimo gobierno. Allí hostigó a los internacionalistas cubanos, intentó promover el abandono de funciones de funcionarios diplomáticos cubanos, la deserción de militares y colaboradores en ese país.

La Fundación y Mas Canosa se han involucrado en las causas más innobles y ridículas de la contrarrevolución, apoyaron hasta obtener su liberación al terrorista y falso paralítico Armando Valladares, quien simuló no poder caminar debido a los efectos de largos años de prisión en Cuba y llegó a París, Francia, como un atleta, por sus pies, donde lo esperaban cautos con una silla de rueda y mantas para sus supuestas tullidas piernas. El colmo del farsante fue que con la influencia de Mas Canosa, la administración de turno, nombró a Valladares Embajador de los Estados Unidos, ante la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, en Ginebra, donde éste no se podía comunicar con sus subordinados por no comunicarse en inglés.

Un negocio con disfraz humanitario, fue el llamado Programa para el Éxodo Cubano, que llevó a miles de cubanos, que salieron hacia diversos países con destino final a los Estados Unidos. El avivado Mas Canosa y otros directivos de la Fundación, buscaron patrocinadores norteamericanos, que se hicieran cargo de los inmigrantes, condición que la administración de Ronald Reagan, estableció para otorgarles las visas y que no fuesen carga pública al erario nacional estadounidense. Parecido al lucrativo negocio actual de los “patrocinadores” de las visas parole para inmigrantes cubanos.

La venta de visas, los albergues en los países y el negocio de los llamados “palanganeros”, amparados en la mencionada Ley de Ajuste Cubano, hizo prósperos a muchos cabilderos de la FNCA, que se enriquecieron.

Clara María del Valle, quien realmente se nombra Clara María Carrera-Justiz Rodríguez-Bacardí, viajó con frecuencia a Panamá, para supervisar entre 1987 y 1989, el fructífero negocio. Quienes patrocinaran a los inmigrantes cubanos, podían exonerarse algunos gastos de la declaración de impuesto anual, la inversión era deducible.

Aprovecharon también para crear filiales de la FNCA, en países que sostenían relaciones con Cuba, oportunidad aprovechada para difamar y hostigar el quehacer diplomático cubano en los mismos y entorpecer las relaciones bilaterales. Se estima que unos 10 mil cubanos entraron a los Estados Unidos por esa vía en los 6 años que duró el programa.

El iracundo Mas Canosa, tenía la rara virtud de caer mal, era altanero, autoritario, al extremo de financiar encuestas que presentaran su imagen más permisiva, tolerante, pero sus declaraciones y forma de actuar validaban el sentimiento de superioridad que cultivaba. En ocasiones dijo: “No estoy participando en un concurso de popularidad”, dijo y a continuación tuvo un exabrupto de modestia: “Sucedió que soy el hombre más popular en la comunidad cubana, porque cuando uno está en un papel de liderazgo tiene que educar a la gente. Si las personas no creen en ti desde el principio, tienes que demostrarles que tienes razón y hacer que te sigan”.

No solo se imponía con su arrogancia y creencia mesiánica, estaba persuadido de ser el elegido para conducir el destino de la Isla, en una imaginaria época pos Revolución, sino que desafiaba a otros cabecillas de la contrarrevolución, a los medios de comunicación y a cuanta persona se opusiera a lo que él suponía se debía hacer o decir. Hasta sus familiares allegados fueron víctimas de su elevado ego.

Sus ataques al periódico floridano The Miami Herald, con cuyos editoriales y coberturas periodísticas frecuentemente estaba en desacuerdo, llegó a ocupar la atención nacional. Después que en 1992 el Herald publicó un editorial criticando una iniciativa de Mas Canosa, él acusó al diario de ser un instrumento de las autoridades de y de actuar contra los intereses de los llamados cubano-americanos, giro creado por él para hacerse sentir como un grupo de poder y presión en el medio emigrado cubano y en el entorno miamense. A continuación, pidió públicamente la renuncia de Roberto Suárez y Carlos Verdecia, entonces editor y director, respectivamente, de el Nuevo Herald. Además, retó a éstos y a David Lawrence, Jr., editor y presidente de la junta directiva de The Miami Herald, a un debate público sobre la cobertura de ambos diarios sobre Cuba y los llamados exiliados cubanos, llamados así para darles un toque místico y victimizar a los emigrados cubanos, que por miles se habían asentado en Estados Unidos y en particular en el estado de Florida, la mayoría no tenían motivaciones políticas y solo buscaban beneficios económicos.

Se reveló, que no toleraba ser cuestionado ni que otros se opusieran o disputaran su liderazgo, se sentía omnipotente y por encima de la ley, más allá del bien y el mal, orquestó una campaña y en la cadena de favores buscó a sus deudores políticos locales y los involucró en una cruzada contra el Herald, amenazó a patrocinadores, publicistas, abogados, todo dirigido a eliminar lo que él identificaba como una amenaza de su arter ego. Con el apoyo de algunas figuras de la comunidad, entre ellas el entonces alcalde de Miami Xavier Suárez, padre del actual regente de la ciudad Francis X. Suárez, creó la sindicada Liga Contra la Difamación y encabezó una campaña cuyos carteles rezaban: “Yo no creo en El Herald”.

Apeló al terrorismo mediático y sus asalariados tornaron la campaña violenta, hubo amenazas de muerte contra ejecutivos de ambos periódicos y sus estanquillos fueron objeto de actos vandálicos. La disputa atrajo atención nacional de la prensa, grupos de derechos humanos y entidades que abogan a favor de la libertad de prensa y hasta la cuestionada asociación de dueños de periódicos que es la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), emitió un comunicado de apoyo a sus colegas.

Otro caso escandaloso ocurrió en 1988, cuando su hermano menor Ricardo, lo demandó ante los tribunales. Según el peticionario el Chairman de la FNCA, como le gustaba ser evocado, lo había difamado en una disputa comercial para despojarlo de contratos con la empresa Southern Bell. Un jurado dictaminó como justa la demanda y obligó al todopoderoso Jorge Mas Canosa a pagar $900,000 por daños y perjuicios. Siempre que era cuestionado por sus desmanes, apelaba al matiz político, alegaba que había existido una conspiración para perjudicarlo en política, su eslogan más socorrido era: “El Chairman soy Yo”.

Continuará…

(*) Escritor y profesor universitario. Es el autor, entre otros, del libro “Bajo las alas del Cóndor”, “La Operación Cóndor contra Cuba” y “Demócratas en la Casa Blanca y el terrorismo contra Cuba”. Es colaborador de Cubadebate y Resumen Latinoamericano.

Foto de portada: Besoccer.

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