Cuba

Las mujeres pescadoras de Playa Nazábal 

Por David Estrada Rodríguez

Hemos tenido la oportunidad de visitar varios poblados costeros alrededor del archipiélago y, por lo general, siempre hay alguna que otra mujer pescadora. En Playa Nazábal, alguna que otra no pesca.

Lo mismo en el muelle, con carrete en mano, que con las pandongas buscando camarones. A cualquier hora del día, si es por la madrugada con abrigo puesto y al mediodía bien cubiertas y con sombrero amplio. Aquí las mujeres no se quedan en casa a esperar que el marido traiga la comida, así no fueron enseñadas. Muchas cuentan que desde pequeñas salían con su papá y hermanos a pescar en bote y ahora pescan junto a sus hijas (y hasta nietas), quienes sacan botín como expertas. No solo se dedican a pescar, claro está; algunas tiene otros trabajos y demás responsabilidades, pero para la pesca siempre hay tiempo.

Lo que tienen en el pueblo con esta actividad es único, que va más allá de la lógica necesidad de buscar alimentos para ser además un placer común. Lo supimos cuando la delegada de la circunscripción llegó de su trabajo y, al saber que había camarones en la playa, le brillaron los ojos y nos despachó rápido para ir a buscar ella también… increíble.

Son igualmente conscientes de la urgencia ambiental de la Playa y tienen un grupo de más de 15 pescadoras comprometidas con el cuidado de la zona, apoyadas por la Estación de Manejo de Vida Silvestre con el proyecto “Nazábal, una comunidad comprometida con la conservación del Manatí”. Ellas informan del avistamiento de manatíes, tortugas o delfines y mantienen las áreas limpias. Por su parte, el proyecto las ayuda con artes de pesca menores y educación ambiental, un negocio redondo al parecer.

Así, una generación tras otra, las mujeres de Playa Nazábal se trenzan con el mar, ahora también con una visión ecológica.

Tomado de Naturaleza Secreta

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