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Argentina: La historia del nieto 131, cuando una foto vuelve a dar vida

Por Alejandra Dandan.

Es hijo de Lucía Angela Nadin y de Aldo Hugo Quevedo desaparecidos en 1977. Cuando le comunicaron la noticia le mostraron una foto de sus padres que no podía dejar de mirar. Su historia. Cómo lo anunciaron las Abuelas ante una hinchada que también agradeció a la Selección y cantó La La La.

Estela de Carlotto convocó a la sociedad a sumarse: “Es un trabajo silencioso y amoroso pero todavía falta mucho y el tiempo no se detiene”. Imagen: Guido Piotrkowski

Vive en la Provincia de Buenos Aires. Nunca se presentó a Abuelas de Plaza de Mayo con dudas sobre su identidad, pero tal vez algo intuía: cuando lo llamaron del juzgado el 4 de septiembre de este 2022 para pedirle que se acerque a hacerse un estudio genético no se negó. Quienes estuvieron el miércoles con quien ahora es el nieto recuperado 131 de Abuelas de Plaza de Mayo dicen que él no podía dejar de mirar la foto de sus padres. 

“Fue uno de los momentos más conmovedores porque él es una copia de su papá”, dijo Claudia Carlotto, la hija de Estela, en la conferencia de prensa donde dieron a conocer la noticia. No es el único dato que habla del modo en el que las memorias se hacen lugar en el cuerpo: el hijo varón de Lucía Angela Nadin y Aldo Hugo Quevedo, desaparecidos en 1977, estudió Filosofía y Letras, la misma carrera de su mamá y su papá.

“Muy buenas tardes queridas amigas y amigos”, dijo Estela de Carlotto apenas abrió el micrófono durante un cierre de año en el que el auditorio repleto les cantó a las Abuelas el La La La. “Esta es una reunión de amigos a la que los convocamos para darles una muy buena noticia que completa la noticia del último domingo del Mundial —dijo Estela— y para nosotros es más que eso todavía, y nos permite despedir el año con la esperanza de trabajar por lo que todavía falta”. Y entonces contó la noticia: “Felicidad por el encuentro de un nuevo nieto”, dijo. Pronunció el nombre de los padres y a continuación habló de la historia.

La noticia había comenzado a circular temprano como rumor. “Hay una buena noticia”, se decía en los callecitas del predio de la exESMA. De a poco se iba sabiendo que era una nueva identificación, con un salto en el tiempo de tres años después de la última de 2019. Que era producto de una investigación o judicialización, de los casos de quienes no se hacen preguntas ni se acercan de manera espontánea a Abuelas pero siguen surgiendo porque otros que aún se hacen preguntas acercan un dato. Se decía que los padres eran de Mendoza; que militaban en el PRT; que habían estado secuestrados en el Atlético y en el Banco, y que el niño probablemente nació en la maternidad clandestina de la ESMA: una partida de nacimiento fraguada del hospital Penna es una pista que vincula su parto y su destino con la misma historia de Juan Cabandié.

Estela habló detrás de una foto retrato de Lucía y de Aldo. Al lado se sentó Horacio Pietragalla, de doble filiación en este contexto: nieto y secretario de Derechos Humanos. Estuvieron también quienes participaron de la búsqueda: Claudia Carlotto desde la CoNaDI y Pablo Parenti de la Unidad fiscal especializada para casos de apropiación de niños durante el terrorismo de Estado. A continuación siguió lo que puede decirse hasta ahora: cómo, dónde y qué pasó con él aún debe esperar. “Él nos pidió un poco de tiempo —dijo Claudia— para conocer antes a su familia”.

Foto: Guido Piotrkowski.

Lucía, Aldo y la búsqueda

Lucía Angela Nadín nació el 13 de diciembre de 1947 en la ciudad de Mendoza. Aldo, el 26 de noviembre de 1941, en la localidad de San Carlos de la misma provincia. Estudiaron en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Cuyo donde se conocieron y se casaron seis meses más tarde. Ella era profesora de francés, latín y griego y trabajó con Aldo en un taller de encuadernación en Mendoza; militaban en el PRT-ERP donde ella era “Chiquita” y él, “Dipy”.

En mayo de 1976 viajaron a Buenos Aires luego de la detención de un compañero de trabajo, Nicolás Zárate. Con Lucía y Aldo también viajó Beatriz Corsino, compañera de Nicolás. Los tres aparentemente fueron secuestrados al mismo tiempo entre septiembre y octubre de 1977. Lucía llevaba un embarazo de dos o tres meses. Ellos permanecieron en el Atlético y el Banco. A través de las y los sobrevivientes pudo saberse que a Lucía la llevaron a dar a luz entre marzo y abril de 1978.

