Cuba

Cuba, 65 años de banderas ondeando al viento

Por Geraldina Colotti. 

 

En enero de 2021, ya al final de su mandato, Donald Trump incluyó a Cuba en la lista de Estados Patrocinadores del Terrorismo (SSOT, por sus siglas en inglés). De esta manera, la administración estadounidense volvió a asfixiar un poco más la revolución, cancelando las “aperturas” de Obama y exacerbando los efectos de un bloqueo largo más de sesenta años.

Además, este año Cuba y Nicaragua fueron incluidas una vez más en una lista de países, creada unilateralmente por Washington, que según el gobierno estadounidense han “participado o tolerado violaciones particularmente graves de la libertad religiosa”.

Para el canciller Bruno Rodríguez, la reiterada inclusión de Cuba en las relaciones unilaterales de Estados Unidos “responde a la necesidad de justificar sus inhumanas medidas de asedio y guerra económica contra la isla”. Un propósito también confesado abiertamente por el exjefe de gabinete de Colin Powell, quien definió la inclusión de Cuba en la lista como “una ficción creada para fortalecer la justificación del bloqueo”.

Que la SSOT es una ficción queda claro para el mundo, considerando que Cuba exporta médicos y cultura y no bombas. Y, de hecho, casi todos los países del mundo se oponen año tras año al bloqueo, votando en contra en las instituciones internacionales. El 99% de los países miembros de las Naciones Unidas votaron en contra del bloqueo más de 30 veces.

Sin embargo, igualmente evidente es el daño que la SSOT causa a la economía de la isla, al extender las restricciones financieras norteamericanas a nivel internacional, separando al pueblo cubano del sistema financiero global. Esto se vio durante la pandemia de Covid-19, cuando el gobierno estadounidense no permitió la venta de oxígeno a Cuba.

Un aspecto destacado en una carta escrita a Biden por un grupo de senadores demócratas estadounidenses de Massachusetts, que piden la revocación del SSOT. Los firmantes destacan también que “de hecho, Cuba y Estados Unidos han firmado un acuerdo bilateral de cooperación antiterrorista, que sigue vigente”, y recuerdan a Biden que, durante la campaña electoral, prometió revisar algunas de las medidas coercitivas adoptadas por Trump (2017-2021).

Los senadores consideran que, “si bien existen múltiples razones para la crisis económica en Cuba, sin duda un factor contribuyente importante son las restricciones financieras internacionales y otras medidas, porque Cuba fue incluida en la lista SSOT”.

Hace unos meses, el Ministerio de Relaciones Exteriores calculó que, de no haber existido el bloqueo, el PIB de Cuba podría haber crecido un 9% en 2022. Del 1° de marzo al 22 al 28 de febrero de 2023, el bloqueo causó daños por 4.867 millones de dólares mensualmente, más de 13 millones de dólares por día y más de 555.000 dólares por cada hora de bloqueo. Se estima que, en más de seis décadas, el bloqueo causó daños por 159 mil 84,3 millones de dólares. Si consideramos la evolución del dólar en comparación con el valor del oro en el mercado internacional, el bloqueo causó daños por más de mil 337 mil 57 millones de dólares.

Por ello, no debemos minimizar las consecuencias del bloqueo, como quisiera la propaganda anticomunista, ni ocultar “los errores resultantes de la incesante búsqueda por sacarnos del brutal cerco”, afirmó el presidente Miguel Díaz-Canel en su Discurso por las celebraciones de la Revolución Cubana, que comenzó el 1° de enero de 1969. Un discurso de “pasión y alegría” y con una profunda convicción, expresado con contundencia por el presidente cubano: “Los revolucionarios no hemos llegado a este aniversario n. 65 para rendirse y entregar las banderas.”, dijo.

Lúcido, conmovedor, alentador también fue el discurso del General de Ejército Raúl Castro Ruz, líder histórico de la Revolución Cubana y expresidente, quien recordó la entrada triunfal de la guerrilla tras la caída del dictador Batista y el entusiasmo popular, y toda la fuerza y el coraje necesario para afrontar lo que vendría después.

“Llegamos al 65 aniversario del triunfo de nuestra revolución socialista – afirmó Raúl -. Han sido muchos los desafíos que hemos tenido que afrontar para llegar hasta aquí; pero valió la pena, la obra de la Revolución y sus conquistas sociales, aún en medio de las dificultades, así lo confirman.” Esto –recordó- “fue posible, en primer lugar, gracias a la resistencia demostrada y a la confianza en sí mismo de nuestro heroico pueblo; por el sabio liderazgo del Comandante en Jefe de la Revolución Cubana Fidel Castro Ruz; por la existencia de un Partido, que se ha convertido en digno heredero de la confianza depositada por el pueblo en su líder, y por la unidad de la Nación”.

