Claver Carone se fue
Por Hedelberto López Blanch* / Colaboración Especial para Resumen Latinoamericano.
Mauricio Claver Carone de la misma forma abrupta en que llegó a la presidencia del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), impuesto por amenazas del expresidente estadounidense Donald Trump a los gobiernos de las naciones latinoamericanas que se le opusieran, este personaje ultraderechista fue removido del puesto por irregularidades éticas.
Resulta que Carone, señalado entre los súbditos más fieles de Trump, mantenía en las oficinas del Banco una relación sentimental con una subalterna a la que conocía de la Casa Blanca y a la que le habría aumentado el salario de 240.000 dólares anuales a 400.000 en tan solo un período. Además, las pesquisas muestran que despidió a varios empleados por cuestiones de índole personal.
Los directores ejecutivos del BID aprobaron por unanimidad despedir al organismo por “sus reprochables pasos de corrupción y prebendas.
Según fuentes del BID, “que él haya creado un ambiente de temor a las represalias entre el personal y los países prestatarios hizo perder la confianza del personal del Banco y de los accionistas, y fue necesario un cambio en el liderazgo”.
Recordemos que sin el más mínimo respeto a la regla no escrita, pero moralmente aceptable desde su fundación, de que el cargo de presidente del BID le corresponde a un latinoamericano, el Trump acudió a amenazas y chantajes para dejar en el puesto a uno de sus exdiscípulos más allegados.
Mauricio Claver-Carone era el principal asesor de Trump para América Latina en el Consejo de Seguridad Nacional (CSN) y el diario argentino Página 12 lo describe como un “bulldog” por su mala fama de línea dura dentro de los círculos relacionados con Latinoamérica en Washington.
Como es bien conocido, este ultraderechista favorece posturas aún más extremas hacia los gobiernos de Cuba, Venezuela y Nicaragua y ve a la región como el frente clave para las batallas al estilo de la Guerra Fría contra amenazas comunistas.
La mayor parte de las últimas dos décadas las pasó como un influyente cabildero y principal antagonista de cualquiera que buscara revertir el bloqueo que el régimen estadounidense mantiene desde hace 60 años contra Cuba.
El diario estadounidense The New Yorker lo retrata como “un típico abogado del sur de la Florida, conocido entre los políticos de Washington por su punto de vista extremista, todo-o-nada, sobre Cuba, Venezuela y Nicaragua”, mientras The Global Americans afirma que es alguien que no duda en mentir sobre la isla del Caribe que jamás ha visitado.
Muchos analistas lo consideran como “el típico arribista que cuando no está en el poder, su única preocupación es ganar dinero con la maquinaria anticastrista, pero cuando está en el poder, se prepara para el momento en que no esté ahí y tenga que seguir ganando dinero”.
Parece que en esta ocasión, con su enorme prepotencia, pensó que podía tener relaciones amorosas con una empleada, pagarle con dinero del Banco Interamericano y salir por la puerta ancha, pero el tiro le salió por la culata y él por la salida más estrecha.
Se va un extremista, pero ojo, quedan más como el senador cubanoamericano Marco Rubio, que desde su posición política dentro de un imperio en decadencia seguirá tratando de afectar a los países progresistas y dignos de América Latina.
La elección del nuevo presidente del BID lo hace la Asamblea de Gobernadores y el candidato debe tener el apoyo de los países miembros que le den mayoría absoluta de países miembros de las Américas. El Banco cuenta con 26 naciones miembros prestatarios de Latinoamérica, además de Canadá y Estados Unidos.
Entre los candidatos aparecen tres mujeres: Alicia Bárcena que estuvo al frente de la CEPAL desde 2008 hasta hace pocos meses; Laura Chinchilla, expresidenta de Costa Rica y Rebeca Grynspan, actual secretaria de la UNCTAD.
Por la experiencia y las relaciones que forjó en la región durante 14 años, Bárcena, de ser elegida, podría ser uno de los mejores presidentes que el BID haya tenido desde su fundación en 1960.
(*) Periodista cubano. Escribe para el diario Juventud Rebelde y el semanario Opciones. Es el autor de “La Emigración cubana en Estados Unidos”, “Historias Secretas de Médicos Cubanos en África” y “Miami, dinero sucio”, entre otros.
Ilustración de portada: Adán Iglesias.