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Danza aciaga para el dólar

Por Hedelberto López Blanch / Colaboración Especial para Resumen Latinoamericano.

Las más de 4.200 extorsiones, llamadas eufemísticamente “sanciones” impuestas por Estados Unidos y otras naciones occidentales contra Rusia, apuntan a debilitar la hegemonía del dólar en el sistema financiero internacional.

Ante la congelación de una parte de sus reservas de oro y divisas, estimadas en 300.000 millones de dólares, Moscú tomó restricciones al movimiento de fondos a países hostiles por un monto similar.

El Banco Central, por decisiones expresas del presidente Vladimir Putin, aplicó limitaciones a los flujos de capitales, prohibió la venta de valores por los inversores extranjeros y cerró la retirada de fondos del banco financiero ruso.

Asimismo, los pagos de la deuda corporativa de las empresas rusas y de la deuda pública a los tenedores de deudas de los países que apoyan esas sanciones solo se realizarán con el permiso de la comisión gubernamental.

En este contexto, la medida más audaz contra la hegemonía del dólar, ha sido la disposición de acordar el pago en rubros del suministro de gas natural a Europa.

Al respecto, Putin declaró, “No tiene sentido suministrar nuestros productos a la Unión Europea y a Estados Unidos y cobrar en dólares y euros”, pues ellos “han incumplido sus obligaciones con Rusia, al congelar sus reservas de divisas”. También se estudia llevar esa medida a los cereales y minerales.

La Comisión Europea y el Grupo de los 7 (G-7) declararon que no permitirán los pagos en rublos y para tratar de reducir la dependencia de suministros de gas ruso, anunciaron acuerdos con Estados Unidos para su abastecimiento, algo que supone un precio mucho más elevado y que además llevaría varios años en poderlo alcanzar. Habrá que ver si los ciudadanos europeos podrán asimilarlo.

Ante el posible rechazo, el vicepresidente del Comité de política económica del Consejo de la Federación, (Cámara Alta del Parlamento), Iván Abrámov, aseguró que si no compran el gas ruso con rublos, eso motivará “el cese de los suministros del combustible”, lo que conllevará a una seria situación económica para Europa.

Mientras Washington obliga a sus aliados a incrementar las extorsiones económico-financieras contra Moscú, en Occidente crece la incertidumbre por la situación.

El Credit Suisse, uno de los bancos más grandes de Suiza declaró que el nuevo orden mundial requerirá un nuevo orden financiero, pues la transición del pago con monedas nacionales socavará el papel del dólar. A continuación adujo que el concepto del petrodólar podría desaparecer por completo y aseguró que el bloqueo de los fondos de divisas rusos puso en dudas la fiabilidad de los bonos del Tesoro de Estados Unidos.

Recordemos que para mantener su hegemonía mundial, Estados Unidos se basa, además de en su poderío militar, en el control que ejerce sobre el sistema financiero, después que el dólar fue impuesto como moneda de reserva internacional a finales de la Segunda Guerra Mundial.  

La reunión en Bretton Woods, en 1944, marcó el inicio de esa supremacía financiera al lograr Washington que el billete verde se estableciera como moneda de reserva y en 1973 reforzó su cerco estratégico al conseguir que Arabia Saudita aceptara vender sus abundantes exportaciones de petróleo en dólares y que invirtiera los beneficios obtenidos en bonos y letras de cambio del Tesoro estadounidense.

Para 1975 la relevancia de esa moneda creció al acordar los entonces 13 miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) vender su crudo únicamente en dólares mientras los importadores debieron acumular sus excedentes comerciales en esa divisa con el fin de comprar el combustible. Nacía el petrodólar.

De esa forma, los países están obligados a tener dólares para adquirir petróleo y por tanto deben poseer grandes reservas en esa moneda, o sea, que si no cuentan con  billetes verdes, les sería difícil obtener crudo en alguna nación o mercado financiero. Esto facilita la demanda de dólares en la adquisición de otros bienes, mientras permite a Washington financiar su enorme déficit presupuestario que sobrepasa los 22 billones.

En la actualidad, cualquier transacción que se efectúe en dólares o a través de algún banco estadounidense se somete a la legislación de Washington y, por tanto, también están obligados a hacerlo los países que la lleven a cabo.

El mundo ha comprendido que tras las abrumadoras “sanciones” contra Rusia, ya no hay seguridad en tener reservas en esa moneda en bancos extranjeros. Se ha fijado un precedente muy importante al realizar Estados Unidos los bloqueos de activos al gigante euroasiático, un país poderoso.

Como esta arbitraria acción no es la primera vez que ocurre, refresquemos la memoria con algunas otras: contra Irán en 1979; Irak, 1990; Yugoslavia, 1991; Zimbabwe, 2002; Birmania, 2003; Siria, 2004; Libia, 2011; Venezuela, 2019; Afganistán, 2021.

Por esos motivos, varias naciones se plantean renunciar al dólar como forma de pago en sus intercambios. En ese caso se encuentran Arabia Saudita y China que desde hace seis años iniciaron ese estudio y ahora lo han acelerado porque el gigante asiático quiere abonar en yuanes el petróleo que recibe de esa nación árabe. También hay negociaciones parecidas entre Rusia e India y los países de la Unión Económica Euroasiática.

Asimismo, India, Rusia, Irán, Turquía, Emiratos Árabes Unidos, Japón y otros ya comercian diversos tipos de mercancías en sus monedas nacionales.

Expertos como los directivos del Credit Suisse hablan del punto de no retorno y afirmaron que “esta crisis no se parece a nada que hayamos visto desde que el presidente Richard Nixon retiró en 1971 el dólar del patrón oro… Cuando termine esta crisis, el billete verde deberá estar mucho más débil”.

Innegablemente que el bloqueo de los fondos rusos en el sistema financiero internacional llevará a la depreciación de los bonos del Tesoro de Estados Unidos y por ende representa un paso más en la aciaga danza del dólar.

(*)  Periodista cubano. Escribe para el diario Juventud Rebelde y el semanario Opciones. Es el autor de “La Emigración cubana en Estados Unidos”, “Historias Secretas de Médicos Cubanos en África” y “Miami, dinero sucio”, entre otros.

Ilustración de portada: Adán Iglesias.

 

 

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