Internacionales

Los cubanos de Miami, aprenden rápido del sistema (II)

Por José Luis Méndez Méndez* / Colaboración Especial para Resumen Latinoamericano.

El senador federal Melquiades Mel Martínez, de origen cubano y republicano por la Florida, quien llegó a Estados Unidos durante la siniestra Operación Pedro Pan,  y se benefició como miles de inmigrantes cubanos de la Ley de Ajuste (CAA) desde 1966, presentó en el Congreso un proyecto de ley que duplica las penalidades civiles y criminales contra quienes estafen al Medicare. Aunque Martínez dijo, que no cree que el fraude al Medicare sea estrictamente un “problema cubano”. Este es el sistema federal de salud, que beneficia a los mayores de 65 años, también a personas con determinadas incapacidades y a los que padecen de enfermedades renales agudas en etapas terminales, también se han beneficiado los enfermos de VHI.

Pero seguir la pista a los fugitivos que se van a países como República Dominicana es más fácil porque existen tratados de extradición con Estados Unidos, lo cual parece no funcionar, ya que los referidos hermanos cubanos Benítez, se asentaron e invirtieron en ese país, parte de los millones de dólares defraudados, sin ser molestados.

Las autoridades federales trabajaron con las dominicanas para encausar a los Benítez e incautarles sus muchos activos en Bávaro, entre ellos un hotel llamado Cabañas Singapur, así como otros hoteles turísticos, un helicóptero Robinson R44 Raven, edificios de apartamentos, mansiones de lujo, supermercados y una agencia de arrendamiento de autos, registrado bajo compañías fantasmas o falsos dueños. Funcionarios dominicanos comenzaron a incautar sus propiedades y congelar sus cuentas bancarias, y el gobierno federal planea devolver al Medicare lo que se recupere.

Los fiscales del Departamento de Justicia presentaron en la corte federal de Miami una propuesta de orden de restricción para asegurarse de que los activos de los hermanos no sean vendidos o transferidos.

El caso de los Benítez ha generado titulares en República Dominicana, no solamente debido de la incautación por parte del gobierno de Estados Unidos de sus ganancias mal habidas, sino porque la hija y el nuero de Carlos Benítez — Yanelkis Benítez Ramírez y Lenin Linares Guerrero– fueron secuestrados. Pocos días después las autoridades rescataron a la pareja.

En general, el FBI declaró haber tenido poca suerte, en años recientes, en capturar a este tipo de fugitivos en el extranjero. “Que yo sepa, no han devuelto a nadie acusado de fraude a los servicios médicos”, amplió uno de sus agentes.

La única excepción fue en junio del 2004, cuando las autoridades dominicanas entregaron a tres fugitivos de fraude al Medicare –Rubén Martínez, su hija Adriana Ramos y el esposo de ésta, Daniel Ramos– que habían huido a ese país meses antes de ser encausados bajo cargos de fraude. Lo cual confirma, que los defraudadores se sienten seguros en esa Isla.

Estas personas eran parte de una pandilla familiar dirigida por Martínez, de 57 años, quien al final fue hallado culpable de estafar $14.5 millones al Medicare con la facturación fraudulenta de equipos médicos como camas de hospital, tanques de oxígeno y soportes ortopédicos para calzado, entre el 2000 y el 2002. Las autoridades federales recuperaron $1 millón en bancos de República Dominicana, $900,000 en bancos estadounidenses, bienes raíces, joyas y un Porsche Boxster.

“Fue un caso clásico de cooperación internacional”, aseguró el ex fiscal federal Wifredo Ferrer, a cargo del procesamiento de Martínez y 11 personas más. “Los tres fugitivos eran cubanos, no ciudadanos de República Dominicana. Las autoridades dominicanas los declararon personas non grata y los deportaron a Estados Unidos”. Sin embargo, hay un fugitivo de fraude al Medicare en ese caso que todavía está libre: Emilio R. Seijo, quien se sindica de estar en Cuba, según el FBI.

