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El abuso, comercio y tráfico sexual de menores en Miami (I)

Por José Luis Méndez Méndez * / Colaboración Especial para Resumen Latinoamericano.

El caso del personaje mítico de la emigración cubana en Miami, Luis Conte Agüero, quien cumplirá cien veranos él próximo año, nació el 6 de julio de 1924. La Fundación Nacional Cubano-Americana (FNCA), de la familia Mas Santos, lo reverenció y escogió esa fecha como su fundacional, es solo un ejemplo del abuso, comercio y tráfico sexual de menores en Miami.

Llegue o no al centenario, dejará un legado controvertido, parte del cual legó en su texto ·Antes de partir, publicado en el año 2017, allí narró parte de sus experiencias acumuladas, allí abrió el baúl de sus secretos mejor guardados y externó: “He amado mujeres, placeres, quereres y deberes”.

Uno de los pecados omitidos, fue su atracción por los impúberes, este personaje solo será recordado por un mínimo por ciento de la población cubana actual y por historiadores, que han seguido su saga de relaciones con terroristas de origen cubano, carnal del extinto criminal Luis Posada Carriles y devoto de su coterráneo santiaguero Jorge Mas Canosa, hasta su muerte.

Como todo es secreto hasta un día, su afición lasciva hacia chiquillos de ambos sexos, brotó descarnada en medio de la llamada República de Miami y constituyó en su momento un reto para la justicia parcializada en esa ciudad que tanto mima y tolera a los criminales de origen cubano.

Las noticias sobre la acusación contra el político tradicional de la Cuba antes de 1959, sugirieron, que sería más de lo mismo y sólo traería más notoriedad a este “no tan diferente” emigrado cubano. 

Revelado el hecho, el periódico local El Nuevo Herald divulgó que un juez de la Corte  Familiar del Condado Miami-Dade, había establecido una fianza leve de apenas $1,500 dólares al mediático presentador de televisión, quien sólo fue acusado de acoso hacia su ex pareja. Este mismo medio, de ética flexible, cambió su  versión sobre el suceso de la noche a la mañana. Primero reveló con estridencia que había sido  abuso y acoso sexual contra una menor de diez años, y después  solo  asedio contra su ex pareja. No pudo establecer la diferencia de dónde Conte Agüero colocó sus manos.

La benigna fianza no será necesaria recaudarla con el tradicional y criollo “pase de cepillo” tan popular en ese medio, utilizado para pagar las expensas del exigente abogado Arturo Hernández, quien “defendió” en su momento al mega terrorista internacional  Luis Posada Carriles en el amañado y dilatado proceso que culminó en la ciudad de El Paso. En esta farsa judicial Conte Agüero fue promotor e impulsor de la campaña de recogida de fondos para pagar la “defensa legal” del criminal.

Era de esperar que inculpado Conte Agüero, sería reivindicado y las autoridades le pidiesen hasta  disculpas por los daños, perjuicios y molestias físicas o psicológicas causadas por el “mal entendido”.

El procesado fue un uno de los personajes pintorescos de la República, pre revolucionaria, en Santiago de Cuba es recordado por los más añejos por su participación en el Paseo La Kimona, que  surgió hace décadas en la esquina de San German y Calvario. Su nombre se debe al Kimono que vistió Félix García Torres, vecino en aquel entonces de esa barriada. La idea surgida en 1937, no fue precisamente el Carnaval, sin embargo, la originalidad de Félix, fue el motivo de inspiración para los jóvenes que decidieron salir en las festividades carnavalescas, añadiendo lujo, color, brillo al kimono como inspiración, y como elemento accesorio, una sombrilla de estilo asiático.

Aunque inicialmente sólo participaban hombres, allí se veía a Conte Agüero ataviado con su vestuario deslumbrante y colorido, maquillado con un carmín muy acentuado, que provocaba el éxtasis de muchos y la confusión de algunos. Por estas y otras andanzas se granjeó el reconocimiento nacional por propios y extraños de: “La Mulata de Fuego”.

Uno de sus íntimos, el vocero de la dictadura Luis Manuel Martínez Rodríguez comentó en una ocasión, que Conte Agüero, había sido la “voz más alta del Oriente cubano, que se eclipsó al sur de la Florida”, no podría imaginar el popular “Grulla” como se le conocía en el medio batistiano a Martínez, que todavía su amigo estaría en estos afanes perversos y lujuriosos.

