Internacionales

La corrupción endémica de Miami, se propaga (II)

Por José Luis Méndez Méndez* / Colaboración Especial para Resumen Latinoamericano.

Los casos frecuentes de corrupción que involucran a los servidores públicos en Miami, están erosionando la confianza pública, lo cual ha creado una situación compleja y preocupante. Si el lector incrédulo, duda esta afirmación, puede teclear la búsqueda en servidores de las redes sociales y conocerá, cómo han aumentado las variadas formas de estos ilícitos, que comprometen la credibilidad de políticos, funcionarios públicos y servidores de la ley.

Las aspiraciones del belicoso alcalde Francis Suárez hacia otros horizontes nacionales encumbrados y la deuda millonaria contraída por su bravucón comisionado Joe Carollo, sentenciado a pagar más de 60 millones de dólares por daños y perjuicios, en el ocaso tardío de su prolongada, criticada y accidentada carrera política, ha destapado la caja de Pandora, que ha sido su Ayuntamiento, poniendo al descubierto parte de su sórdida realidad, desconocida para muchos de sus residentes ajenos o no interesados en esos asuntos domésticos. Aunque sus impuestos irán a sufragar la acción dolosa de su comisionado.

El anuncio de aspirar a ser nominado como candidato republicano a las próximas elecciones generales de 2024, disparó las alarmas de suspicacia sobre el ambicioso Suárez, que en semanas se retractó del intento, conocedor de tener numerosas grietas en su vidrioso techo político, convencido, que sus pecados se exhibirían, sin pudor,  por sus contrincantes, incluido el gobernador de Florida Ron De Santis, uno de sus enemigos secretos.

Por lo general la Comisión del Ayuntamiento de Miami ha sido dinástica y el nepotismo ha estado presente, ha sido uno de sus males. El comentado advenedizo José Suárez se enfrentó en las elecciones por el puesto que dejó el comisionado Frank Carollo, hermano del citado corrupto Joe Carollo. Otros escaladores fueron Tommy Regalado, hijo del  ex alcalde Tomás Regalado y Zoraida Barreiro, esposa del comisionado condal Bruno Barreiro. Mientras el referido José Suárez, para no ser menos en la cofradía, según los registros designó a Wendy Sosa, su esposa, como tesorera. No recaudó mucho dinero, ya que consideró: “lograr 150,000 dólares, no se hace sin contraer y deber favores”.

Sigue latente el escándalo del mencionado alcalde miamense, relacionado con recibir “donaciones” de un urbanizador, quien le pagó $170,000 para impulsar su proyecto, según registros de su empresa.

El alcalde, recibió al menos esa cifra en pagos mensuales a partir de finales de 2021 del inversor, que construía un complejo en Coconut Grove, según documentos de la empresa Location Ventures.

El empresario pagó discretamente al alcalde de Miami, al menos esa cantidad durante los dos últimos años para que lo ayudara a superar los obstáculos en los trámites burocráticos y conseguir de manera expedita los permisos necesarios para su estancado proyecto inmobiliario.

Las memorias de las reuniones de la empresa celebradas en 2022 por la firma Location Ventures indican que Rishi Kapoor, su presidente ejecutivo, tenía dificultades para conseguir la aprobación para su complejo URBIN Coconut Grove, mientras prometía a los  nerviosos inversionistas, que Suárez ayudaría a resolver el problema.

Las notas de la reunión, que se proporcionaron a los inversionistas para apaciguar sus frustraciones por los repetidos retrasos en el proyecto de uso combinado de $70 millones, dejaban claro su papel: “El alcalde Suárez ayudará a impulsar esto”. Según los registros, Kapoor se reunió entonces con Suárez y el administrador municipal Art Noriega para discutir un obstáculo de zonificación.

Los registros internos de la empresa dan detalles, por primera vez, del trabajo privado asumido por Suárez para el urbanizador mientras ocupaba su cargo público en el Ayuntamiento, lo que generó cuestiones legales y éticas sobre la relación entre su deber como alcalde y su trabajo extra como asesor de un urbanizador privado.

Este conflicto de intereses y la evidente presencia de un caso notorio de tráfico de influencias desde un cargo público, ha sido valorado: “¿Infringió sus deberes para con su cargo y los ciudadanos de su ciudad?”, se preguntó Robert Jarvis, profesor de Derecho especializado en Ética de la Universidad Nova Southeastern. “Ciertamente parece que sí”.

Las revelaciones sobre el contrato de consultoría de Suárez con la empresa urbanizadora de Kapoor, salieron al público conocimiento, cuando el alcalde republicano consideraba una candidatura a la presidencia en las elecciones de 2024.

En el mejor estilo mafioso la oficina de Suárez negó tal reunión. Por su parte, Kapoor, se desmemorió,  dijo a través de su abogado que no tenía “ningún registro o recuerdo de tal reunión” con el administrador municipal y el alcalde en 2022.

El portavoz de Suárez expresó, que se le pagó solo para presentarles a posibles inversionistas, lo cual no necesitaba la empresa que lo alquiló. Kapoor aseguró que el alcalde le dio consejos. Ambos trataron de desligarse de lo evidente y real.

Cuando se es un servidor público, como Suárez, todo caso le concierne a la ética, de quien lo ocupa. Apelar a la ingenuidad de alegar separación de intereses, no hace más que oscurecer más, el ya turbio negocio.

