Internacionales

La corrupción endémica de Miami, se propaga (I)

Por José Luis Méndez Méndez* / Colaboración Especial para Resumen Latinoamericano

Ha transcurrido una década desde que según la organización no partidista y sin ánimo de lucro Integrity Florida, este es el estado más corrupto de los Estados Unidos. La revista Forbes ha publicado esta información, y cifras recolectadas por la citada entidad, indican que el estado del sol, de las naranjas y de Disney World, no solo se destaca por sus numerosas bondades climáticas y atractivo turístico sino que es el number one en todo tipo de corrupción: sobornos, contratistas seleccionados por el gobierno con intereses privados, deudas públicas de políticos y conflictos de interés, políticos que han presentado tarde sus declaraciones financieras, o han recibido dádivas de parte de intereses privados, y políticos que han trabajado como cabilderos al mismo tiempo que han estado en cargos legislativos. Están presentes todo tipo de ilícitos.

Diez años después, la situación lejos de sanearse, se ha incrementado, ahora no son practicantes de la política como vía para lucrar, quienes ejercen estas malas prácticas, la situación ha evolucionado para peor en una espiral indetenible. A diario se abran nuevas investigaciones por peculado de agentes municipales, condales, estaduales y federales en casos puntuales, ahora de moda.

Los registros corruptos son diversos, desde los ilícitos realizados para vencer en las elecciones, hasta los que se ejercen una vez alcanzado el cargo por medio del fraude electoral. Es una creatividad en desarrollo para engañar, Desde los tiempos emblemáticos del popular corrupto Raúl Martínez, ex alcalde de la ciudad de Hialeah, quien por más de una década gobernó con métodos corruptos y evasores del fisco, pero con una alta popularidad, que lo acompañaba. La población decía: “Es corrupto, pero nuestro corrupto”. Ahora el comentado, fue anfitrión en septiembre de 2023, de un grupo de casi 70 de los llamados empresarios cubanos procedentes de la Isla, que visita Miami, en busca de “asesoría” para establecer relaciones con empresas estadounidenses. Martínez les dio las palabras de bienvenida. En ese nexo no faltaron consejos para evadir el pago de impuestos, en los que este es un experto reconocido.

En este encuentro, organizado por el otrora Director Ejecutivo de la terrorista y batistiana Fundación Nacional Cubano Americana y efímero congresista estadounidense Joe García.

De vuelta a lo electoral, el sistema ha creado brechas para defraudar, como es el caso de las llamadas boletas ausentes, que ha generado frecuentes escándalos, como del otrora gobernador de Florida, Rick Scott, quien para hacer simulado ejercicio de transparencia anunció que publicaría en su correo electrónico sus ingresos. Después se conoció que tenía más de un correo, donde ocultaba los fraudes.

Todo se negocia, se trafica en influencias, mediante una cadena de favores, que alcanza hasta a la Legislatura Estadual. Una de las medidas adecentadoras fue crear una página en Internet en la que se publique cómo votan en la capital estadual, Tallahassee los legisladores, y se les dé un seguimiento. Pero la realidad es numerosos de los elegidos cabildean para empresas o entidades privadas desde sus posiciones y tienen al estado vendido a particulares.

Un bochorno legislativo que todavía tiene ecos, se registra en el lejano 2012, cuando se denunció que seis legisladores recibieron ingresos de parte de firmas de cabildeo en Florida: el senador Oscar Braynon, relacionado con Pittman Law Group; el senador Miguel Díaz de la Portilla, con Becker y Polyoff; la senadora Arthenia Joyner, con Stiles Taylor y Grace PA; el representante Richard Corcora, con Broad and Cassel; y el representante Joe Gibbons, con Akkerman Senterfitt.

Ninguna de estas firmas reveló entonces quiénes eran sus clientes. Uno de los involucrados Miguel Díaz de la Portilla, nunca publicó como votaba en temas de importancia de la Legislatura, y quiénes eran sus clientes como cabildero. El caso de los Díaz de la Portilla, es endémico, en junio de 2023, su hermano Alejandro Alex Díaz de la Portilla, Comisionado en Miami, fue arrestado por cometer varios delitos de fraude desde su cargo.

Cuanto más se generaliza la corrupción en Miami, los evasores de impuestos aumentan. Cifras conservadoras de 2012, revelaban que entonces, 4,284 funcionarios públicos de la Florida no habían presentado sus declaraciones financieras.

Pocos legisladores de los que han trabajado con firmas privadas, han sido conocidos. Por ejemplo, según el informe de riesgo de corrupción de la citada Integrity Florida, el representante José Díaz ha representado a Citrus Health, o a la fundación de Epilepsia de la Florida, o el representante Matt Gaetz ha representado a más de ocho clientes, uno de ellos es Woolbury Health Products. Los votos de esos servidores públicos estuvieron influidos por sus nexos privados, se conoció que 11 legisladores en total trabajaron al servicio de agencias de cabildeo durante la sesión estatal del 2012.

En busca de explicar el presente corrupto, se hurgó en el pasado reciente floridano y en particular miamense y se encontró que según datos del Departamento de Justicia de Estados Unidos, el estado de Florida, lideraba en ese país las condenas federales de corrupción pública desde el 2000 al 2010 y por ende, el estado enfrentó en esa época una crisis de corrupción que aún amenaza su credibilidad, economía y la capacidad para atraer a nuevos puestos de trabajo y capital.