El aumento de los casos de acusados de fraude al Medicare que huyen del país se ha convertido en un tema complicado para los jueces federales en el sur de la Florida. Un magistrado del Tribunal Federal de Distrito en Miami emitió un memorándum a los demás jueces advirtiéndoles sobre los peligros de escapar de los criminales identificados y procesados. Esta medida no parece inteligente, quien defrauda y viaja al exterior no escapa, ya que no ha sido descubierto, simplemente toma precauciones acorde con el tamaño del fraude. Cuando es capturado y presentado en Cortes, se le impone multa,  no una medida cautelar de prisión preventiva, entonces si evade el posterior proceso ante la certeza de que será condenado.

 Es por ello, que un juez federal de distrito revisó la fianza de los acusados de fraude al Medicare que llegaban a su despacho, citando un patrón de fugas después del encausamiento.

El juez declaró: “Me parece que tenemos que cambiar de manera de pensar, que alguien de Cuba pueda regresar a su país igual que alguien de México”.

Además se preguntó si la Ley de Ajuste Cubano –aprobada por el Congreso en 1966 para otorgar asilo y residencia a “refugiados políticos” cubanos– era objeto de abuso por parte de una nueva generación de sospechosos de fraude al Medicare. El juez se preguntó en alta voz “si alguien puede ser calificado de “refugiado político” cuando esa persona puede recoger sus cosas y regresar”. Esta conclusión de Perogrullo, confirma, que son emigrados cubanos, quienes argumentan razones políticas para acogerse a los beneficios de la histórica estrategia estadounidense, que privilegia a los inmigrantes cubanos por encima de otros, que arriban a ese país.

El juez empleó como ejemplo el caso de una antigua secretaria acusada de estafar $11 millones al Medicare, quien `presuntamente viajó a Cuba con su hijo y su padre.

El juez había liberado a Carmen González con una fianza de $50,000. Su padre, Enrique González, quien firmó la fianza, fue encausado en mayo en otro caso de fraude al Medicare por una estafa de $26.2 millones en medicamentos contra el VIH en clínicas de Miami-Dade. La fianza fue risible, si se quería retener a la acusada, quien defraudó millones y pagó apenas varios miles de dólares de fianza. El juez mencionado no es el único juez federal que ha sido “engañado”. El caso del fraude al Medicare de Gustavo Smith ilustra lo fácil que resulta a los fugitivos salir de Estados Unidos.

Después que lo hallaron culpable en un juicio en abril, una jueza federal de distrito le permitió a Smith permanecer en libertad, tras pagar una fianza de $300,000, para esperar la sentencia. Los fiscales insistieron que Smith debía permanecer detenido, pero la indulgente funcionaria decidió dejarlo en prisión domiciliaria. Después, Smith, quien había entregado su pasaporte estadounidense, escapó con su novia en un vuelo de American Airlines rumbo a Santo Domingo usando su pasaporte cubano bajo el nombre de Gustavo Smith Wong. A principios de julio la referida jueza lo sentenció en ausencia a 10 años y 10 meses de cárcel.

Es evidente, que una de las razones evidentes por las que los acusados de fraude al Medicare pueden evadir el encausamiento es porque generalmente se les permite salir libres bajo fianza. Pero la mayoría de los acusados de fraude a ese programa asistencia, que han huido desde el 2004 dejaron el sur de la Florida antes que los agentes federales pudieran arrestarlos, según el FBI y los fiscales. En algunos casos, los sospechosos se ponen nerviosos cuando arrestan a uno de sus colegas y escapan antes que los puedan procesar. Lo cual es la respuesta más común ante una amenaza.

Un ejemplo típico es el de Fermín Rey, de 49 años, que emigró de Cuba en 1995 y fue encausado acusado de usar empresas de servicios médicos para facturar ilegalmente al Medicare $5.2 millones en equipos médicos. Rey, descrito por las autoridades como un sacerdote de santería que usó a sus socios como pantalla para su negocio ilegal, no se presentó en el tribunal. Se cree que Rey vive hoy en México.

