Cuba

No soy de otro planeta, soy de Cuba

Por Dailenis Guerra Pérez * / Colaboración Especial para Resumen Latinoamericano.

 

Djibouti es una nación africana donde conviven menos de un millón de personas. Hasta este sitio llegó en el 2019  junto a otros colaboradores, la  Dr. Ismarys García Marrero, especialista en primer grado en Ginecología y Obstetricia.

No era la primera vez que abandonaba sus funciones en el hospital Piti Fajardo, en Guanes, Pinar del Río, para derrochar la experiencia acumulada durante 23 años de labor. En el 2013 se sumó a la misión internacionalista en Argelia.

Aunque ha enfrentado situaciones complejas, recuerda con notable cariño cuando en esa nación, una paciente debía ser operada por cesárea y era portadora de un antígeno positivo a la hepatitis B. Ante la seriedad de la patología y el temor al contagio, el personal del hospital no quiso recibirla. Preferían trasladarla a otro centro en diferente provincia, sin embargo, ella asumió el riesgo. Sólo se debía tener precaución durante el acto quirúrgico.

Enfrentó la situación con profesionalidad, humildad y  humanidad y salió airosa. En días posteriores visitó a la convaleciente.  Sorprendida quedó con las muestras de gratitud, pero le vibró el alma cuando ésta le dijo: Doctora, usted no es de  este mundo, usted es de otro planeta. Ismarys sobresaltada dijo: No soy de otro planeta, soy de Cuba.

 Y se le erizó la piel por sus raíces cubanas, por el orgullo de pertenecer a esta isla, que la forjó como médico y mejor ser humano.

En Djibouti las anécdotas son similares. Ha visto situaciones inéditas, como el día que logró salvar a madre e hijo tras un infarto de la gestante,  un fenómeno muy raro, que se estima en aproximadamente seis cada  cien mil partos. Resulta ser letal, tanto para la madre, como el feto. 

A la joven gestante la recibió en una guardia en el hospital Dar El Hanan. Era madre de dos menores y traía un tercer fruto en el vientre. Aparentaba buena salud, pero acudió a los médicos cubanos porque llevaba una semana padeciendo  falta de aire y tos intensa.

Un equipo multidisciplinario determinó que sufría un infarto anterior evolucionando con troponina ultrasensible muy elevada, por lo cual, había que operar urgente, con la esperanza de salvar a ambos. Con 31 semanas, el bebé nació en manos de especialistas cubanos y su madre pudo agradecer por la hazaña. Luego de siete días de evolución favorable, fueron dados de alta.

Para Ismarys el trabajo en equipo es una estrategia muy eficaz en todos los casos.  No es el logro de un especialista, es la complacencia de un grupo que cuando coopera, salva.

Expresa que para Cuba, la colaboración médica en estos 59 años ha significado poner en alto el nombre de nuestro país ante el mundo, llevar hasta el rincón más apartado el legado de nuestro Comandante Fidel Castro Ruz, con cada muestra de solidaridad y humanismo.

Javier de Jesús Domínguez Fonseca, el granmense arribó en enero de 2022. Doctor desde hace diez años, llegó fresco como agua de manantial, porque cuando se pertenece a la brigada Henry  Reeve, los nervios son de acero. Ya había cumplido misión en las provincias de Santiago de Cuba, Matanzas y La Habana.

Especialista desde hace siete años,  labora en terapias intensivas de niños y adultos, donde se ha sensibilizado de gran manera con los infantes. Dos días después de su llegada, recibió en reanimación a Jazmín, una pequeña de cinco años de edad con franca insuficiencia respiratoria.

Las barreras del idioma le jugaron una mala pasada, pero un médico cubano  vence obstáculos más fuertes que la lingüística; así que  con veloz proceder, creó todos los medios, venció credos, y salvó a la pequeña. Jazmín marcó un antes y un después en su vida.

Cuando los enfermeros le preguntaron cómo logró salvar a la pequeña sin apenas comunicarse, él dijo que los cubanos hacemos mucho con poco, es nuestro legado. Así somos y seremos.

Por su empeño en esa jornada se ganó el cariño y el respeto de sus compañeros de trabajo, al demostrar que no hay nada mejor que ser útil a la sociedad, independientemente de la ideología, raza, credo, o estilo de vida.

En Djibouti labora también la Dr. Rosanna Valera García,  especialista en primer grado de Ginecología y Obstetricia. La bayamesa ha tenido la posibilidad de prestar servicios como residente de 4to año de la especialidad, en el hermano país de Venezuela, donde trabajó 4 meses en un CDI quirúrgico en el estado de Miranda, uno de los más opositores del país.

Hace 9 meses labora en el hospital Dar El Hanan, donde se producen la mayoría de nacimientos del país. En su primera guardia médica llegó una gestante de 34 semanas de embarazo, con muerte fetal intrauterina y shock hipovolémico, a la cual, después de hacerle los procederes de emergencia fue llevada al salón de operaciones, se evacuó el útero y se encontraron sorpresivamente  más de 2 litros de sangre libre en la cavidad abdominal, resultando ser una rotura esplénica, como resultado de un paludismo complicado. Ese día, y después de otros en recuperación, lograron salvar la vida de la paciente.               

Ricardo es camagüeyano. Su primera misión fue en el 2010, en Venezuela, luego en Bolivia, después Angola y actualmente en el hospital Peltier, en Dijbouti. Llega a este país con los recuerdos de los angolanos.

En una de sus guardias nocturnas, llevaron a una paciente con una herida de arma blanca en región precordial y no hubo otra opción que introducir el dedo y ocluir el orificio del corazón. Jamás Ricardo Izaguirre había sentido el ritmo cardíaco en sus propias manos, jamás lo ha vuelto a sentir, así que aquella experiencia sigue siendo su favorita.

Izaguirre a salvado muchas vidas en el Peltier. Al recién nacido con una Gastrosquisis de más del 50 %, donde comprometía estómago, intestino delgado y colon, al joven de 20 años, positivo a Covid-19, con cuadro de perforación intestinal de días de evolución, con signos de shock séptico y diagnóstico definitivo de Tuberculosis Intestinal perforada y así muchas más personas con importantes complicaciones clínicas.

Al igual que Ismarys, Javier, Rossana y Ricardo, trabajan en Djibouti un poco más de 70 colaboradores de la medicina cubana guiados por el Dr. Miguel Gómez Cruz, jefe de la misión.

La Habana y Djibouti fundaron sus lazos diplomáticos el 20 de noviembre de 1998.

A partir de entonces ambos países establecieron numerosos acuerdos en sectores estratégicos como la salud, educación, deporte y la ingeniería.

Cuba mantiene colaboración médica con este país desde el año 2001, con el envío de 13 profesionales. Nuestra isla además ha contribuido con la formación de recursos humanos para la salud, al graduar a más de 67 médicos y estomatólogos.

Djibouti, ubicado en el Cuerno de África, es un territorio fronterizo con Eritrea, Etiopía y Somalia, con una población inferior al millón de habitantes y una economía dedicada a la actividad portuaria fundamentalmente.

Hasta allí llega el cubano, con la extraordinaria  grandeza de su corazón, como lo describió Martí. Por eso, la colaboración médica  se mantendrá con vida, bajo el sol ardiente del África o cualquier pueblo que clame por ella.

 

(*) Periodista cubana.

Fotos: Tomadas de la página oficial de Facebook de la Brigada Médica en Djibouti.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *