Internacionales

El mundo en deuda con las niñas y mujeres

Por Vladia Rubio

El nuevo informe anual de Naciones Unidas «El progreso en el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible: Panorama de género 2023», dado a conocer a inicios de este septiembre, evidencia que siguen siendo muchos y grandes los pendientes con una parte de la población femenina mundial.

Tanto es así que, de mantenerse las actuales tendencias, según señala el texto, un ocho por ciento de la población femenina mundial —es decir, 342,4 millones de mujeres y niñas— vivirá en la pobreza extrema en 2030. La mayoría (220,9 millones) residirá en el África subsahariana.

La brecha de género en cuanto a la pobreza se acentuará sobre todo entre las mujeres de 25 a 34 años. Este grupo tiene 1,2 veces más probabilidades de vivir en la pobreza extrema que los hombres de esas edades.

A la vez, se estima que, aproximadamente, una de cada cuatro del total de integrantes de ese amplio sector poblacional experimentará inseguridad alimentaria moderada o grave.

En cuanto al empoderamiento y liderazgo, la brecha de género sigue profundizándose y prevén que la próxima generación de mujeres continuará dedicando una media de 2,3 horas diarias más que los hombres al trabajo doméstico y a los cuidados no remunerados.

El Panorama de género 2023 incluye este año como novedad datos que relacionan género con cambio climático, y también en este acercamiento los pronósticos resultan sombríos: para mediados de este siglo, el cambio climático puede empujar a la pobreza a 158,3 millones adicionales de mujeres y niñas (16 millones más que el número total de hombres y niños que se verían en la misma situación de un escenario climático de los peores).

Un cuadrado que no cuadra

Cuando mujeres, alimentación, salud y educación conforman los cuatro lados del paralelogramo, contradiciendo todo lo previsible, nada «cuadra».

Al poner bajo el foco de atención en particular el binomio mujeres-producción agroalimentaria, el estudio revela que casi la mitad de las mujeres que están vinculadas a la agricultura (el 49%) lo hacen como auxiliares del trabajo familiar y reciben escasa o ninguna remuneración.

Ello contrasta con solo un 17% de los hombres que están en dicha situación.

En 40 de 46 países con datos disponibles para este informe, las mujeres cuentan con menos probabilidades que los hombres de tener derechos de propiedad o seguros sobre tierras agrícolas.

Tampoco en materia de salud Ellas pueden aplaudir. Si entre los años 2000 y 2020 la mortalidad materna se redujo en un tercio a nivel mundial, ese progreso se ha estancado como consecuencia de altas tasas de complicaciones obstétricas, de enfermedades infecciosas y no transmisibles.

Esto, de la mano de la fragilidad de muchos sistemas de salud y de desigualdades sociales que también dejan huellas notables en las cuestiones de género.

Las estadísticas confirman a nivel global que cuando la atención queda en manos de un personal de salud calificado, las complicaciones relacionadas con el parto y las muertes maternas disminuyen significativamente. Pero el año pasado ese personal bien preparado solo atendió un 86% de los nacimientos.

Los avances en educación también van por una cuerda floja. Sobre todo es así cuando se trata de los niveles superiores de instrucción.

Aun cuando ha aumentado la equidad entre niños y niñas en cuanto al acceso a la educación, son millones las menores que nunca acceden a un aula, y otro tanto suman aquellas que no completan sus estudios primarios.

A nivel mundial, en el 2022, cerca del 32,1% de las jóvenes entre 15 y 24 años no estudiaban, ni trabajaban, ni recibían formación alguna en comparación con el 15,4 por ciento de los hombres jóvenes en igual situación. Las brechas fueron mayores en Asia Central y Meridional.

Este año, podría alcanzar los 129 millones el total de niñas y mujeres jóvenes que no están escolarizadas en este planeta, y se calcula que unos 110 millones permanecerán en esa condición cuando se arribe al año 2030.

Al comentar sobre los obstáculos que se levantan para las mujeres en su tránsito de la vida estudiantil a la laboral, el documento de Naciones Unidas menciona cómo las responsabilidades domésticas y de cuidados, así como la escasez de empleos decentes son algunas de esas barreras, que en especial afectan a las mujeres jóvenes, quienes igual se ven en desventaja para acceder a la educación superior.

Aunque los de atrás corran bien

No van lejos los de adelante si los de atrás corren bien, reza un conocido y viejo refrán; pero en este tema pareciera que, aun cuando los más rezagados muestren velocidades olímpicas, será muy difícil alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible propuestos para 2030.

Por ejemplo, los avances en la erradicación de la pobreza deberían ser 26 veces más rápidos para alcanzar ese objetivo. Mirando al planeta y sus conflictos, no parece existir una voluntad política generalizada que propenda a ese fin.

Sin dudas, las contenidas en el reciente informe de ONU en cuanto al Panorama de género 2023 no son consideraciones para sentir satisfacción.

La directora ejecutiva adjunta interina de ONU Mujeres, Sarah Hendriks, lo confirmaba al declarar: «En el punto intermedio en el que nos encontramos, absolutamente crucial para los Objetivos de Desarrollo Sostenible, el informe de este año representa una rotunda llamada a la acción.

«Debemos actuar ya de manera colectiva y decidida para corregir el rumbo hacia un mundo en el que todas las mujeres y niñas tengan los mismos derechos, oportunidades y representación. Para lograrlo, necesitamos un compromiso inquebrantable, soluciones innovadoras, y la colaboración de todos los sectores y partes interesadas», sentenció.

Tomado de Cubasí/ Foto de portada: Vanguardia MX

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