En Miami, capital de la Republica, se prepararon actividades de desagravio y el Nuevo Herald, cruzó los dedos para que este avocado desliz no se convirtiese en otro de sus ya acostumbrados fiascos informativos, que le han restado tantos lectores a lo largo del tiempo. Su credibilidad ha sido cuestionada y su tendencia a deformar sucesos, lo marcan. Ha sido  popular escuchar en la meca de la contrarrevolución: “Si lo dijo el Nuevo Herald, no es verdad” y como dice el caustico Duende miamense: “Cría fama y en Miami te sacarán los ojos”. 

Por las dudas, Conte Agüero, aunque liberado bajo fianza fue obligado a  llevar  un  grillete electrónico para su control. El abogado del difamado aseveró en sus descargos,  que los supuestos incidentes con la menor nunca ocurrieron y que  formaban parte de un complot para dañar la cuestionada “reputación” de su defendido. No explicó por qué ni para qué, se habían conjurado para dañar el ya discutido perfil de su empleador de casi noventa años.

Como si nada hubiese alterado su oculta vida, regresó a su programa como presentador  en emisoras de radio y  cámaras de la televisión. Su vanidad, con el tiempo, se ha realzado, su elevada autoestima, su amor a sí mismo lo distinguen. La acusación la ha tomado como un piropo a su persona y declaró orgulloso: “A mi edad”.

El que a su edad lo hubiesen inculpado de acosador sexual de una joven mujer  y abusar lascivamente de su hija menor, fueron cargos que lejos de injuriarlo, insinuaban una perdurable e imaginaria vitalidad sexual. Sus históricas preferencias sexuales dan fe, de que puede haber hecho esto y mucho más.

El atrevido Conte Agüero, fue arrestado por la Policía de Miami bajo cargos de acoso doméstico y persecución contra su ex novia de 39 años. La joven mujer, Velia Esther Ortiz, lo acusó de haber molestado sexualmente a su hija de 10 años y acosarla de manera soez por teléfono y en persona.

El arresto se realizó en el estacionamiento del canal de televisión Telemiami, donde el acusado trabajaba como comentarista de notas cotilleras, asuntos comunitarios y políticos. La policía de Miami confirmó que los cargos eran por actos lascivos.

La denunciante dio detalles a la policía de cómo el presunto aberrado  la asediaba desde que rompieron sus relaciones mantenidas, pero sin convivencia bajo el mismo techo, por casi un año. Según la denunciante, el acosador había sido áspero en sus insistentes mensajes telefónicos y por medios de amenazadores correos electrónicos.

En uno de los últimos se mostró peligroso, dijo que quería arreglar el problema de inmediato o “los tres se irían al infierno”, se refería a ella y a su hi hija menor.

Las evidencias eran contundentes, su hija entre sollozos le confesó que el acusado la había manoseado en múltiples ocasiones. La había llevado a su trabajo en la televisión y mientras estaban allí la había profanado lascivamente al tocarle sus partes pudendas en numerosos ocasiones, lo hacía de una manera rara con caricias lentas en momentos y rápidas después. Ella se resistió, pero él la dominaba.

Según la mamá de la niña, la obsesión del sórdido por la pequeña había llegado a límites depravados y alarmantes. El último incidente habría ocurrido cuando el disoluto llevó a la niña a su casa, allí la acostó y le dijo que se pusiera un vestido de la ex novia, después colocó sus manos en el estómago de ella, las deslizó al bajo vientre y más abajo por encima de sus ropas.

Para darle un toque peculiar  al caso, trascendió que el abusador y  Velia Ortiz se conocieron en una iglesia donde ambos acudían, ella en busca de esperanzas y soporte espiritual, lo observaba meditador, rezaba, mientras tenía en sus manos un rosario.

Se conocieron, intimaron y según ella, se mostró correcto pero intencionado,  después le entregaba sobres con dinero, que ella aceptaba por necesidad, estaba sola y con una hija de apenas ocho años, en una ciudad hostil para madres solteras.

El caso se disolvió en medio de influencias políticas y solo quedó como un antecedente más del abuso, comercio y tráfico sexual de menores existente en la llamada la “capital donde todo se puede”.

(*) Escritor y profesor universitario. Es el autor, entre otros, del libro “Bajo las alas del Cóndor”, “La Operación Cóndor contra Cuba” y “Demócratas en la Casa Blanca y el terrorismo contra Cuba”. Es colaborador de Cubadebate y Resumen Latinoamericano.

Foto de portada: Getty Images.

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