Una fuerza que se ha transmitido a las generaciones más jóvenes. “No hay contradicciones generacionales en la Revolución por una sencilla razón: porque no hay envidias ni ansias de poder entre sus hijos”, dijo Raúl, haciéndose eco de las palabras de Fidel. Esto – añadió – no significa “en modo alguno ignorar nuestras debilidades y errores, que nunca son de principios”. La dirección de la Revolución se ha caracterizado, durante estos 65 años, “por su transparencia y su espíritu autocrítico, al discutir con el pueblo las carencias, conscientes de que sólo juntos podremos erradicarlas”, dijo. Luego, citando nuevamente a Fidel, advirtió: “Hay que evitar que, en el enorme mar de criterios tácticos, se diluyan líneas estratégicas y se imaginen situaciones inexistentes”.

Análisis que muestran por qué Cuba sigue siendo un faro en el mundo, a pesar de la constante hostilidad de Washington y sus repetidos intentos de desestabilización, y a pesar de las dificultades que enfrenta. Según datos oficiales, en 2023 la economía creció menos del 2% cuando se esperaba un 3%, la inflación alcanzó el 30%, los salarios presentaron problemas de poder adquisitivo, hubo una disminución de los ocupados del 4%, y “profundas distorsiones” en los planes de gestión. Datos que fueron discutidos a fondo durante la última Asamblea Nacional del Poder Popular – el Parlamento cubano.

“En una especie de tormenta perfecta – dijo Díaz-Canel en aquella ocasión – el deseo de superar la situación adversa, la correlación entre las variables económicas, el compromiso de preservar los logros sociales y la escasísima y a veces inexistente disponibilidad de divisas extranjeras se unen muy frecuentemente. . . Todo esto ha sido terreno fértil para la toma de decisiones no integrales, que provocan lógicos malentendidos e impactos negativos por su aplicación en condiciones desfavorables”.

El presidente, sin embargo, quiso aclarar: “Afirmo firmemente que no hay ningún paquete neoliberal contra el pueblo, ni una cruzada contra las pequeñas y medianas empresas, ni la eliminación de la canasta básica, como ya la contrarrevolución está diciendo en las redes sociales. En Cuba nadie quedará desemparado”.

200 años después de la nefasta Doctrina Monroe, el imperialismo estadounidense ha devastado los continentes con la idea de que Estados Unidos (y sus más fieles vasallos) era una nación elegida destinada a expandirse desde las costas del Atlántico hasta el Pacífico e imponer su propia hegemonía. Con qué moral lo vemos ahora en Palestina. En estos 200 años, Estados Unidos ha confirmado la profecía de Simón Bolívar, escrita en 1829: “Los Estados Unidos parecen destinados por la providencia a infestar América de miseria en nombre de la libertad”.

 A las palabras del Libertador podríamos sumar las de su maestro, Simón Rodríguez: “La sabiduría de Europa y la prosperidad de Estados Unidos son dos enemigos de la libertad de pensar en América”. Y, sin duda, las páginas escritas por José Martí, Apóstol de la independencia cubana, sobre el naciente imperialismo estadounidense y sus ambiciones hegemónicas siguen siendo una brújula para guiar a los pueblos de “Nuestra América” a enarbolar una bandera común.

América Latina y el Caribe nunca han sido los mismos desde la Revolución Cubana, que demostró en la práctica la necesidad del socialismo. Y ciertamente no serían los mismos si la Revolución Cubana sucumbiera al bloqueo, a la agresión militar o a la “política de máxima presión” que tortura a toda una población y utiliza millones de dólares para manipularla y desinformarla y transformar a Cuba de atacada en agresora.

 Para los pueblos del mundo no sería lo mismo sin el ejemplo de Cuba. La nación caribeña también tiene un papel importante en el escenario mundial, como lo fue durante su presidencia del Grupo de los 77 más China, y la celebración en La Habana de la Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de este bloque, y como vemos en las diversas iniciativas para difundir, junto con Venezuela, un concepto de paz con justicia social.

Cuba es patrimonio de la humanidad. “Un error en Cuba es un error en América, es un error en la humanidad moderna” dijo Martí. Y agregó: “Quien se levanta hoy con Cuba se levanta para todos los tiempos”.

Tomado de Resumen Latinoamericano – Argentina.

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