Cuba

Transformadores, antidogmáticos y rebeldes, cómo el Che

Por Raúl Antonio Capote * / Colaboración Especial para Resumen Latinoamericano

Esta mañana nace el Che de nuevo, como cada día, en ese renuevo indetenible, con la tenacidad de sus escaladas por la Sierra hostigado por el asma y las balas enemigas o de su épica marcha por la quebrada cuando perseguía emancipar un continente, nace siempre una y otra vez.

El Che, además de ser un valeroso guerrillero y brillante jefe militar, es paradigma de la creatividad constante, enemigo de cualquier fundamentalismo o dogmatismo.

Pensamiento y acción, elementos inseparables en su bregar, son la síntesis casi perfecta de la razón con la utopía. Ciencia con Conciencia para llevar adelante la Revolución y redimir la promesa de fatuos mesianismos.

“La Humanidad no persigue nunca quimeras insensatas ni inalcanzables; la Humanidad corre tras de aquellos ideales cuya realización presiente cercana, presiente madura y presiente posible” dijo el gran latinoamericano, José Carlos Mariátegui, el Amauta.

Defensor del desarrollo imprescindible de la subjetividad crítica, para que la Utopía no quedara vacía y naciera el hombre nuevo, libre de la condición de hombre masa o de muñeco de bronce, esa imagen perversa que se le trató de adjudicar a su fe en el individuo que debía nacer del proceso revolucionario, el hombre y la mujer del comunismo, libres como nunca antes, que marcarán la salida definitiva de los seres humanos de la prehistoria de la humanidad.

Si nuestra forma de ver el mundo está marcada por la axiología del capitalismo, si nuestro principio básico sigue siendo tener a toda costa por encima del ser, si el egoísmo es el signo que mueve nuestras vidas, si vemos la miseria como una especie de fatalismo y la sociedad dividida en clases como algo natural e inmutable, si no tenemos fe en el ser humano y en su capacidad de entrega, en su altruismo, nos estamos colocando en las antípodas de Ernesto Guevara.

Ché escogió ser comunista y leninista, ser un eterno guerrillero, recorrer por siempre los caminos del mundo con su adarga al hombro, en lugar de convertirse en un médico notable se convirtió en un peligroso enemigo de los explotadores y sus lacayos.

Su “instinto de rebelión” le llevó a luchar por la verdadera libertad en cualquier lugar del mundo, montado en lomos de Rocinante, su vida, el combate, le hizo internacionalista militante, brillante estadista y le convirtió en paradigma de honor, entrega y deber, su muerte, le inmortalizó.

(*) Escritor, profesor, investigador y periodista cubano. Es autor de “Juego de Iluminaciones”, “El caballero ilustrado”, “El adversario”, “Enemigo” y “La guerra que se nos hace”.

Foto de portada: AFP

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