Lo queremos todo: De Mayakowsky a Balestrini
Por Ana Hurtado
Si Nanni Balestrini era “il poeta del popolo”, sin duda Vladimir Mayakowsky lo es de la joven Revolución. El poeta de la vanguardia; del futurismo.
El 7 de noviembre se cumplían 106 años del triunfo de la Revolución de Octubre. Una victoria aplastante de los trabajadores que irrumpía con fuerza entrando el siglo XX. ¿Quién niega que este siglo no empezara con esta Revolución?
La Primera Guerra Mundial sentaba el precedente desde 1914 de la lucha entre potencias imperialistas, que volveríamos a ver años después. Una lucha que seguimos viendo a día de hoy en Medio Oriente mientras el sionismo masacra en Gaza y los territorios ocupados. Con sus intereses detrás, mientras no importa el genocidio ni las vidas humanas que se está cobrando la guerra con sus crímenes de lesa humanidad.
Los pueblos rusos se rebelaron contra la tiranía zarista y el zar Nicolás II se vio obligado a abdicar en febrero de 1917. No sabía lo que el destino traería para él y su familia. Quizás nunca se lo imaginó mientras degustaba manjares en el Palacio de Invierno o visitaba a sus primos el káiser Guillermo II de Alemania o al rey Británico Jorge V. Todos de la familia de la reina Victoria, tenían a Europa bajo su mandato y a su pueblo, sobre todo en el Imperio Ruso, en condiciones infrahumanas.
Bajo este contexto, triunfa la Revolución de 1917. Se formó en un primer momento un gobierno provisional con Kerensky a la cabeza, pero sin resolver los problemas de la población. Fueron unos meses de locura en los que los bolcheviques con un genio en la avanzada, conquistaron a las masas y por consiguiente, el poder.
Lenin, ese genio que volvió del exilio por este motivo, ya había instruido a la gente de cuales eran las bases del programa: paz, pan y tierra. Todo el poder para los soviets. Y se hizo a lo ancho y largo del territorio según su palabra. Aunque algunos la tergiversaran a veces, y otros la traicionaran. Hombres como Lenin son regalos que da la tierra. Son mentes que nacen cada miles de años.
Gracias a él y a algunos, se pudo pasar del socialismo teórico de Marx y Engels al socialismo real. Que empezó a construirse. Y vinieron los logros.
Que pervivieron durante toda la existencia de la Unión Soviética.
Los títulos nobiliarios que siguen perviviendo en muchos países fueron abolidos de raíz. Lenin se desvivió por la electrificación de todo el país. La Revolución industrializó una Rusia que estaba atrasada y anclada en siglos anteriores.
La enseñanza obligatoria, gratuita y laica. El apoyo a artistas y la democratización de la cultura. El empoderamiento de la mujer.
Ya Aleksandra Kolontái hablaba del amor libre. No como la bazofia que se nos vende ahora. Era algo profundo y con fundamento de clase. Se aprobó el divorcio e incluso se despenalizó la homosexualidad. Siendo la orientación sexual materia que no le incumbía al estado. No sé si puede decirse lo mismo en la Rusia actual.
Lo que está claro es que sopló tan fuerte el viento del pueblo, el que Miguel Hernández sabía recitar, que realmente se creó o al menos se llegó al acercamiento de un nuevo orden mundial. Más humano, más justo y más proletario.
A pesar de que en 1956 en el perverso Informe Secreto se quisiera tirar tierra desde la propia URSS encima de muchos logros, poner en tela de juicio la capacidad militar del país en la Segunda Guerra Mundial y otro tanto batiburrillo de ideas en cuanto el culto a la personalidad – que en Rusia no nació en la era soviética sino mucho antes, basta con acudir a la historia-, el pueblo disfrutó las conquistas bolcheviques e incluso ahora son tantos los nostálgicos de aquella época. Qué mediocre es el malintencionado revisionismo histórico y sobre todo cuando viene de los mismos que se beneficiaron de todo aquello.
El futurismo ruso fue la corriente artística que a mi parecer sobrepasó al originario, que era italiano. Porque fue más allá de las artes plásticas del originario, para abarcar también la literatura y la palabra. Y recordemos en algún artículo pasado, tanto en boca de María Zambrano como de Sartre, que esta tiene un poder transformador. Crea y convierte. Transforma.
Ahí lo tenemos a él. Casi dos metros de estatura. Porte. Vanguardista en la corriente pero ante todo: revolucionario como el que más. El Balestrini ruso.
Él iba mano a mano con la lucha que se gestaba en su país desde principios de siglo. Opositor al Zar y aliado de los bolcheviques, fue víctima de persecuciones e incluso de la prisión. Pero con el triunfo rojo tuvo un papel fundamental en la política cultural del nuevo mundo. Fue uno de los máximos exportadores y transmisores de la Revolución Rusa, llegando hasta a Estados Unidos donde dejó descendencia, y a México de la mano de Diego Rivera.
Vladimir Mayakowsky se consagra a la gloria y el mundo lo contempla orgulloso. Pocos tuvieron la capacidad de plasmar de manera tan polifacética el arte, la vida, la admiración y el alma. Su poema Vladimir Ilich Lenin ya ha quedado en la historia:
Cómo se refiere a las masas, al líder que acababan de enterrar, al proceso histórico.
“¡Camarada Lenin, en las humeantes fábricas , en la tierra cubierta de nieves y de trigos, camarada, con vuestro corazón y vuestro nombre pensamos, respiramos, luchamos y vivimos!”
Porque admirar a los hombres y a las mujeres nos hace más grandes a nosotros mismos. Ningún culto a la personalidad, ninguna extravagancia que quieran designar.
¿Qué mas muestra de amor que algo así?
“¡Lo queremos todo! Porque no queremos pasar la mitas de nuestra vida en la fábrica. Porque queremos tener más tiempo para organizarnos políticamente.
Porque queremos llevar la lucha contra el patrón.Porque queremos quedarnos en casa sin perder el salario cuando no podamos trabajar (…) Porque somos nosotros los proletarios del sur, nosotros los obreros masa. Esta enorme masa de obreros.
Los ciento cincuenta mil trabajadores de la Fiat los que hemos construido el desarrollo del capital y de su Estado.
Porque somos nosotros los que hemos creado toda esta riqueza y de la que no nos dejan más que las migajas.
Porque hemos creado toda esta riqueza dejándonos la vida en el trabajo o muriéndonos de hambre en el sur.
Pero ahora que somos la gran mayoría del proletariado,
ya no tenemos ganas de trabajar y de dejarnos la vida en el progreso del capital y de su Estado.
Estamos hartos de mantener a todos estos cerdos.”
Balestrini lo puso de este modo en su pluma en el contexto de su tiempo, y nosotros lo repetimos y lo tenemos forjado a fuego en la moral. Porque el patrón universal es el capitalismo. Y estamos cansados de formar parte de su cadena de producción.
Vinimos sin nada. Del sudor del olivar, del esfuerzo en los campos, del agotamiento en las fábricas.
Pero ahora, en pleno 2023, si hay algo que tenemos claro, es que los nuestros no tenían nada. Pero nosotros lo queremos todo.
Y hacia eso vamos.
Tomado de Cubadebate/ Foto de portada: RIA Novosti