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La interminable guerra híbrida contra Cuba

Por Jasely Fernández Garrido *.

El triunfo de la Revolución Cubana el 1ro de enero de 1959 significó la ruptura del esquema hegemónico tradicional impuesto por los EE.UU. a América Latina.  A su vez también constituyó una alternativa de sistema político y un ejemplo para otros países que, como Cuba, sufrían de serios problemas sociales, marcada polarización de la riqueza, acompañada de pobreza extrema,  altos índices de analfabetismo; sistemas de salud y  educación en beneficio solamente de las clases pudientes; discriminación racial y de género, etc.

Este radical proceso político, social y económico, durante más de 6 décadas  ha encarnado una negación del sistema injerencista de los EE.UU. y su política exterior imperialista. Por tal razón, desde sus inicios, la Revolución Cubana  ha sido considerada una amenaza para EE.UU. Poner fin  a este proceso, y a sus principales líderes, se convertiría en uno de los objetivos del país norteamericano. Para lograrlo sería preciso causar tanta desesperación y angustia en el pueblo cubano, que este terminaría por deslegitimar a la revolución y acabar con ella.

Con estos fines, se instrumentó un modelo de política agresiva dotada de herramientas múltiples, que ha madurado y evolucionado hacia lo que actualmente se ha dado en llamar Guerra Hibrida. Muy diversas han sido las áreas de acción de esta política, entre las que se encuentran, la economía, el comercio, las finanzas y los ámbitos de la seguridad nacional, transgredida y amenazada por del terrorismo e invasiones militares. Sin embargo, dentro de la fórmula de guerra hibrida, concentran, cada vez más, su influencia sobre la cultura política y la psiquis del pueblo, apoyándose en los nuevos medios de comunicación y en las graves dificultades cotidianas que le provoca el bloqueo. En el caso cubano son numerosos los ejemplos de la aplicación de estas herramientas en todas y cada una de estas áreas.

Es ampliamente conocido que nuestra isla caribeña derrotó en Playa Girón una fracasada invasión instigada y organizada por EE.UU. en 1961. Aunque esta fue la primera victoria de un país latinoamericano sobre EE.UU. fue un hecho que dejó cientos de civiles cubanos heridos y fallecidos. También Cuba ha sufrido numerosos ataques terroristas los que, además de costos inmensos en el terreno económico, han ocasionado dolor a nuestro pueblo y  pérdidas de vidas humanas.

Entre estos hechos se encuentran: el incendio de la tienda El Encanto, uno de los primeros comercios nacionalizados en Cuba, totalmente destruido tras el estallido de varios explosivos. El siniestro causó la muerte de una inocente empleada, Fe del Valle, 18 lesionados y alrededor de 20 millones de dólares en pérdidas económicas. El sabotaje al vapor francés La Coubre a principio de 1960, cargado de armamentos y municiones, registró una fuerte detonación durante el proceso de descarga que causó numerosos muertos y heridos. Un segundo estallido se produciría mientras trabajadores del puerto, policías, bomberos, soldados y vecinos prestaban ayuda a los afectados, dejando un saldo de casi 100 muertos y más de 200 lesionados. Justamente, con este propósito criminal fue programada esta segunda explosión

Hay muchos más ejemplos indignantes. Incendio de cañaverales; ataques a embarcaciones pesqueras cubanas, al inicio de la Revolución;; infiltración de bandidos en las zonas montañosas del centro y occidente de la isla y el asesinato de jóvenes alfabetizadores; provocaciones en la base militar estadounidense, impuesta por la fuerza, en la Bahía de Guantánamo y el asesinato a uno de nuestros guardias de frontera. Especialmente doloroso para nuestro pueblo fue la bomba colocada en el avión de Cubana de Aviación que despegó en Barbados con destino a La Habana Cuba, la que ocasionó la muerte a 73 personas, entre ellas se encontraban los integrantes de la delegación deportiva cubana que regresaba de Venezuela, donde habían obtenido todas las medallas de oro en el Campeonato Centroamericano de Esgrima.

Como parte de la ofensiva contra el desarrollo del turismo en Cuba que incluyeron disparos desde el mar  a nuestras instalaciones hoteleras, otro capítulo muy penosos de esta guerra sin cuartel contra Cuba fue la bomba en el hotel Copacabana, situado en La Habana, que provocó la muerte del joven italiano Fabio Di Celmo de 32 años.

