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Los terroristas de Miami y el golpe fascista en Chile (I)

Por José Luis Méndez Méndez* / Colaboración Especial para Resumen Latinoamericano.

En 1964 grupos fascistas de terroristas anticubanos habían proclamado atentar contra los intereses y personal de Cuba fuera del territorio de Estados Unidos, a esta forma de agresión la denominaron “guerra por los caminos del mundo”, sus promotores fueron los terroristas Felipe Rivero Díaz y su segundo el abogado Miguel San Pedro del Movimiento Nacionalista Cubano (MNC) instalado en los estados de Nueva York y Nueva Jersey, se fundó en Nueva York en noviembre de 1959. Su plataforma política fue desde sus inicios el terrorismo y su filosofía la fascista.

La “guerra por los caminos del mundo” constituyó una escalada de la agresión, nueva modalidad incrementada por la actividad que desplegaban las organizaciones terroristas tradicionales. Si en la década del sesenta se ejecutaron 731 acciones contra las costas y embarcaciones cubanas y 156 actos terroristas en Estados Unidos y otros países, en la década del setenta, esta proporción varió radicalmente a 16 y 279, respectivamente.

Esta nueva estrategia resultó un recurso desesperado para mantener vigente un clima de beligerancia que perdía de manera acelerada sus asideros, después de los reiterados fracasos por imponerse por medio del terror. Esta situación se agudiza con el impacto que en el área tuvo la consolidación del proceso revolucionario en Cuba a finales de los sesenta, y el avance del proceso de integración de los emigrados a la sociedad norteamericana al apreciar lo definitivo de estos cambios.

El primero de los grupos que asumió, como su principal táctica, esta modalidad terrorista fue el MNC, organización de declarada orientación fascista. Su fundador, Felipe Rivero Díaz, figura dramáticamente pintoresca de la contrarrevolución, era descendiente de una de las familias más renombradas de la oligarquía cubana, para mayor simbolismo los dueños del Diario de la Marina. Este medio de comunicación, se distinguió por su comprometimiento con el colonialismo español y por representar los intereses más conservadores de la sociedad prerrevolucionaria, pro imperial.

Este promotor del fascismo participó en la derrotada invasión de Playa Girón, por lo que fue criticado, ya que los grupos terroristas afines a él abogaban por métodos de lucha más violentos.

Con este aval, a su regreso a Estados Unidos aglutinó a un grupo de jóvenes residentes, en su mayoría en el noreste de ese país, e hizo un llamado a la mencionada “guerra por los caminos del mundo”, definiendo así una estrategia de terror contra funcionarios e instalaciones cubanos en el exterior y contra todo aquel que apoyara al gobierno de Cuba.

El citado Rivero Díaz fue convicto de un atentado contra la Feria Mundial, Expo 67 en Montreal. Fue detenido y después liberado, se trasladó a Miami, adoptando el estatus de patricio e ideólogo del fascismo cubano, una corriente favorecida por el golpe de Estado en Chile en septiembre de 1973. Años más tarde, él explicó el impacto que tuvo para ellos este acontecimiento: “Pensé en qué tipo de ayuda los chilenos podían darnos quizás una declaración llamando al MNC la esperanza de Cuba. Chile era nuestro niño lindo, un adorado en la comunidad cubana. Si podíamos lograr que dijera que éramos los mejores, hubiéramos sido los nuevos líderes del movimiento exiliado cubano, dándole una bofetada en la cara a nuestros rivales en la comunidad cubana”.

Su esperanza no era infundada. El golpe de Estado en Chile fue celebrado por la contrarrevolución cubana y la fascinación resultó tal que, en 1975, la Asociación de Veteranos de Bahía de Cochinos condecoró al genocida Augusto Pinochet con la Medalla de la Libertad, infame distinción no otorgada a ningún otro extranjero.

El fascismo se extendía por el Cono Sur latinoamericano y los chilenos articulaban una ofensiva de terror a la que se integraron los cuerpos represivos de Argentina, Bolivia, Paraguay y Uruguay, así como grupos paramilitares fascistas de diversos países. Los terroristas cubanos también hallaron un escenario idóneo para sus fechorías en la Operación Cóndor. Un informe del representante del FBI en Argentina en 1976, Robert Scherrer, expresaba que el gobierno militar de Chile mantenía una “relación especial” con los grupos anticastristas cubanos, la cual incluía misiones conjuntas de asesinato. Según este informe, Chile les había ofrecido el tipo de apoyo recibido de la CIA.

