Internacionales

La real amenaza nuclear sionista (Segunda parte)

Por Hedelberto López Blanch */ Colaboración Especial para Resumen Latinoamericano.

El régimen israelí con la enorme prepotencia que le ha caracterizado desde su creación, debido al respaldo de las potencias occidentales y en especial de Estados Unidos, ha ignorado los llamamientos internacionales y se niega a adherirse al Tratado de No Proliferación (TNP) que tiene como objetivo impedir la expansión de las armas nucleares.

En todo momento y bajo cualquier circunstancia, Tel Aviv ha retenido información sobre su programa de armas nucleares, pero se estima que el régimen tiene alrededor de 200 ojivas atómicas fabricadas a partir del plutonio obtenido en el reactor de agua pesada de Simona, según organizaciones como la Federation of American Scientists (FAS).

Robos y más robos

Para producir su propio arsenal, el régimen israelí ha estado envuelto en numerosos robos, chantajes, secuestros y otras actividades afines a su idio­sincrasia.

Entre ellos se encuentran los krytrones (explicado en el artículo anterior) producidos en la planta de equipos y Materiales Nucleares (NUMEC) que labora para la marina de Estados Unidos. Zalman Shapiro, con amplios vínculos con los sectores militares de Tel Aviv, fundó esa fábrica en Pensilvania en 1957. De este lugar también fueron trasladados a Israel 342 kilogramos de uranio enriquecido, cantidad suficiente para 38 bombas atómicas.

Entre octubre de 1983 y marzo de 1984 la Comisión de regulación nu­clear de Estados Unidos denunció la desapa­rición de más de 180 kilogramos de uranio enriquecido de las fábricas de Oak Ridge y de Kentucky que tuvieron el mismo destino.

Los servicios secretos israelíes se­cuestraron y condujeron hacia su país en 1968 el barco Schersberg, que con 200 toneladas de plomo con uranio natural se dirigía de Bélgica a Italia.

Existen otros muchos ejemplos de la piratería israelí para lograr el obje­tivo final de obtener el arma nuclear, pero la culpa fundamental la tienen las potencias occidentales, encabezadas por París y Washington, que han permiti­do que el régimen sionista alcanzara tamaña fuerza.

Con los equipos y poder militar con que cuenta Israel, esas ojivas nucleares pueden ser lanzadas desde aviones, submarinos o misiles balísticos transcontinentales.

Los ambientalistas han advertido que Dimona, una de las instalaciones nucleares más antiguas del mundo, podría representar enormes riesgos medioambientales y de seguridad para quienes viven en el área y para todo el Oriente Medio por lo que han pedido al régimen que cierre el complejo.

Mientras en Dimona los satélites de Google Earth han detectado recientemente la ampliación de esa usina atómica, 

Estados Unidos impide a Irán desarrollar programas nucleares con fines pacíficos e incluso le ha impuesto todo tipo de extorsiones para limitar sus producciones de uranio metálico, como una prueba de fuerza contra países tercermundistas que no le son afines.

Acuerdo saboteado por Estados Unidos

Recordemos que en julio de 2015 se puso en vigencia el acuerdo conocido como Plan de Acción Integral Conjunto (PAIC), signado por Irán, Rusia, Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, China y Alemania, que estipula limitaciones al programa nuclear iraní para excluir su posible dimensión militar, a cambio del levantamiento de las “sanciones” occidentales.

En mayo 2018, el ex presidente Donald Trump anunció la retirada de su país del PAIC al acusar a Teherán de desarrollar en secreto un programa nuclear, pese a que 13 informes consecutivos del Organismo Internacional de Energía Atómica afirmaron lo contrario. Desde entonces Washington recrudeció el cerco económico y financiero contra la nación persa.

De esa forma se impiden y prohíben cualquier negociación con:  la Organización de Energía Nuclear iraní, sus subsidiarias e individuos asociados; con más de 50 bancos y filiales en el extranjero y domésticas; la aerolínea Irán Air y sus 67 aviones; las Líneas Marítimas de la República Islámica; la Compañía Nacional de Buques Tanqueros y sus 122 buques, entre otras.

Irán ha pedido en varias ocasiones levantar el terrorismo económico impuesto por la administración de Donald Trump cuando ese país abandonó el PAIC pero esos reclamos han sido ignorados.

Los hechos demuestran el doble rasero de Estados Unidos y varias potencias occidentales en contra del impulso pacífico de las ciencias en las naciones en desarrollo.

En contraposición, en el aislado desierto de Neguev, en las instalaciones nucleares de Dimona, se laboran secretamente ar­tefactos que ponen en peligro a todo el Medio Oriente, pues como dijo en la década del 50 el sionista Ben Gurión: “Nuestra tarea es crear esa arma lo antes posible”. 

(*) Periodista cubano. Escribe para el diario Juventud Rebelde y el semanario Opciones. Es el autor de “La Emigración cubana en Estados Unidos”, “Historias Secretas de Médicos Cubanos en África” y “Miami, dinero sucio”, entre otros.

Imagen de portada: Adán Iglesias Toledo.

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