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Cuba: “Somos el pueblo del 26 de julio, siempre de pie, nunca de rodillas”

Entrevista exclusiva al economista cubano Nicolás Lázaro Valladares

Por Geraldina Colotti.

En la Cumbre de los Pueblos, que tuvo lugar en simultáneo con la Cumbre UE-CELAC en Bruselas, nos reunimos con Nicolás Lázaro Valladares, Presidente de la Asociación Nacional de Economistas y Contadores de Cuba en La Habana, luego de su participación en un debate sobre el impacto de la inclusión de Cuba en la lista de países “patrocinadores del terrorismo” en relación con la banca.

 

-¿Cuáles son los objetivos de la Asociación que preside?

La Asociación Nacional de Economistas y Contadores de Cuba en la Habana es una organización no gubernamental, reconocida por las Naciones Unidas, que acompaña la política económica del país desde el punto de vista de la sociedad civil. Apoyamos la acción de los nuevos actores económicos, de la pequeña empresa privada en convenio con la empresa estatal, con la conciencia de que, en el nuevo modelo económico que se está diseñando, el empresario privado también jugará un papel, pero siempre con el control de la empresa estatal socialista. La asociación reúne tanto a jóvenes economistas recién graduados, como a reconocidos académicos, especialistas en ciencias económicas y contabilidad.

-¿Cómo se produce este punto de inflexión y cómo encaja en el desarrollo del modelo económico cubano a nivel marxista?

Hay que tener en cuenta que, en nuestro país, es muy difícil hacer un análisis del momento que atraviesa nuestro modelo económico, porque todos los datos que permiten una previsión científica desde un punto de vista marxista se ven alterados por la guerra a la que estamos sometidos. El bloqueo distorsiona los datos y complica todo balance y toda perspectiva. Si consideramos que, en sesenta años, hemos perdido 154.000 millones de dólares por esto, significa en promedio una pérdida de 2.500 millones de dólares, lo que, para un país de 11 millones de habitantes, significa mucho. Para un economista, eso pesa a la hora de evaluar qué funcionó y qué no, qué hicimos bien y dónde fallamos, hasta dónde pudimos llegar según la teoría, porque con lo que nos robó el bloqueo pudimos haber logrado mucho para el desarrollo del país. Tomemos, por ejemplo, el turismo, una importante fuente de ingresos, objetivo de la guerra económica. Mucha gente reconoce que nuestras playas están entre las mejores del mundo, pero para un estadounidense que podría llegar a ellas obteniendo ciertos permisos y por razones específicas, la cosa se complica, porque tiene que fijarse en qué hoteles frecuenta, que no están sujetos a restricciones, y al final puede preferir, por ejemplo, República Dominicana, donde no encuentra obstáculos. Cuba está en el centro mundial de los viajes de cruceros, el Caribe, pero los cruceros, y el dinero que traerían, no pueden entrar a Cuba debido al bloqueo. Las vacunas las hicimos en medio de la pandemia, pero no pudimos comprar las jeringas para inyectarlas y solo pudimos conseguirlas gracias a la solidaridad internacional. En los primeros meses de 2021, tuvimos 8 niños con cáncer que no pudieron recibir tratamientos específicos de quimioterapia debido al bloqueo, sino solo quimioterapia alternativa. Como siempre, tuvimos que hacer frente con un esfuerzo extra. Nos suspendieron la insulina para diabéticos que, como sabemos, requiere prescripción rápida, había que intentar conseguirla, primero sorteando el bloqueo, y luego pagando el recargo, y es lo mismo para todo. Para nuestros deportistas conseguir un visado siempre es un problema, se entrenan en la incertidumbre. Además, después de que hemos invertido en un atleta, nos roban el talento porque no podemos ofrecer 50 millones de dólares por una competencia, mientras ellos primero nos aplican el bloqueo, luego compran a los atletas, que así se van de Cuba. Mientras tanto, si queremos mantener un alto nivel deportivo, debemos seguir invirtiendo y que nos roben a nuestros atletas. Es vergonzoso ver a nuestros deportistas en los equipos olímpicos de los que bloquean nuestro país.

-Después de la caída de la Unión Soviética, ¿qué esfuerzo pudo hacer Cuba para impulsar la producción nacional?

Con la Unión Soviética había un sistema de relaciones correcto, ciertamente no basado en la desigualdad actual. ¡El orden económico internacional debe cambiar! ¿Qué pasó con Cuba? Seguimos produciendo el mejor tabaco del mundo, pero no podemos venderlo al principal consumidor de tabaco, Estados Unidos. El tabaco se produce, con todo el esfuerzo de producción que necesita precisamente porque es muy artesanal y luego, si lo quieres vender en otros mercados, te atacan por el bloqueo. Lo mismo ocurre con nuestro ron, uno de los mejores del mundo. Cuando intentamos venderlo en el mercado europeo a través de la firma francesa Pernod Ricard, la empresa es denunciada por los terratenientes cubanos expropiados que quieren reapropiarse de nuestro ron. Somos perseguidos en todo lo que hacemos. Nos bloquean por todos lados. La única área en la que fallaron, y gracias a la previsión de nuestro Comandante Fidel, fue en el desarrollo científico, de lo contrario, ¿cómo hubiéramos logrado producir vacunas en medio de la pandemia y a pesar del bloqueo aún más criminal mientras el Covid-19 hacía estragos en el mundo? ¿Y la horrible campaña que se está librando contra nuestros médicos, la medicina y la salud de las personas a nivel internacional? Bolsonaro ha expulsado a más de 800 médicos cubanos en medio de la pandemia.