Las fuentes del FBI describían un programa en el cual la junta chilena se comprometía con el reconocimiento de un gobierno cubano en el exilio, con base en Chile, y suministrar armas, explosivos, entrenamiento y refugio para fugitivos.

El MNC se incorporó a este esquema y participó en varios atentados al servicio del régimen chileno; entre ellos, el asesinato del general Carlos Prats González y su esposa Sofía Cuthbert en Argentina, el intento criminal contra el líder democristiano Bernardo Leighton Guzmán y su esposa Ana Fresno en Roma y el asesinato de Orlando Letelier y la joven estadounidense Ronni Moffit, el 21 de septiembre de 1976, en Washington, muy cerca de la Casa Blanca. Este último atentado condujo a la detención y condena de tres de los principales operativos del MNC, pero después fueron liberados tras cumplir benignas condenas.

Otros dos involucrados se dieron a la fuga y vivieron clandestinamente en Estados Unidos por cerca de 15 años. Guillermo Novo y Alvin Ross Díaz, condenados en un inicio a cadena perpetua, apelaron posteriormente la sentencia y fueron puestos en libertad.

Varios grupos terroristas también hicieron contacto con la junta chilena; entre ellos, el dirigido por Orlando Bosch Ávila, un médico pediatra, con antecedentes gansteriles, que se incorporó tempranamente a la contrarrevolución en actividades del Movimiento Insurreccional de Recuperación Revolucionaria (MIRR), y apoyó a una banda de alzados que operó en la zona montañosa cubana del Escambray, en el centro del país, desde mediados de 1960.

Este terrorista abandonó rápidamente el país para convertirse en su delegado en el exterior. Recibió entonces entrenamiento de la CIA, que lo destinó a operaciones terroristas contra Cuba. No fue incluido en la operación de Bahía de Cochinos y se dedicó a realizar ataques contra las costas y embarcaciones cubanas. En 1966 es acusado de extorsionar a emigrados en Miami y detenido por la policía de Collier Country cuando se le ocuparon seis bombas en el maletero de su auto. En 1968 fue condenado a 10 años de cárcel por disparar una bazooka contra el barco polaco Polanica, surto en el puerto de Miami.

Estando aún en prisión, funda Poder Cubano, una organización con base en Miami, Nueva York y California, cuyo objetivo expreso fue actuar contra quien apoyara en Estados Unidos negociaciones con Cuba o respaldara otras causas estimadas izquierdistas; entre ellas, la oposición a la guerra en Vietnam.

Ese mismo año, Poder Cubano efectuó atentados dinamiteros contra los consulados de España, México, Canadá, Japón y Yugoslavia en Nueva York; contra una agencia de turismo mexicana en Chicago; la embajada cubana en Japón, y colocaron 28 bombas en Miami, entre ellas, en un avión mexicano, en la residencia del cónsul británico, en el consulado chileno, en la oficina de Air Canada y en agencias que enviaban paquetes a Cuba.

Según el detective del FBI Fernando Mata, los hermanos Novo Sampoll fueron también parte del grupo que colocó una bomba en un avión de la línea TWA en Los Ángeles, California, acto de terror acreditado por el criminal, José Duarte Oropesa, quien se titulaba como el jefe de Poder Cubano en California.

A pesar de este prontuario terrorista, Bosch obtiene la libertad condicional en 1972, su salida de prisión coincide con una campaña de reacomodo de la corrupción en la contrarrevolución que tiene una de sus expresiones más violentas en el asesinato de una de sus principales figuras de entonces, José Elías de la Torriente Ajuria, el 12 de abril de 1974, por lo cual Bosch es interrogado, y la colocación de una bomba en el auto de Ricardo Mono Morales, contrarrevolucionario cubano, agente de la CIA, quien resultó ser, además, informante del Buró Federal de Investigaciones y declaró contra Bosch en el juicio en que lo condenaron.

El extremista, viola su libertad condicional, abandona de manera ilegal Estados Unidos y crea la organización terrorista Acción Cubana. Inmediatamente inicia una campaña para recaudar 10 millones de dólares, tres de ellos estarían destinados a pagar una recompensa para quien asesinara al líder histórico de la Revolución cubana, Fidel Castro Ruz. Continuará…

(*) Escritor y profesor universitario. Es el autor, entre otros, del libro “Bajo las alas del Cóndor”, “La Operación Cóndor contra Cuba” y “Demócratas en la Casa Blanca y el terrorismo contra Cuba”. Es colaborador de Cubadebate y Resumen Latinoamericano.

Foto de portada: Diario Uchile / Radio Universidad de Chile.

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