La corrupción galopante incide de forma determinante en la crisis social, que se traduce en falta de seguro médico de alcance universal, elevado nivel de pobreza, baja reputación en la educación, ahora castrada por leyes del actual gobernador Ron De Santis, empecinado en convertirse en presidente de los estadounidenses en 2024.

Esta realidad que se vive en el Estado de la Florida también tiene mucho que ver con las decisiones en su capital Tallahassee. Desde los tiempos del otrora gobernador de Florida, el citado Rick Scott, quien anunció, desde el día en que asumió su cargo, que revisaría el contenido del código de ética del estado para acabar con la corrupción en Tallahassee, terminó su mandato, pasó el batón y no cumplió. ¿A quién le interesa que ese status quo, cambie?

Una aproximación actual a la corrupción en Miami, nos ofrece datos alarmantes. La alcaldía de esa ciudad “apesta”, es el comentario generalizado. La delegación municipal la integran los llamados comisionados, algunos de ellos vetustos camajanes, instalados en esos cargos por décadas, que han hecho del tráfico de influencias un estilo de vida, que roza con lo mafioso. El caso del corrosivo Joe Carollo, de sesenta y ocho años, uno de los más veteranos comisionados en su cargo, fue condenado por un tribunal por malas prácticas administrativas y aprovecharse de su posición para venganzas políticas.

Un grupo de empresarios de la emblemática e influyente Pequeña Habana, se convocaron ante el Ayuntamiento, en demanda de su remoción, un consenso primaba: Carollo había dejado de ser servidor público desde hacía años.

El taimado, conocedor a fondo de las malas prácticas imperantes en el medio miamense, urdió un ataque contra un grupo de empresarios de la llamada Pequeña Habana, emporio de emigrados cubanos en esa ciudad, quienes lo acusaron de violar sus derechos amparados por la Primera Enmienda de la Constitución estadounidense, por enviar inspectores a sus bares y restaurantes como represalia política.

Durante el proceso emergieron testimonios de servidores públicos de la Alcaldía, que dieron fe sobre lo tóxico y disfuncional que era trabajar y ser dirigidos por el corrupto autoritario y belicoso Francis X. Suárez.

Salió, además, el fantasma del despido de Hubert Arturo Acevedo, el impecable jefe de policía, que fue cesanteado, por no mirar al lado, cuando descubrió irregularidades en el desempeño administrativo de funcionarios y comisionados e intentar adecentar la entidad de tráfico de influencias, pilar del sistema de funcionamiento de la ciudad. Su pecado fue denunciar a los comisionados de traficar influencias y de existir lo que él calificó con sobradas razones como la “mafia cubana” en la ciudad.

De manera premonitoria, Acevedo propuso se investigara a los concejales Alex de la Portilla, ahora detenido y en espera de juicio, además a Manolo Reyes y al ahora sancionado Joe Carollo, eso bastó para que fuese declarado no grato a los ojos del clan municipal.

El tramposo Carollo, fue sentenciado a pagar más de 63 millones de dólares por daños y perjuicios a los demandantes. Del alegato de sentencia se significó, que los contribuyentes de Miami han pagado millones de dólares por elegir y mantener durante décadas al incompetente y tramposo. El juicio costó al presupuesto municipal 1,9 millones de dólares.

El referido proceso, mostró un gobierno municipal desunido, confuso, sumido en problemas internos, debilidades postergadas, cuando la urbe recibe a miles de inmigrantes, que fuerzan los servicios de vivienda, trabajo, seguridad, ocasión en el que el ambicioso alcalde Suárez, llegado a la cúspide alcaldesca en el 2017, valiéndose de la imaginaria popularidad de la ciudad, fracasó en intentar catapultarse a empeños presidenciales, dejando atrás decenas de problemas no resueltos.

De inmediato, no faltaron oportunistas como el veterano comisionado, Manolo Reyes, también de origen cubano, quien de manera artera declaró: “Miami no es el lugar glamuroso que todo el mundo cree…”. Era su daga guardada para la oportuna ocasión, como la venganza, un plato que frío sabe mejor.

Esos problemas que tanto preocupan a Reyes, son evidentes y tangibles, por ejemplo un juez ordenó a la ciudad, que trazara nuevos distritos de la comisión al descubrir, que los comisionados corruptos habían manipulado los límites, a su favor, con fines raciales.

Mientras un funcionario del Ayuntamiento se declaró culpable de recibir fotografías pornográficas de un joven de 16 años, a quien conoció en su puesto de trabajo en el 2019. También, dos agentes negros de la policía miamense denunciaron haber sido discriminados y recibir represalias al revelar casos de corrupción en el cuerpo policial.

La inmaculada estampa del espejismo del quimérico “sueño americano”, que Miami pretende asumir, se diluye en narrativas confusas, donde lo real es lo que no se ve y se esconde desde hace tiempo, esa imagen retocada que se proyecta a los foráneos, con frecuencia ignora realidades internas oscurecidas.

(*) Escritor y profesor universitario. Es el autor, entre otros, del libro “Bajo las alas del Cóndor”, “La Operación Cóndor contra Cuba” y “Demócratas en la Casa Blanca y el terrorismo contra Cuba”. Es colaborador de Cubadebate y Resumen Latinoamericano.

Foto de portada: PEXELS.

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