Las respuestas de Cuba al flagelo de las drogas son integrales
Por Francisco Arias Fernández.
«Pese a los redoblados esfuerzos de la comunidad internacional, el problema mundial de las drogas sigue poniendo en grave peligro la salud, la seguridad pública y el bienestar de la humanidad, en particular de los niños y de los jóvenes. Además, amenazan la seguridad nacional y la soberanía de los Estados y socava la estabilidad socioeconómica y política, así como el desarrollo sostenible».
En esos términos evalúa la situación actual del fenómeno la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Onudd), en ocasión del Día internacional de la lucha contra el uso indebido y el tráfico ilícito de drogas, celebrado este 26 de junio.
Amenazas pospandemia
La reactivación progresiva de los vuelos comerciales y del traslado marítimo y terrestre de mercancías ofrece mayores oportunidades a los traficantes de drogas, que en los años de pandemia acumularon grandes cantidades de sustancias ilícitas y ahora tratan de distribuirla por todo el mundo. El tráfico y la venta de estupefacientes se han recuperado de forma muy rápida hasta alcanzar los niveles anteriores a la COVID-19, afirman autoridades de Naciones Unidas.
Europol y la Onudd coinciden en que los monopolios de la cocaína a nivel global tuvieron una producción de más de mil toneladas en 2020, que empezaron a comercializar con más fuerza a partir de 2021, rumbo a EE.UU. y Europa, por lo que esa droga ha incrementado su disponibilidad en sus principales mercados, así como sus niveles de pureza.
La estrepitosa salida de EE. UU. y la OTAN de Afganistán, ocupada militarmente por casi dos décadas con el pretexto de la lucha contra el terrorismo y las drogas, coincidió con cifras récord de ganancias para la economía ilícita de los opiáceos en esa nación, con un estimado entre 1 800 y 2 700 millones de dólares en 2021. Uno de los negocios ilícitos más lucrativos del orbe genera más de 600 000 millones de dólares anuales a nivel mundial.
Al tiempo de devastar al país por la guerra, Washington dejó instalado a Afganistán como el mayor proveedor mundial de opio, condición alcanzada durante la ocupación militar estadounidense, cuando los cultivos de amapola crecieron en 4 000 hectáreas cada año hasta alcanzar las 224 000 en 2020. El pasado año se produjeron en ese país más de 6 000 toneladas de opio, que podrían servir para elaborar hasta 320 toneladas de heroína pura.
Además de alta capacidad de adaptación e incursión en nuevas dinámicas de enmascaramientos y canales para producir y traficar la droga, en su afán de evitar a la fuerzas de seguridad, las organizaciones criminales del narcotráfico internacional están aumentando su actividad a través de la llamada «web oscura» o profunda. Es decir, sitios en internet ocultos a los que solo se puede acceder mediante navegadores especiales, según la Onudd. Estos se utilizan para las ventas o «transacciones de drogas sin contacto», tendencia creciente, como el uso del canal postal para esos ilícitos.
La pandemia dejó, además, un aumento de los consumidores de distintos tipos de nuevas sustancias sicoactivas peligrosas, de otras con efecto sedante, como el cannabis y la benzodiacepinas; la llegada de una nueva generación de drogas sintéticas más baratas, al tiempo que más letales, y la expansión de los opioides como el tramadol, el aumento de la potencia de esas sustancias y de los consumidores de marihuana, estimulados por los procesos de su despenalización.
Aunque los países que han legalizado el uso de la marihuana con distintos fines padecen de incrementos de efectos sanitarios y sociales negativos, nacen nuevas tendencias favorables a despenalizar la cocaína, heroína y otras drogas, a contracorriente del derecho internacional, de acuerdos y de convenciones firmadas por la mayoría de los integrantes de la ONU.
Canadá, que entre 2016 y 2021 registró 26 000 muertes por sobredosis de drogas, despenalizará, a partir del año que viene, en una de sus provincias (Columbia Británica), la posesión de pequeñas cantidades de sustancias como la cocaína, éxtasis, heroína y el fentanilo.
