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Si de escándalos éticos se trata en el BID, hay varios

Por José Luis Méndez Méndez* / Colaboración Especial para Resumen Latinoamericano.

Cuando el norteamericano Mauricio Claver–Carone, fue impuesto al frente del BID, su gestión ha estado matizada por un intervencionismo al estilo de la política las “cañoneras” del siglo XIX, aplicada por parte de Estados Unidos. Entonces se argumentó su incapacidad para tan elevado cargo, su falta de experiencia en temas financieros y el barniz dado en su efímero paso por el FMI. De lo que si sabe es de intervenir, así lo hizo en Bolivia y ahora en Argentina.

El tiempo ha transcurrido y la verdad se ha develado, el BID, ha cambiado ahora se utilizan las finanzas para intervenir, influir y desviar el curso político en los países latinoamericanos y caribeños. Cobran vigencia las proféticas premoniciones de quien conoce el sistema por dentro.

Solventes visiones como la de Roberta Jacobson, quien fue subsecretaria de Estado para América Latina y el Caribe durante el gobierno de Barack Obama, iluminaron lo que se aproximaba, al advertir: “Temo, que debido a sus fuertes posturas en estos temas, use el banco para forzar a los países a adoptar las políticas, que desea como condición para otorgarles préstamos”. Como ocurre con Argentina en la actualidad.

La vida también demostró, lo que se rumoraba desde hacía años sobre su personalidad, que contiene problemas no resueltos en distintas etapas de su vida, por dondequiera que ha trabajado ha dejado una estela de comentarios, que han sido atajados por medio de sus elevadas posiciones. El pecado de la lujuria, es uno de ellos, parece dominarlo.

Quien se exhibe como ejemplar padre de familia, esposo fiel y amantísimo, devoto de sus creencias, está bajo investigación por un escándalo ético que puede llegar a costarle la presidencia. En un español más claro, es un caso de faldas. El encumbrado funcionario fue formalmente acusado en una denuncia de anónima de mantener una relación con una funcionaria del organismo, y de haber malversado fondos del banco. Varias fuentes consultadas indicaron que la funcionaria involucrada es Jessica Bedoya, jefa de Gabinete y actual Oficial Principal de Estrategia del BID. Casualmente Bedoya trabajó con Claver-Carone en la Casa Blanca durante la gestión de Donald Trump, empedernido acosador sexual. La investigación está en desarrollo en manos de una firma independiente, que sigue los principios éticos que deben prevalecer en un funcionario, que supone mantener una acrisolada actitud y exigirla a sus subordinados.

El resultado será mayúsculo cuando se arribe a conclusiones, ya que en su prepotencia habitual, el sindicado acosador, en un apasionado discurso aseguró: “Es una campaña anónima, política, mediática” en contra de su trabajo. Estimo que podría ir preparando sus maletas.

Con elevado sentimiento de superioridad, convencido de poder salir de los peores atolladeros, Claver-Carone defendió su gestión al frente del BID y negó las acusaciones en su contra, cuando un mensaje anónimo bien colocado acuso al director del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) de mantener una relación íntima con una empleada de la entidad, algo prohibido por los estatutos internos. No se cuestionaba malas prácticas, es un caso de violación de principios éticos, lo hizo o no lo hizo, así de simple, las evidencias circunstanciales lo incriminan. No se le acusa de tener relaciones íntimas con una empleada del BID cualquiera, es con una mujer que lo sigue. No creo que el amor o el deseo hayan brotado de repente, es una historia pecaminosa que se arrastra.

Un correo electrónico anónimo enviado a la junta directiva y al oficial de ética del banco acusaba a Claver-Carone de mantener una relación con una empleada que le reportaba directamente. El correo electrónico también lo acusaba de malversar fondos del BID, esto último parece ser una “ñapa” acusadora.

Los términos son claros, el código de ética del BID en su sitio web establece: “Está prohibido participar en ninguna decisión relacionada con el empleo de alguien con quien mantiene una relación íntima”. El dato revelador precisa que era subordinada directa del encargado mayor, es decir una circunstancia agravante.

Durante la presentación del informe macroeconómico de Latinoamérica para 2022, Claver-Carone respondió a las informaciones publicadas en algunos medios sobre las acusaciones en su contra. Al respecto, el estadounidense denunció “una campaña política y mediática anónima” espoleada por personal del mismo banco, y aseveró que no se le está garantizando el “debido proceso” en la investigación. Esgrime la teoría de la conspiración en su contra, si realmente fuese no culpable de lo que se le acusa, no hubiese tenido que alegar a su favor, bastaría con haber aseverado, soy inocente, quien lo dude demuestre lo contrario, tal vez el tenga que demostrar su inocencia.

