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Madleen, el barco 36 de la Flotilla de la Libertad

Por Jousef Abuelrab / Organización Juventud Palestina

«Madleen» es el barco número 36 en el marco de los intentos de la Coalición de la Flotilla de la Libertad por romper el bloqueo impuesto por las fuerzas de ocupación sionistas sobre la Franja de Gaza desde el año 2007.

Según la propia coalición, el barco fue nombrado en honor a Madeleine Kulab, la primera joven palestina que se dedicó a la pesca en Gaza desde el año 2014. Comenzó su labor a los 15 años en el barco de su padre y pronto se hizo conocida entre los pescadores del sector.

Navegaba hasta los límites del bloqueo marítimo israelí, pescaba y vendía el pescado en los mercados para mantener a su familia. Su padre fue asesinado en este genocidio contra Gaza en octubre de 2023.

Madleen (el barco) se salvó del destino del ‘Mavi Marmara’, que cobró la vida de 10 activistas turcos en el 2011, siendo quizás la diferencia más clara entre ambas embarcaciones las nacionalidades occidentales de la tripulación del barco, y su contacto directo con los gobiernos de Francia y Reino Unido. Esto impidió, o al menos limitó parcialmente, que la ocupación repitiera el escenario de violencia y brutalidad del Mavi Marmara en aguas del Mediterráneo.

Ante esta escena, y frente a cualquier intento fallido del sionismo por aparentar humanidad o un trato cuidadoso y civilizado hacia los activistas, debemos recordar a los mártires del Marmara, hijos de la tierra de Anatolia. Debemos también recordar a los mártires del retorno en Palestina en 2011, y a los mártires de las marchas pacíficas del retorno en la frontera de Gaza en 2018.

Y debemos imaginar qué habría pasado si Madleen y otras embarcaciones hubieran transportado activistas árabes o refugiados palestinos desde distintas partes del mundo que decidieran embarcarse y ejercer su derecho —garantizado por las leyes internacionales— de regresar a su tierra ocupada, o de llegar a una parte sitiada de su patria que ha estado bajo una guerra de exterminio durante años, y sometida a un asedio férreo desde hace casi dos décadas.

Armados con sus nacionalidades europeas, los activistas a bordo del Madleen intentaron una ruptura tanto en el terreno como en los medios, frente al genocidio y el asedio. Sin duda, este intento será seguido por otros, como las caravanas que han partido desde el Magreb hacia Gaza, y otras intifadas marítimas que no se detendrán.

Pero todo este acontecimiento nos recuerda, con dolor, los estándares hipócritas y cojos de este mundo, y su descarado doble rasero. Nos recuerda que los seres humanos no son iguales bajo esta sombra de opresión y agresión. Gaza ha sido, es y seguirá siendo la que expone y desnuda toda la complicidad, el sesgo y la injusticia de Occidente, que insiste en apoyar nuestro exterminio, armarlo, guardar silencio sobre él y conspirar para su continuidad.»

El caso del Madleen es una denuncia viva de los crímenes de guerra cometidos por Israel, y de la complicidad y silencio de Occidente ante un asedio criminal que dura ya casi dos décadas. Gaza sigue siendo el espejo que expone la hipocresía global ante el sufrimiento palestino.

Portada: Osvaldo Gutiérrez Gómez «Osval»

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