Como una derivación del terrorismo anti-cubano, la despiadada guerra biológica de EE.UU. contra Cuba fue especialmente inhumana. En 1971 introdujeron el virus de la fiebre porcina africana.  Hubo que sacrificar todos los cerdos afectados por esta enfermedad. Como consecuencia, se produjeron pérdidas enormes y se afectó seriamente el suministro de carne a la población.   En 1978 fue introducida la plaga del Moho azul (exótico) que provocó grandes mermas en la cosecha de tabaco. También en este año se introdujo la plaga de la Roya de la caña de azúcar. El 30% de las plantaciones cañeras de la variedad Barbados 4362 hubo que demolerla. Se dejó de producir 1.350.000 toneladas métricas de azúcar. Con esto se afectaba el principal renglón de la economía cubana de la época. Y en 1981se detectó, de súbito, una epidemia de dengue hemorrágico que afecto a unas 350 mil personas, en su mayoría niños de los cuales murieron 101.

Como una herramienta medular, que ha acompañado a estas acciones violentas y criminales, se encuentra la la guerra económica, la cual tiene su máxima expresión en el bloqueo económico, comercial y financiero impuesto desde 1961 y recrudecido gradualmente; en particular, durante la administración de Trump con 243 medidas asfixiantes incorporadas, además de las ya existentes, que habían sido ya integradas, codificadas y endurecidas en 1996 en la Ley Helms Burton.

Este proceso de endurecimiento continuó con la aplicación del título III de la Ley Helms Burton, que propugna medidas francamente extraterritoriales que afectan directamente la soberanía del Estado cubano y de otros Estados del mundo. Como colofón, se incluyó nuevamente a Cuba en la ilegal e injusta lista de países que, supuestamente, patrocinan el terrorismo. La intensificación de la persecución de los suministros de combustibles, que el país tiene la necesidad y el derecho a importar; la continua persecución y demonización de los servicios médicos y profesionales en decenas de países y la existencia de una lista arbitraria de entidades cubanas con las cuales se prohíbe a los estadounidense involucrarse, se añaden a la larga relación de “sanciones” contra Cuba.

Justamente, el gobierno de Estados Unidos acaba de extender la vigencia de las restricciones comerciales contra la isla, apoyado en la “Ley de Comercio con el Enemigo de 1917”, que únicamente se aplica a Cuba, con el argumento de que “redunda en el interés nacional de  EEUU”.   

Estos son solo algunos ejemplos de la aplicación de tan genocida y política.

Como soporte al bloqueo, argumento justificativo de todos los desmanes cometidos por Estados Unidos en Cuba, y recurso para la subversión interna, desde el mismo inicio de la Revolución, se ha detonado una guerra comunicacional que divulga crasas mentiras sobre el sistema cubano en relación con la democracia, los derechos humanos, la libertad de expresión, etc.

Unida a esta ofensiva inmoral e injusta, se encuentra la aplicación de la guerra cognitiva, la cual se aplica por primera vez durante la Segunda Guerra Mundial. La misma ha adquirido una nueva dimensión cualitativa con la aparición de las redes sociales virtuales. Consiste en el trabajo directo sobre la mente y las emociones del ser humano. Este escenario inmaterial genera pensamientos y comportamientos. Mediante el uso de la información transmitida y retransmitida por varios canales de comunicación, ya sean medios de comunicación masiva, redes sociales y redes de mensajerías más privadas como Whatsaap, se difunden contenidos para que sean incorporados por  los sujetos y de forma inconsciente legitimen el mensaje, ya sea desde la individualidad de cada uno o desde la colectividad  de las masas.

La guerra cognitiva integra capacidades de ingeniería cibernética, informática, psicológica y social para lograr sus fines. Aprovecha Internet y las redes sociales para dirigirse a personas influyentes, grupos específicos y un gran número de ciudadanos de forma selectiva. El objetivo que persigue es sembrar dudas, introducir narrativas contradictorias, polarizar opiniones, radicalizar grupos y motivarlos a realizar actos que pueden perturbar o fragmentar una sociedad cohesionada.

A todas y cada una de estas modalidades de guerra han sido sometidos el Gobierno y el pueblo cubanos. Genocidio global y quirúrgico encaminado a sembrar la angustia y la desesperación para que, desde la deslegitimación del sistema político nacional, las masas, destruyan a la Revolución triunfante el 1ro de enero de 1959.

