Internacionales

Nación Mapuche: La “justicia” de los herederos de Sarmiento y Roca

Por Carlos Aznárez / Resumen Latinoamericano.

Evidentemente el gobierno nacional, la jueza federal Silvana Domínguez y todos los elementos que presionan para «dar una lección» e intentar disciplinar al pueblo Mapuche, no cejan en su empeño de mostrar los dientes y continuar con la política de arremeter contra las comunidades de ese pueblo originario.

El hecho ya denunciado y repudiado de haber atacado a balazos a la lof Lafken Winkul Mapu, y posteriormente detener a siete mujeres que se hallaban allí, maltratarlas en los cacheos policiales (incluida la acción de desnudarlas y expresarles que si se resistían «las iban a liquidar»), muestra hasta donde está vigente la teoría racista y criminal impuesta en la historia de este país, por los Sarmiento, los Roca y muchos más que vinieron después. «Para los indios ni agua, solo entienden el lengua de las balas», decía el militar genocida Roca, mientras Sarmiento lo precedía con frases como esta: «¿Lograremos exterminar a los indios? Por los salvajes de América siento una invencible repugnancia sin poderlo remediar. Esa canalla no son más que unos indios asquerosos a quienes mandaría colgar ahora si reapareciesen».

Es por toda esta concepción, que ni la jueza ni los policías mandado por el ministro Aníbal Fernández ni el propio tándem presidencial de los Fernández, tuvieron dudas de que a cuatro de esas «indias» capturadas había que trasladarlas a la Capital (a 1400 kilómetros de su lugar de residencia) y a otras tres alojarlas en la comisaría aeroportuaria de Bariloche, con sus niños pequeños. La última de ellas, embarazada a término meterla como si fuera una demente en un sector de enfermos psiquiátricos peligrosos de un hospital público barilochense. ¿Por qué alli?, porque son habitaciones inexpugnables y sin peligro de fuga, con puertas a prueba de balas. Para más «seguridad», a la parturienta le pusieron custodia policial permanente.

Todas las hermanas mapuche detenidas comenzaron de inmediato una huelga de hambre a manera de pacífica protesta y esperaron pasar por la jornada de declaración indagatoria, que finalmente concluyó en la noche del viernes, donde la jueza Domínguez dictó la prisión preventiva de todas ellas y por lo tanto les negó la excarcelación.

A partir de esa decisión, la jueza decide que todas las presas que habían sido trasladadas imprevista y violentamente al penal bonaerense de Ezeiza vuelvan a ser subidas en otro avión y llevadas a Bariloche. Y aclara, «generosamente», que las detenidas con hijos chiquitos pasarán a prisión domiciliaria, esto abarca a las que están en la comisaría de Bariloche y una de las hermanas que estaba en el penal de Ezeiza. Y el resto de las que estaban en esta última cárcel, ocuparán el lugar en la comisaría aeroportuaria que dejan las que pasan a domiciliaria.

Como se ve, con este tipo de «soluciones», Roca y Sarmiento estarían más que conformes, ya que sus discípulos «nacional y populares» del 2022, demuestran que más allá del palabrerío vergonzante siguen defendiendo los intereses de las grandes corporaciones extractivistas que se asienten en la Patagonia y la de los terratenientes latifundistas ligados a la ¿oposición? de Juntos por el Cambio, timoneada por Patricia Bullrich. Cada vez queda más claro que en lo que hace a despojar de sus tierras a los originarios, entre bueyes no hay cornadas. Tanto valen la Bullrich, Milei y Pichetto como Aníbal Fernández y Berni, a la hora de meter bala al pobrerío.

Frente a este desgobierno de cartón, disciplinador con las rebeldías y amigo de tener relaciones carnales con el FMI y las trasnacionales, se hace imprescindible que los que aún conservamos sensibilidad para indignarnos ante tanta injusticia -y vale recordarlo este 8 de octubre que asesinaron al Che- reaccionemos de una buena vez, no nos quedemos callados mirándonos el ombligo, no justifiquemos lo injustificable, y unamos fuerzas para evitar que estos políticos de cuarta, tan ambiciosos como destructivos, se salgan con la suya. Aumentemos la solidaridad con los pueblos originarios, y este próximo 12 de octubre, por ejemplo, acompañemos en las calles las movilizaciones que se realicen contra los conquistadores de ayer y de hoy.

Hagamos cierto aquello que decía ese grande que fue Armando Tejada Gómez, en su inolvidable poema: «Peatón diga NO»:

Yo peatón, culpable de ser la muchedumbre,

yo mismísima culpa, no compro más tranvías!

Digo no. No y a muerte. ¡No redondo y en seco!

Y para todo el viaje digo un no cañonazo!

Un no en la plena jeta del mercader de Patria!

 

Tomado de Resumen Latinoamericano Argentina/ Foto de portada: Christian Miranda /AFP.

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