-Volviendo al modelo económico. Abordo una queja que viene de la izquierda radical: para destruir el “estado de bienestar” y lo público, en países europeos como Italia se ha comenzado a dar espacio al sector privado, que debería haber sido más eficiente, y que terminó imponiendo descaradamente sus propios intereses sobre los generales, como se vio para el sector salud durante la pandemia. ¿Podrá Cuba pasar por esa puerta estrecha sin perder su modelo? ¿Con qué anticuerpos?

Históricamente, el socialismo es un sistema joven. Si el campo socialista hubiera seguido existiendo, tal vez no hubiéramos necesitado tomar este camino, pero esa es solo mi opinión. Por otro lado, si todavía existiera la Unión Soviética, tal vez no podríamos haber logrado los mismos resultados desde el sector privado. Por ejemplo, Estados Unidos dice que el bloqueo no afecta al sector privado, pero eso no es cierto. Solo si las empresas lo prueban de primera mano, el mundo tiene una forma de entender las dimensiones del bloqueo asesino. Sin embargo, no tenemos alternativa. Por supuesto, nunca nos ha gustado la desigualdad, queremos una sociedad lo más igualitaria posible, pero el capitalismo es un gran problema. Tuvimos que recurrir al sector privado, pero de forma controlada por el Estado. Ahora todo depende de cómo vayan las cosas, de cuánto la empresa estatal logre oxigenarse, de adquirir fuerza productiva que incida en el bienestar económico de la población, de la producción de bienes y servicios. El privado es un componente. Por otro lado, siempre ha existido en Cuba cierta forma de propiedad privada, pero en pequeña escala, el zapatero y el carpintero siempre han tenido su propio taller, solo que hoy su impacto en la economía es mayor. Para nosotros es como en la guerra: hay que tomar decisiones rápido, siempre en una emergencia, y no te puedes quedar quieto porque te puede explotar una bomba a los pies.

-¿Cuánto pesa el conflicto en Ucrania y el ataque a la Venezuela bolivariana?

Venezuela es uno de nuestros principales socios comerciales, todo lo que afecta a un amigo te afecta a ti también. Y si tienes algo, por ejemplo la vacuna, no lo puedes vender para ganar dinero, según la lógica capitalista, entonces nos ayudamos entre todos. Esto tiene ventajas, pero también consecuencias, porque todo lo que afecta a Venezuela también afecta a Cuba. Nuestro combustible viene de Venezuela y Rusia, hemos tenido muchas dificultades en los últimos meses. A veces, aunque podamos pagarlo, no encontramos el barco para transportarlo porque si entra a Cuba, entonces ya no puede entrar a EE.UU., por la Ley Torricelli.

-Médicos cubanos llegaron a Italia y Europa en medio de la pandemia. Pese a ello, el Parlamento Europeo votó una vergonzosa resolución en la que, respecto de las misiones médicas cubanas en el exterior, se habla incluso de trata de personas. ¿Cómo respondió Cuba a la Cumbre de los Pueblos?

Nuestros médicos han hecho un gran servicio al mundo, incluso al mundo desarrollado. En la época del ébola hubo un acuerdo con Obama para que pudieran dar alivio donde nadie quería llegar, pero todo eso se ha olvidado. Seguimos luchando con la razón y con la verdad, como lo hemos hecho durante muchos años. Ningún pueblo en el mundo está tan entrenado en resistencia como nosotros. En los momentos más difíciles sacamos más fuerza. Fidel había vaticinado la caída del campo socialista. Dijo: si cayera la URSS, y no lo esperamos, aun en esa circunstancia, Cuba seguirá luchando y resistiendo.

-¿Qué mensaje quiere dar a esta Europa dormida para el 26 de julio?

Somos el pueblo de Moncada, por eso, aún en los peores momentos y en las mayores dificultades, tenemos mucho que celebrar: con el orgullo de haber resistido y ganado siempre a quienes querían eliminarnos por todos los medios. Nos querían matar con el bloqueo en plena pandemia que estaba afectando al mundo entero, y nosotros produjimos las vacunas. Una bofetada al imperialismo y un gran beneficio para nuestro pueblo y más allá. La Cumbre de los Pueblos mostró cuánta solidaridad sigue recibiendo Cuba, que para muchos es un faro en el mundo. Era importante discutir, comparar muchas ideas. Se decidió instalar el Tribunal Internacional contra el bloqueo a Cuba. Hablando de deuda, Eric Toussaint agradeció a Fidel las intuiciones que ya tuvo en los años 80. Esto te da la fuerza para continuar: siempre de pie, nunca de rodillas.

Tomado de Resumen Latinoamericano Argentina / Foto de portada: Yaimi Ravelo.

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