Internacionales

Verdades reveladas, lo que no se ve ni se oye (IV y Final)

Por José Luis Méndez Méndez / Colaboración Especial para Resumen Latinoamericano.

 

Cuando en Cuba, se evocaba el treinta aniversario de la victoria del pueblo de  Cuba contra la invasión mercenarias de derrotada en breve tiempo en las arenas de Playa Girón, el 19 de abril de 1991 el Subcomité sobre Terrorismo, Narcóticos y Operaciones Internacionales, del Comité de Relaciones Exteriores del Senado, discutió la autorización de asignaciones para USIA y Voz de las Américas.

En la reunión Eugene P. Koop, director actuante de USIA, explicó necesidad de reexaminar la misión de USIA a la luz de los cambios en el mundo, y subrayando que la institución había surgido en momentos de confrontación entre superpotencias, que había provocado se le considere una agencia de la Guerra Fría. Sobre el presupuesto, senador Kerry explicó que los 32.5 millones de dólares de presupuesto de Radio y TV Martí, se habían dedicado a un solo país en 1992, que fue la misma cantidad que USIA dedica al mundo entero. Tal era entonces la prioridad por destruir a la Revolución cubana en el año que la caída del Campo Socialista era un hecho y la desintegración de la Unión Soviética era inminente.

Al año siguiente Antonio Diéguez fue nombrado al frente del equipo informativo de TV Martí, era un profesional de experiencia, llamado para un intento de la USIA por mejorar la imagen de emisora. Su director siguió siendo Tony Navarro, desde su cargo de jefe de la Oficina de Transmisiones hacia Cuba, que incluye Radio y TV Martí. Se evidencia oposición a dar continuidad al financiamiento de TV Martí por continuos problemas operacionales y técnicos. En abril de ese año el presupuesto que se solicitó por parte de la USIA para Radio y TV Martí, en el año fiscal 1993, fue de 34 millones 758 mil dólares, 2,13 millones menos que en 1992. De estos 11 millones 619 mil dólares para Radio Martí y 15 millones 585 mil dólares para TV Martí.

Una partida estaba asignada para dirección de programas y administración. Se planteó, además, el uso de la  frecuencia 530 AM para utilizarla como segunda frecuencia de transmisión para Radio Martí desde un transmisor del Departamento de Defensa situado en Saddlebunch Key, Florida, utilizado hasta ese momento como transmisor backup de la frecuencia primaria (1180 AM). Ese transmisor y el alquiler de tiempo de transmisión a estaciones AM del Sur de Florida, estaban dirigidas a minimizar las  interferencias, en tanto que las transmisiones por varias frecuencias dificultarían las interferencias cubanas. Los esfuerzos para mejorar el sistema de transmisión de TV Martí continuaron de conjunto con USAF y con la participación de contratistas privados. Se alquiló espacio en antena de 600 pies de altura en Cudjoe Key para darle capacidad a TV Martí de transmitir, no sólo desde globo aerostático sino también desde estación terrestre.

También en mayo de ese año, a solicitud de congresista Bill Alexander, la General Accounting Office (GAO) realizó investigación sobre TV Martí. La investigación fue ejecutada entre septiembre de 1991 y abril de 1992 a través de tres consultantes independientes: 2 consultantes concluyeron en que transmisiones relativas a Cuba ya la emigración cubana carecían de balance y no cumplían con los estándares establecidos por la Voz de las Américas. El otro consultante consideró que las transmisiones cumplen generalmente con los estándares, pero son necesarios algunos mejoramientos. Críticos de la propia TV Martí también reconocieron que las transmisiones no satisfacían los estándares.

Como recomendación, el informe de GAO recomendó al director de USIA que instruyera a la Voz de las Américas para que estableciera procedimientos que asegurasen que las transmisiones de TV Martí cumpliesen con los estándares establecidos por VOA. El Departamento de  Estado mantuvo la posición de que TV no violaba la Convención Internacional de Telecomunicaciones debido a que las transmisiones no interfieren con transmisiones cubanas. International Frequency Registration Board consideró que las transmisiones de TV Martí interfieren con transmisiones cubanas y no cumplen con regulación Radio 2666, que de su territorio en frecuencias AM y FM de radio y televisión. La extensión de TV Martí a horarios diurnos provocó quejas de Cuba en International Frequency Registration Board y transmisiones hacia Estados Unidos en varis frecuencias AM, lo que a su vez provocó quejas de Estados Unidos en el IFRB.

