Internacionales

Pensamiento crítico: Martí y Lenin, vigentes más que nunca

Por Geraldina Colotti, Resumen Latinoamericano, 28 de enero de 2024.

José Marti y Vladimir Lenin, dos grandes figuras de anti-imperialistas: el primero ante-litteram, el segundo en cuanto uno de los grandes protagonistas del choque entre capitalismo y comunismo del siglo pasado. Estos días recordamos el natalicio del Apóstol de la independencia cubana y el centenario de la muerte del revolucionario bolchevique. Héroe nacional, revolucionario y escritor, Marti nació el 28 de enero de 1853 en La Habana, y murió en combate el 19 de mayo de 1895. Anticipó a todos los pensadores revolucionarios de su tiempo. Con sus Escenas norteamericanas, dio a conocer la grandeza de Estados Unidos como nación, pero también a descubrir su germen corrosivo que sigue plagando la vida de los pueblos del sur.

Lenin nació el 22 de abril de 1870 y falleció el 21 de enero de 1924. A cien años de la muerte, la figura del dirigente bolchevique, líder de la revolución de Octubre, destaca también en este siglo, llenandolo de lecciones. Sus ideales de construcción del socialismo siguen reflejándose en los procesos de cambio que vive América Latina. Fidel recordó con orgullo haberse convertido en revolucionario leyendo los libros de Lenin. (¿Qué hacer? El Estado y la RevoluciónLa enfermedad infantil del “izquierdismo” en el comunismo…) y siempre reconoció el legado de Lenin en el camino victorioso de la revolución cubana. “Nuestras ideas revolucionarias – él dijo – son parte integrante de una amplia concepción revolucionaria del mundo. El marxismo‒leninismo no solo es internacional por su esencia, sino también profundamente patriótico.”

Y Hugo Chávez a su vez habló de la importancia de haber leído el ¿Qué hacer? (y el Libro Rojo de Mao) cuando era cadete. Tanto es así que, en un Alo Presidente de mayo de 2009, dijo que, después de Las venas abiertas de América Latina, de Galeano, pretendía ofrecer el ¿Qué hacer? de Lenin, a Barack Obama. Y si el Comandante supo interpretar y hacerse “absorber” por la Historia, combinando dialécticamente pensamiento y práctica, continuamente reformulándolos en el punto central, la organización; si supo combinar intuición y planificación, es porque seguía los pasos de los revolucionarios que le precedieron, a quienes siempre ha rendido homenaje.

“En el centenario de su paso a la inmortalidad – el presidente Maduro ha escrito ahora -, recordamos al líder de la Revolución Rusa, fundador del Estado Soviético y símbolo universal del pensamiento socialista; Vladimir Lenin, quien se dedicó a la lucha por la liberación de la clase trabajadora; hoy sus ideas siguen inspirando a los pueblos que se rebelan contra la opresión y la injusticia”. En el 150° aniversario del nacimiento de Lenin, Maduro recibió la Orden Lenin, distinción del Partido Comunista de la Federación Rusa, por su compromiso en la lucha contra el imperialismo.

Teniendo en cuenta que en el estatuto del PSUV se reitera, con las palabras de Mariátegui, que la revolución no será “ni calco ni copia sino creación heroica”, con certeza se puede decir que uno de los principales legados de Lenin en la revolución bolivariana es reflejado en su carácter antiimperialista, hibridado con el pensamiento bolivariano. La grandeza táctica de Lenin, capaz de entender cuándo avanzar o retroceder en situaciones complejas, pero sin perder de vista el horizonte, sigue sirviendo de brújula para evitar mirar con lentes dogmáticas también la “NEP Bolivariana”.

Entre las muchas lecciones que nos dejó el revolucionario bolchevique, una las resume todas: haber indicado a las clases oprimidas del mundo que la revolución era posible, que era necesario aprovechar el momento adecuado e intentarla. Por eso todavía sigamos discutiendo y buscando, por eso la burguesía, que realmente ha temblado durante setenta años, todavía le tiene miedo y trata de asfixiar y diabolizar cualquier resurgimiento de los movimientos populares a nivel mundial.

Por esto debemos agradecer a la revolución bolivariana, que encontró nuevos caminos, pero con los mismos principios, para dar un segundo tiempo al partido historico entre socialismo y capitalismo también en este milenio. Y por eso, por haber despertado el gran miedo de la burguesía, ha pagado y está pagando un alto precio.

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