Cabe recordar que este último es el responsable de la mayoría de los fallecidos en Canadá, especialmente en Columbia Británica, con 9 400, la región más golpeada por la epidemia de sobredosis, que también tiene en jaque a EE. UU., donde de los 107 000 muertos el año pasado por esa causa (15 % de incremento), 70 000 fueron por fentanilo. La cifra récord estadounidense se traduce en la muerte por sobredosis de una persona cada cinco minutos.
A grandes desafíos, soluciones multifactoriales
Este peligroso flagelo de los narcóticos amenaza a Cuba por estar ubicada a escasas 90 millas de Estados Unidos, el principal mercado de drogas del mundo y destino de la mayoría de los cargamentos de narcóticos, que pasan por las rutas marítimas y aéreas cercanas a la Mayor de las Antillas.
El territorio estadounidense es, además, punto de partida de grandes cantidades de sustancias sofisticadas producidas en sus laboratorios, lo que complejiza el entramado de una región latinoamericana y caribeña, gran productora de marihuana, cocaína y otras sustancias, que tratan de colocar sus «productos» en los lucrativos mercados del norte o dondequiera que hallen altos precios.
Sin embargo, nuestro país no ha estado nunca con los brazos cruzados ante tales amenazas, riesgos y peligros de un fenómeno ante el que no se puede descuidar ni un segundo.
El sistema de enfrentamiento de las autoridades cubanas continúa las acciones efectivas contra intentos de trasiego o introducción de drogas a través de nuestras fronteras marítima o aérea; desmantela cultivos de marihuana locales y neutraliza acciones de tráfico interno, como se informó recientemente en el programa televisivo Mesa Redonda.
El carácter multifactorial de la estrategia cubana de enfrentamiento y prevención de este flagelo se ha ido perfeccionando y fortaleciendo, con su máxima expresión en la Comisión Nacional de Drogas, creada en marzo de 1989 y reestructurada en 1998 con una amplia participación interdisciplinaria, que incluye, entre otros, a los ministerios de Justicia, Salud Pública, Educación y Educación Superior, Cultura, Relaciones Exteriores y del Interior, así como a la Fiscalía General de la República y la Aduana General de la República.
Concebir la prevención y el enfrentamiento en sistema y de manera integral, ha permitido al país garantizar la coordinación de intereses y esfuerzos entre organismos, organizaciones políticas, sociales y de masas, así como la colaboración internacional.
La estrategia cubana apuesta por inmunizar con valores y la educación de la sociedad como columna vertebral, así como la práctica del deporte y la recreación sana, al tiempo que promueve la atención médica oportuna a los enfermos por adicciones y la reinserción social de las personas sancionadas por delitos vinculados con las drogas.
A su vez, Cuba es signataria de los principales instrumentos jurídicos multilaterales en materia de drogas, aprobados por las Naciones Unidas; tiene firmados 11 tratados de extradición, 34 de asistencia jurídica, 42 de drogas y 31 de traslado de sancionados con otros países.
La esencia preventiva de la estrategia cubana, junto a la vigilancia y enfrentamiento permanentes en lo interno, en nuestras fronteras y canales de comunicación con el exterior, permiten cumplir la voluntad política de tolerancia cero ante los complejos fenómenos asociados al flagelo de los narcóticos, en medio de las múltiples batallas del país contra un bloqueo económico, comercial y financiero genocida, y una política hostil del Gobierno de EE. UU. contra nuestro pueblo, y el impacto de la pandemia de la COVID-19 y la crisis económica mundial.
El Día internacional de la lucha contra el uso indebido y el tráfico ilícito de drogas constituye para Cuba una fecha para homenajear a quienes por más de seis décadas han hecho realidad la decisión de luchar a sangre y fuego contra las drogas ilícitas, y que hicieron el milagro de desterrar, para siempre, al verdadero causante de las lacras, males y vicios que imperaban en la Isla antes de 1959: el capitalismo y sus mercaderes.
Tomado de Granma/ Foto de portada: Gentileza de Tropas guardiafronteras/ Cuba.