Durante meses en el Congreso y funcionarios de la Administración estadounidense criticaron la inefectividad de las dos emisoras. Para frenar las críticas ya desde 1993, se utilizó el método de reducir la asignación de su presupuesto aunque el entonces presidente George H.W. Bush insistía en la necesidad de mantenerlas y dejaba trillado el camino a la triunfante administración demócrata de William J. Clinton.

Como paliativo para mejorar el alcance de la subversión por esa vía entonces se trabajaba por ampliar las frecuencias de transmisión de Radio Martí para diversificar posibilidad de  entrada a la Isla.

En noviembre se aseguró que la radio subversiva estaba transmitiendo durante una hora de diez a once con el empleo de espacios pagados a las emisoras Radio Mambí y WQBA, escuchadas en Cuba durante décadas y que transmitían en A.M. con reportes de sintonía verificados. Ambas emisoras radiaron apoyo a las aspiraciones de Bush en las elecciones de 1992. Se argumentó, entonces, como una acción “legal” al amparo de la Ley de Radio Martí, que autorizaba contratar espacios en otras emisoras cuando las interferencias dificultasen su recepción en Cuba.

Con la llegada de la administración Clinton en enero de 1993, se evaluó no dar continuidad al menos a la TV subversiva. Los aires en el Congreso no eran de apoyo el senador demócrata por Wisconsin, Russell D. Feinguld, redactó un proyecto de ley encaminado a poner fin a transmisiones de TV Martí y World Net para cortar gastos federales.

En tanto se desarrollaba una revisión de toda la programación radial y televisiva del gobierno hacia otros países, el Broadcasting Advisory Committee, controlado por el Jorge Lincoln Mas Canosa, director de la junta directiva de la llamada Fundación Nacional Cubano Americana, FNCA, propuso  mudar las operaciones y transmisiones de TV Martí hacia Miami, se aseguraba que TVMartí había modificado su señal y en septiembre podía ser captada fuera de Ciudad de la Habana, especialmente en Pinar del Río.

Mientras, Rolando Bonachea director interino de la Oficina de Transmisiones a Cuba, dijo que esa “podría ser la jugada que salve la vida de Radio yTV Martí”.

Tal mensaje se constató que era falso y estaba dirigido a influir en el Congreso, que debatiría en el otoño de ese año el presupuesto de las emisoras anticubanas. Se trataba de mitigar el consenso generalizado que ninguna de las dos emisoras no se escuchaba ni se veía.

Varias décadas después y la pérdida de miles de millones de dólares, además de la ineficacia de las mal llamadas emisoras Radio y TV Martí, la administración de Donald Trump, se caracterizó por recortar presupuesto a todo lo que suponía cultura, educación, temas relacionados con las élite, lo cual es un reflejo de sus acentuados sentimientos de minusvalía intelectual, que afloran en su forma de expresarse, decidir y actuar, son taras que no puede eludir.

La Oficina de Administración y Presupuesto publicó un reporte en el que destacaba los ahorros que representaría eliminar del Departamento de Estado las cuentas destinadas a la ayuda para el desarrollo y el envío de alimentos a países en crisis; cortar significativamente los fondos para programas de intercambio educativo y cultural; así como recortar cerca de $700 millones en contribuciones a organismos como las Naciones Unidas. Recordar que amenazó con retirarse de la UNESCO, de la OMS por medio de acusaciones sobre la gestión de esos organismos internacionales, que hacían resistencia a doblegarse a sus designios.

Ahora, la historia repetida se reitera, pero no parece que suceda algún cambio hasta pasadas las elecciones de medio término, a menos que JoeBiden quiera perder el apoyo del Condado Miami-Dade, asiento de la meca contrarrevolucionaria cubana.

 

 

(*) Escritor y profesor universitario. Es el autor, entre otros, del libro “Bajo las alas del Cóndor”, «La Operación Cóndor contra Cuba» y «Demócratas en la Casa Blanca y el terrorismo contra Cuba». Es colaborador de Cubadebate y Resumen Latinoamericano.

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