Internacionales

El cerebro y la salud mental sufren con los alimentos ultraprocesados

Por Flor de Paz* / Colaboración Especial para Resumen Latinoamericano.

Los alimentos ultraprocesados son objeto de alertas sanitarias desde hace mucho tiempo, frente a los que se obtienen de manera más natural. Ahora, un estudio asocia su consumo con síntomas depresivos e incluso, con una afectación en el volumen de sustancia gris en la amígdala y en las regiones frontales del cerebro.

Liderado por el Centro de Investigación Biomédica en Red (CIBER) y el Instituto de Investigación Biomédica de Girona (IDIBGI), España, el trabajo pretende arrojar luz sobre los posibles efectos adversos del consumo de alimentos como snacks, bebidas azucaradas, precocinados, dulcería industrial, carnes procesadas, galletas, lácteos azucarados, cereales refinados, pizzas o Nuggets.

En su baja densidad de nutrientes y su alta concentración energética está la razón fundamental de los efectos nocivos de dichos alimentos. Además, porque son ricos en ácidos grasos saturados y trans; azúcares añadidos y sal; son pobres en proteínas, fibra dietética y micronutrientes, sin contar los aditivos que suelen contener.

El estudio incluyó a152 personas adultas y el propósito fue explorar los efectos de la interacción de los ultraprocesados con la obesidad. También, evaluar si los biomarcadores inflamatorios median estas asociaciones previas.

En torno a los participantes, fue recopilada información sobre su dieta durante el último año, mediante cuestionarios de frecuencia alimentaria validados. Asimismo, los alimentos se clasificaron en función de su grado de procesamiento. El cálculo final radicó en el porcentaje de consumo de ultraprocesados en la dieta global.

De forma paralela, los síntomas depresivos fueron evaluados y se realizaron imágenes de resonancia magnética estructural. Varios parámetros metabólicos y biomarcadores inflamatorios, como el recuento de glóbulos blancos, la proteína de unión a lipopolisacárido y la proteína C reactiva estuvieron entre los examinados.

El resultado fue el esperado. Existe una “asociación entre un mayor consumo de ultraprocesados y una mayor presencia de síntomas depresivos, así como un menor volumen en regiones cerebrales implicadas en procesar la recompensa y monitorizar el conflicto, aspectos esenciales en la toma de decisiones, incluyendo las alimentarias. También se destaca la mediación entre cantidad de glóbulos blancos, consumo de ultraprocesados y síntomas depresivos.

De acuerdo con los investigadores principales del estudio, el Dr. Josep Trueta, Oren Contreras-Rodríguez y José Manuel Fernández-Real, la asociación entre el consumo de estos productos y los síntomas depresivos fue especialmente notable en el grupo con obesidad (58,6 por ciento de los participantes), que presentaron una mayor presencia de síntomas depresivos en comparación con el grupo no obeso.

La investigación respalda —afirman los expertos en un artículo publicado en Journal of Affective Disorders— la evidencia previa y proporciona nuevos datos que asocian los hábitos alimentarios con cambios en la estructura de redes cerebrales concretas. Además, muestra que estas asociaciones podrían ser dependientes de la presencia de obesidad y de los niveles de inflamación periférica.

En el trabajo de investigación también colaboraron científicos de la Agencia de Salud Pública de Barcelona y del Instituto de Investigación de Sant Pau, publica una nota de Sinc.

(*) Periodista cubana especializada en temas científicos y Directora de Cubaperiodistas.

Foto de portada: Diario médico.

 

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