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Alain Espinosa y Frisia Batista: Son mercenarios y operan contra Cuba desde Europa

Por Beto Rodríguez Ángeles.

Una vez más, el Gobierno de Estados Unidos destina millonarios recursos para la operación de acciones subversivas en contra de Cuba. Y lo peor: ahora se vale de la Unión Europea y algunos de sus representantes anclados en el neofascismo.

Pero hay cosas que no cambian. Además de su obsesión por derrocar a la Revolución, la Casa Blanca sigue valiéndose de dos de sus principales brazos geopolíticos: la National Endowment for Democracy (NED) y la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) para entregar dinero a organizaciones anticubanas que implementan las agendas y planes contrarrevolucionarios.

Activistas van y vienen. Desde la época de la invasión y contundente derrota de paramilitares mercenarios financiados por la CIA sobre Playa Girón, el régimen estadounidense ha utilizado diversas organizaciones a las que entrega cientos de miles de dólares para operar nuevas estrategias contra la Revolución cubana.

Ahora, entre las financiadas está el llamado Instituto Internacional sobre Raza, Igualdad y Derechos Humanos (concretamente denominado Raza e Igualdad), asociación residente en Miami (porque no podía ser de otra manera ni en otro lugar) que está recibiendo dinero de Washington a través de la NED y la USAID.

Pero no todas las estrategias son iguales. El terrorismo armado es uno de ellos. La manipulación mediática es otra. Y los viajes diplomáticos de subversión son otra variante de la misma operación. De modo que Raza e Igualdad, con el dinero que le entrega Washington, promueve viajes de activistas anticubanos a Europa para reunirse con funcionarios y europarlamentarios y obligarlos a escuchar sus quejas, reclamos, intereses y agendas contra el Gobierno de Cuba.

Por ejemplo, entre el 12 y 15 de febrero viajarían a Bruselas, Bélgica, sede de la Unión Europea, los activistas anticubanos Elena Larrinaga de Luis, Yaxis Cires Dib y Yanelis Núñez Leyva, conocidos en la mafia de Miami por manejar los dineros para operar las acciones contra la Revolución cubana, como talleres e iniciativas frustradas en favor de lo que llaman “presos políticos y de conciencia” que cayeron en prisión por delincuencia común tras los disturbos del 11-J en Cuba.

Parte de la estrategia fue la publicación el pasado 12 de febrero desde la cuenta en X del Observatorio Cubano de Derechos Humanos (OCDH) de una fotografía donde aparecen cabecillas de Raza e Igualdad junto al ex primer ministro de Lituania y actual europarlamentario Andrius Kubilius, con la intención de condicionar y, en su caso, boicotear, la firma del acuerdo de diálogo político y cooperación entre la Unión Europea y el Gobierno de Cuba.

¿Cómo es que estos personajes de poca monta logran sentarse en las salas de espera de Bruselas? No por su mala fama, por su puesto, sino que son ayudados por un funcionario de Raza e Igualdad encargado de “asuntos de la Unión Europea”, quien tiene residencia en la capital belga: Camilo Tovar, cuyo encargo es diseñar y ejecutar la estrategia de incidencia de esta organización ante instituciones de la UE y sus diferentes organismos.

Camilo Tovar también se encarga de intentar colocar los puntos de vista de Raza e Igualdad en el Parlamento Europeo, con el apoyo de otros personajes que cobardemente no asoman la cara y operan en las sombras, pero que utilizan a figurillas como las mencionadas para materializar sus planes; claro, inyectándoles dinero, dietas y viáticos que cubran sus viajes, nada baratos, a Europa.

Un botón de muestra reciente sobre estas maniobras ocurrió el 16 de marzo de 2023, cuando Raza e Igualdad financió y operó una “gira de incidencia” en Europa que contó con la actuación de otros activos anticubanos como Alain Espinosa y Frisia Batista, quienes se reunieron con representantes de la Organización de las Naciones Unidas en su sede de Ginebra, Suiza, y de la Unión Europea, con la intención de recabar recomendaciones de cara al examen periódico universal sobre derechos humanos que, año con año, la Revolución cubana presenta satisfactoriamente ante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU.

Pero debe recordarse que esta no es una iniciativa propia de Raza e Igualdad. Todos son planes financiados por la NED y la USAID y, detrás de estas, el Departamento de Estado de Estados Unidos.

En todo caso, las organizaciones como Raza e Igualdad son simples contratistas; llanos mandaderos encargados de llevar a Europa las agendas frustradas de Miami que intentan subvertir al pueblo cubano en contra de su revolución y hacer algo por dañar los acuerdos logrados entre la Unión Europea y La Habana. Esto se ancla con las acciones de asfixia económica del régimen de Joe Biden en contra de Cuba y de la UE misma, intentando obligar a los europarlamentarios de moral distraída a sumarse a las farsas geopolíticas de Washington.

Maniobras ridículas y obsoletas sacadas de un polvoso manual de la Guerra Fría que, en pleno 2024, siguen teniendo al socialismo como enemigo y a Cuba como representante del diablo en la tierra. Por eso, la NED y la USAID continúan priorizando los viajes de contrarrevolucionarios a Europa, vistiéndolos con ropas de “activistas de derechos humanos” y maquillándolos como “actores de cambio en la sociedad cubana”, siendo no más que ramplones mercenarios pagados con dólares robados de los impuestos de la clase trabajadora estadounidense.

Pero Washington no tiene vergüenza en desviar el dinero del pueblo de su país con tal de pagar a terceros para que hagan el trabajo sucio contra Cuba en la Unión Europea. Pero las cosas son como son. O, como dice el dicho: aunque la mona se vista de seda, mona se queda, y no puede ocultarse la injerencia descarada del régimen de Estados Unidos en los asuntos internos de Europa.

Tomado de Desdeabajomx/ Foto de portada: Alain Espinosa y Frisia Batista/ Desdeabajomx.

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