Lo real registrado, es que los encargados en Location Ventures, afirman que a lo largo de 2022, Kapoor llamó repetidamente a Suárez para obtener ayuda con problemas de permisos, que estaban obstruidos por la burocracia. Análisis más crudos, insertaron la presunción de una virtual estafa por parte de Suárez, quien de manera premeditada y a sabiendas de no poder resolver los complejos problemas, para hacer vital el proyecto del urbanizador, aceptó el pago y después se tornó escurridizo. Es decir tal actuación desborda lo ético, para mostrarse descarnadamente ilegal.

El urbanizador Kapoor ni Suárez explicaron por qué los registros internos de la empresa urbanizadora indican que el alcalde usó su influencia en el Ayuntamiento para ayudar a un cliente que le pagaba. Eso no es legal ni ético, tampoco moral, para un ex pretendiente a la Casa Blanca.

La calificada Caroline Klancke, directora ejecutiva de Florida Ethics Institute, una entidad no partidista, dijo que el trabajo de Suárez para el urbanizador pudiera haber infringido las leyes de ética de la Florida que prohíben a los servidores electos ser empleados de una empresa que hace negocios con su municipalidad y pudiera plantear un conflicto de interés para ellos, en su cargo público.

“Lo que crearía un conflicto de interés con ese urbanizador es que este  estuviera sujeto a la regulación de la ciudad”, consideró Klancke. Presunción evidente, ya que Suárez recibió su pago para destrabar trámites en su Ayuntamiento, donde es la máxima autoridad, el cohecho es más que probado. Tal vez subterfugios del sistema lo liberen de la carga inmoral que generó.

El corrupto Suárez, quien termino su segundo mandato y ocupa un cargo principalmente ceremonial como alcalde a tiempo parcial, obtuvo una opinión general de la abogada municipal de que era legal hacer trabajo externo siempre que no entrara en conflicto con sus deberes de gobierno. Suárez no tiene voto, pero puede vetar. Quienes no viven en Miami, no pueden entender ese tipo de ética flexible e interpretativa, ya que todo lo que haga, diga, piense o hable el señor alcalde tendrá connotación por ser la primera figura del ayuntamiento, pensar lo contrario es risible, cuando en ese lugar llueve muchos sacan la sombrilla, su influencia es omnipotente y omnipresente.

También puede contratar y despedir al administrador municipal, que dirige las operaciones cotidianas de la ciudad y supervisa a todos los empleados. Es evidente que actuó dolosamente, el apelar a culpabilidad, desconocimiento, lo hace no elegible para empeños presidenciales. Además de las posibles infracciones de ética, Klancke dijo que los informes internos del urbanizador que describen a Suárez trabajando en cuestiones de permisos para Location Ventures pudieran proporcionar evidencia suficiente para desencadenar una investigación penal.

Cuando Suárez se presentó con Kapoor en un acto promocional de URBIN a finales de 2021, el urbanizador estaba haciendo malabarismos con media docena de proyectos comerciales y residenciales mientras la economía posterior a la pandemia renqueaba y la inflación se disparaba en medio del alza de los intereses.

El caso destapado sobre el alcalde corrupto de Miami, Francis Suárez, no es nuevo ni novedad en esa práctica común, resulta de interés porque el delincuente aspiraba a gobernar en toda la nación estadounidense y eso si preocupa.

Tal ha sido el escándalo provocado por el Alcalde de Miami, que cayó bajo la lupa de la Comisión de Ética de Florida, no solo por el cohecho con el urbanizador, sino porque ahora se asegura que aceptó costosas entradas para el Premio de Fórmula 1y la Copa del Mundo de Miami 2022.

La denuncia fue promovida por el  miembro del Comité Nacional Demócrata Thomas Kennedy. La ley de Florida prohíbe a los servidores públicos recibir obsequios de proveedores, cabilderos o sus empleados y las exige que revelen las fuentes de todos los presentes cuyo valor alcance o supere los 100 dólares, al menos en teoría así está normado.

Según la demanda el disoluto Alcalde Suárez, no presentó una declaración de su viaje en diciembre de 2022 a la Copa del Mundo de Qatar donde se exhibió con David Beckham, en un palco de lujo. Lo ilegal aparece porque Beckham, es un cabildero registrado de Miami Freedom, una sociedad copropietaria y constructora del estadio de la Major League de Soccer-futbol- en terrenos de la municipalidad de Miami.

En abril de 2022, la Comisión de la Ciudad, aprobó la construcción del estadio, proyecto que Suárez defendió desde su llegada a la Alcaldía. Para echar más lodo al impúdico funcionario, se sumó que asistió a la carrera de Fórmula 1 de Miami, el año pasado y disfrutó de un banquete cuyo cubierto costó 3000 dólares. Suárez, no explicó quién costeó los boletos y la cena.

El querellante Kennedy, había presentado la demanda ante la Comisión de Ética y Confianza Pública del Candado Miami-Dade, que la desestimó al argumentar, que tenía que sustentarla con conocimiento personal y sustancial. Entonces la presentó ante la Comisión Estatal de Ética, organización no lucrativa que vela por la transparencia moral de los servidores públicos, emite informes sobre los abusos de confianza de funcionarios y empleados estatales. Suárez es un violador ético habitual y interpreta como nadie los resquicios inmorales por donde moverse en el sistema, no diseña un fraude sin antes tener preparado un antídoto, que lo libre de consecuencias.

(*) Escritor y profesor universitario. Es el autor, entre otros, del libro “Bajo las alas del Cóndor”, “La Operación Cóndor contra Cuba” y “Demócratas en la Casa Blanca y el terrorismo contra Cuba”. Es colaborador de Cubadebate y Resumen Latinoamericano.

Foto de portada: Thinkstock.

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