¿Por qué tantos inmigrantes cubanos estafan al Medicare? Hay variadas teorías, una de ellas sustenta que algunos inmigrantes llegan al país con instintos de supervivencia y ven entre otras vías para delinquir que ofrece el capitalismo miamense el engañar y defraudar, pero ellos no inventaron el fraude, solo lo perfeccionaron, cuando llegaron ya se escamoteaba al Medicare, desde hacía años, ellos solo se hicieron del negocio, lo cubanizaron y bloquearon, al generar iniciativas, que han dejado atónicos a los especialistas. El argumentar, que esas habilidades las adquirieron en Cuba, es una forma de manipular ese delito y evadir la falta de oficio para descubrir, en la Isla bloqueada por Estados Unidos, hace más de seis décadas, el sistema de salud, protege a las mismas categorías que prevé el Medicare, pero ese programa no existe, así que los inmigrantes cubanos llegaron “vírgenes” al inmenso lupanar y fue en Estados Unidos, donde aprendieron. No son más que un producto de su medio.

Los agentes del FBI no sólo tienen dificultad para seguir la pista a los fugitivos de fraude al Medicare, sino también al dinero. Las autoridades sospechan que la mayor parte de los acusados de estafar al Medicare que huyen del país –como los hermanos Benítez– lavan el dinero en el extranjero. Inteligente conclusión de nivel escolar primario.

Un fiscal, jefe de la División de Delitos Económicos de la Fiscalía Estatal de Miami, afirmó que a los agentes federales les resulta difícil seguirles la pista una vez que sacan el dinero de los bancos locales. “Es lo opuesto al narcotráfico”, explicó el fiscal. “A los narcotraficantes se les paga en efectivo, de modo que tienen que buscar negocios y otros métodos para lavar ese dinero. Las compañías del Medicare deben recibir todos sus pagos en cheques o giros transferidos a una cuenta de banco para que se le pueda seguir la pista. Lo que sucede es que de inmediato lo convierten en efectivo, y una vez que hacen eso, ¿quién sabe a dónde va a parar el dinero?”

Las autoridades federales y expertos en lavado de dinero saben que parte de los fondos de algunos fugitivos termina fuera del país. Un ejemplo son los activos que los mencionados hermanos Benítez tienen en la República Dominicana.

Sin embargo, a menos que las autoridades puedan identificar los millones de dólares lavados –en cuentas de banco, bienes raíces, automóviles, embarcaciones– no pueden tomar ninguna medida para tratar de recuperar los activos. Según expertos en el lavado de dinero, es fácil trasladar fondos mal habidos a ciertos países. Por eso se define como tráfico de activos, que abarca más allá del efectivo, que es más fácil de seguir su ruta.

Por muy poco dinero, los que estafan al Medicare pueden contratar abogados en el extranjero, escondidos en paraísos fiscales, en empresas offshore, para crear compañías falsas y ayudarlos a abrir una cuenta bancaria.

“Sin duda, el contrabando de dinero en efectivo tiene un papel en todo esto”, indicó Wolf. “Si se tiene en cuenta la naturaleza sumamente controladora de la red financiera de Cuba, es muy poco probable que estos fondos del Medicare se muevan a través del sistema bancario oficial”. No pudo evitar reconocer el sólido sistema de control bancario cubano, resistente a los embates de los defraudadores.

En continuidad con la confianza a la realidad cubana, expresó: “Pero sería peligroso para los fugitivos llevar consigo grandes cantidades de dinero en efectivo, digamos $50,000, para tratar de sobornar a los funcionarios del gobierno comunista en Cuba, a menos que tengan contactos”. Este delito tiene más aristas no estudiadas.

(*) Escritor y profesor universitario. Es el autor, entre otros, del libro “Bajo las alas del Cóndor”, “La Operación Cóndor contra Cuba” y “Demócratas en la Casa Blanca y el terrorismo contra Cuba”. Es colaborador de Cubadebate y Resumen Latinoamericano.

Foto de portada: Getty Images.

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