Por estas razones, el país ha tenido que desarrollar su defensa nacional desde la acción coordinada de todas las fuerzas y recursos de la sociedad y el Estado, bajo la dirección del Partido Comunista de Cuba, PCC, y el gobierno revolucionario. Esta concepción se expresa en la llamada Guerra de Todo el Pueblo, que se apoya en el principio de que la fuerza de la Revolución Cubana está en la unidad del pueblo y de todas sus instituciones y organizaciones dirigidas por el PCC, cuya política se sustenta en, el marxismo-leninismo, el ideario martiano, y el pensamiento ético revolucionario del líder de la Revolución el Comandante en Jefe Fidel Castro. Así se garantiza que cada ciudadano tenga un medio, un lugar y una forma de participar en la lucha.

De esta manera, unidos pueblo y Gobierno, Cuba vive, resiste y se desarrolla. Preservar la soberanía e independencia nacional, la integridad territorial del país, el carácter socialista y el sistema político, económico y social establecido en la Constitución de la República, proteger la población y la economía nacional, son las premisas que guían a la nación cubana.

No existe absolutamente ninguna razón para haber acosado y castigado a Cuba durante tantos años. El objetivo detrás de la retórica democratizante y salvadora ha sido siempre: el interés de Estados Unidos por destruir a la Revolución Cubana, vencer su rebeldía y  someter, de nuevo, a la isla al yugo de este país imperial.

La realidad es que, por el contrario, Cuba merece apoyo y admiración, ante los importantes logros sociales conquistados  con muy pocos recursos y sometida a este bloqueo asfixiante.

La isla de la libertad como se ha dado en conocer, se caracterizada por su bella naturaleza, sus magnificas ciudades y la hospitalidad de su población. Es un país, particularmente, seguro para sus habitantes y para todo aquel que decida visitarlo o vivir en él. La cultura, en general, que abarca las costumbres, en todos los sentidos, a la buena música, al baile, a magnificas manifestaciones artísticas, están al alcance de la mano de todo el pueblo. Por ello, Cuba constituye un destino turístico muy atractivo, que todo amante del buen gusto, la historia y la cultura debería visitar.

Opuesto a lo que genera la propaganda anticubana, la satisfacción de los derechosa humanos constituyen hechos tangibles: sistemas de salud y educación universales, gratuitos y de altos estándares; fin de la polarización critica de la riqueza, de la pobreza extrema y mendicidad; erradicación de la discriminación de cualquier tipo, estructural y legalmente; eliminación de la drogadicción, y muy bajos niveles de delincuencia. Altos niveles en los terrenos de la investigación en áreas como la biotecnológica, la medicina, la neurociencias y las ciencias sociales o exactas, por lo que el intercambio, libre, sin las restricciones del bloqueo, sería muy beneficioso para cualquier profesional en el mundo.

La política exterior de Cuba es de paz y cooperación, tampoco tiene tachas, por lo que no debe ser motivo de agresión y sanciones. Se acoge a los principios básicos del Derecho Internacional: el respeto a la soberanía, la independencia y la integridad territorial de los Estados; la autodeterminación de los pueblos; la igualdad de los Estados y los pueblos; el rechazo a la injerencia en los asuntos internos de otros Estados; el derecho a la cooperación internacional en beneficio e interés mutuo y equitativo; las relaciones pacíficas entre los Estados, y demás preceptos consagrados en la Carta de las Naciones Unidas. Cuba tiene como columnas básicas de su política exterior el internacionalismo, el antiimperialismo, la solidaridad y la unidad entre los países del Tercer Mundo. En estos terrenos nuestra pequeña isla tiene una conducta ejemplar, sin precedentes, en la historia de la humanidad

A la vez Cuba condena toda práctica hegemonista, injerencista y discriminatoria en las relaciones internacionales, así como la amenaza o el uso de la fuerza, la adopción de medidas coercitivas unilaterales, la agresión y cualquier forma de terrorismo, incluyendo el terrorismo de Estado. Justamente, la violación de  estas normas fundamentales de la convivencia internacional por parte de Estados Unidos es lo que ha estado provocando un gran sufrimiento al pueblo cubano a lo largo de más de 6 décadas.

Nuestro planeta será mucho más humano cuando termine esta criminal guerra hibrida contra Cuba y se ponga fin a los profusos abusos imperiales.

(*) Maestra en Ciencias Políticas. Profesora Auxiliar, funcionaria del Consulado General de Cuba en Sao Paulo.

Publicado originalmente en Brasil de Fato.

Foto de portada: Revista Semana.

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