Hay sospechas de que el parto podría haberse producido en la Escuela de Mecánica de la Armada”, dijo Estela. Desde entonces, no se supo nada más de la pareja ni del bebé.

La búsqueda fue compleja. La familia de Lucía no sabía que ella estaba embarazada. Con el tiempo fueron recibiendo información de quienes habían estado con ella y Aldo antes del secuestro. La primera denuncia formal la hizo el Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos (MEDH) de Mendoza en la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (CoNaDI). “Si en este momento hay algo que me conmueve —dijo Claudia Carlotto más tarde— son estas dos señoras del MEDH, Pocha Camín y Elba Morales, que tanto militaron el caso Nadín Quevedo cuando había muy poca información, muchas dificultades, pero fueron el pilar y el inicio de esta investigación”.

El 23 de junio de 2004, la CoNaDI confirmó el embarazo de Lucía. En 2005, los Nadín dejaron una muestra en el Banco Nacional de Datos Genéticos. En marzo de 2010, la CoNaDI contactó al hermano de Aldo y sumó su perfil al Banco. Hasta ahí. En paralelo comenzó otra tarea: en 2015, a partir de información aportada por “la sociedad”, como hablan las Abuelas de quienes acercan un dato, lograron identificar a un varón. En 2019, tras un intento infructuoso de contactarlo, la CoNaDI derivó el caso al equipo de Parenti. En abril de 2019, la Unidad lo denunció en la Justicia y el último 14 de septiembre, el Juzgado Federal 4 de Ariel Lijo logró localizarlo, lo invitó a hacerse el estudio genético y el joven-adulto aceptó. El miércoles 21 de diciembre, el Banco comunicó la noticia. “Es hijo de Lucía y Aldo”, contó Estela desde el escenario.

A la conferencia de prensa se sumó Wado de Pedro; Jorge Taiana escuchó en primera fila; las y los nietos identificados, Manu Goncálvez, Juan Cabandié, la generación del recambio, hicieron el aguante parados en la parte de atrás del escenario. Claudia Carlotto subrayó la articulación entre Estado y sociedad civil para las búsquedas. Pablo Parenti dijo: “Se extrañaba estar acá, hace mucho que no teníamos un encuentro. Nadie se desmoraliza con estas búsquedas, la cantidad que se analiza es muy grande y en los últimos tiempos se multiplicaron”. Pietragalla hizo un chascarrillo y luego habló del poder de una foto: la imagen de Lucía y Aldo que estaba en el escenario. “Sus padres fueron secuestrados, torturados y asesinados de la peor manera, pero hoy vuelven a aparecer —dijo— porque su hijo sabe quiénes son: los miró por primera vez en una foto y creo que eso es traerlos de vuelta a la vida, traerlos de vuelta al recuerdo y eso es uno de los logros de nuestras queridas Abuelas que nos permitieron a cada uno de nosotros recuperar la identidad por nosotros pero también para nuestros padres que fueron desaparecidos de la peor manera”.

La AFA y los jugadores

Hubo también clima de Mundial. Agradecimiento a la AFA y a los jugadores que se comprometieron con la lucha por la Memoria, la Verdad y la Justicia sumándose a la campaña de Abuelas y a la política que lleva adelante cada organismo de derechos humanos. Hubo un destacado para señalar que la pelea por la recuperación continúa. Que existen miles que siguen acercándose: sólo en los últimos cuatro años —dos en pandemia, dijeron— 2.000 personas se acercaron por dudas sobre su identidad por presentación espontánea y cerca de 400 a través de la Justicia, entre ellos el último nieto recuperado. Hubo también tiempo para apuntar a más, ya no sólo para hablarle directamente a los pibes-adultos sino a los que puedan seguir aportando datos: gran parte de las últimas recuperaciones partieron de datos que llegaron por esos a quienes las Abuelas ahora convocan.

“Se trata de un trabajo constante, silencioso, paciente y amoroso. Pero todavía falta mucho y el tiempo, lamentablemente, no se detiene”, dijo Estela en el final. “Por eso, apelamos a la sociedad a sumarse: cualquier dato o sospecha es suficiente para acercarse. No se guarden la información. No se queden con la duda. Rompan el silencio. Nuestros nietos y nietas están entre nosotros”.

Hubo tuit del Presidente y de la vice. “A pocas horas de la Navidad renace una vez más el derecho a la Memoria y a la Identidad: Abuelas volvió a encontrar un nuevo nieto, el 131. Enorme alegría y fuerte abrazo a esas mujeres ejemplo de lucha y humanidad”, publicó CFK en sus redes. La casa de las Abuelas despedía el año con esta noticia. Y las nuevas abuelas La La La.

Tomado de Página 12 / Foto de portada: Guido Piotrkowski.

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