“¿Cómo podemos abogar por el Estado de derecho y la transparencia cuando, en las últimas dos semanas, al personal de este banco se le ha negado un debido proceso por parte de unos pocos que han violado de manera comprobada e inexplicable el código de ética al utilizar una carta anónima como arma?”, cuestionó.

“Los procedimientos no incluyen filtrar historias a los periodistas para influir en la opinión pública o prejuzgar los hechos”, reprochó. El rol de víctima no le queda a su investidura.

El presidente del BID afirmó que apoya “plenamente” los mecanismos del organismo para resolver controversias éticas, pero arremetió contra la filtración del escándalo a los medios de comunicación. Pidió a los trabajadores del BID que confíen en él, puesto que cuenta con “evidencia de la verdad”, pero afirmó que no la hará pública a fin de “respetar lo que tendría que ser un proceso confidencial”. ¿Cuál verdad, tuvo o no relaciones consensuadas con la señorita Bedoya, si o no? Sin  dar más vueltas mediáticas al asunto, como lo reconoció en su momento el ex presidente William J. Clinton, quien como hombre asumió las consecuencias, sin “verdades, verdaderas ocultas”.

Cuando, en estos casos, se apela a circunstancias modificativas de la responsabilidad criminal y se invoca, buena conducta, logros, resultados, es para que se les tenga en cuenta a la hora de dictar conclusiones y tomar medidas. Todo lo cual sugiere que en el fondo hay cargo de aparente conciencia. Así el imputado alegó sobre su gestión al frente del banco, en el que reivindicó haber convertido el organismo en una institución del siglo XXI, haber eliminado el uso de aviones privados y haber promovido la igualdad de género.

Sobre este último punto, mencionó específicamente que se designó por primera vez a una mujer, Reina Irene Mejía Chacón, como vicepresidenta ejecutiva, y se nombró a “la primera mujer jefa de Gabinete en la historia del banco”, una referencia a Jessica Bedoya, jefa de Gabinete y Oficial Principal de Estrategia del BID, a quien fuentes en Washington señalan como la persona involucrada en el escándalo, y con quien ya trabajó en la Casa Blanca durante la administración de Donald Trump. ¿Sería la promoción una decisión relacionada con el nexo carnal alegado? En el caso de su mentor republicano, ese es uno de sus estilos.

Esta semana, los 14 directores del Banco Interamericano de Desarrollo se reunieron para discutir las acusaciones contra Claver-Cardone recibidas a través de un correo electrónico anónimo, para lo que convocaron también al abogado general y al subseretario. Durante una reunión virtual que se extendió por dos horas y media, todos los participantes evaluraon las alternativas ante la posibilidad de un escándalo. No se ha publicado el texto del anónimo, pero convocar a más de una docena de directores por espacio de más de dos horas y media, para analizar una acusación contra la moralidad a toda prueba de su presidente, sugiere que hay en el documento suficiente mérito o dudas razonables para determinar, que se investigue para su esclarecimiento, si hubiese sido un chisme de pasillo, no se habría tomado tal decisión, de contratar una empresa externa para investigar el hecho, contra un presidente que apenas lleva un año y medio en el cargo y ya ha sido cuestionado.

En el momento de su elección al frente del BID enfrentó una fuerte reacción por parte de algunos estados miembros, incluidos Argentina y México, que rechazaban romper la tradición del banco desde 1959 de tener un presidente de un país latinoamericano.

Antes del nombramiento, en 2020 trabajaba como funcionario de la Casa Blanca, desempeñándose bajo la dirección de Donald Trump como director de Asuntos del Hemisferio Occidental en el Consejo de Seguridad Nacional.

El resultado puede ser mediatizado, concluir que fue una vil patraña, pero si de ética se habla, el presidente debió haber sido suspendido hasta que se esclareciese la acusación, cómo ejercer el puesto cuando sobre él pende semejante escándalo, ajenos a los principios éticos de una entidad financiera regional de elevada solvencia moral. Cualquiera que sea el final de esta historia, cuando el río suena, es  porque piedras trae, reza un proverbio inmortal.

(*) Escritor y profesor universitario. Es el autor, entre otros, del libro “Bajo las alas del Cóndor”, “La Operación Cóndor contra Cuba” y “Demócratas en la Casa Blanca y el terrorismo contra Cuba”. Es colaborador de Cubadebate y Resumen Latinoamericano.

Foto de portada: EFE.

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