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¿Cómo la escalada del conflicto entre Gaza e Israel afectaría al mercado mundial de la energía?

En respuesta a la ofensiva de Hamás del 7 de octubre, Israel anunció el comienzo de “una operación antiterrorista” y después, de una guerra. El objetivo del ataque podría ser un intento de torpedear la normalización de las relaciones entre Israel y Arabia Saudita, superpotencia energética, e influir en mercados de hidrocarburos.

Israel acusa a Irán y Catar de financiar al movimiento palestino Hamás que controla la Franja de Gaza. Si Tel Aviv logra demostrar que la organización actuó a las órdenes de Irán, los precios del petróleo podrían alzarse, ya que la implicación de distintos países en el conflicto crea una situación ambigua, por lo que el mercado puede fluctuar.

“Es muy posible que el precio del crudo suba, pero dependerá de cuánto se impliquen en el conflicto otros países de Oriente Medio y de cómo esto pueda afectar, en teoría, al transporte de petróleo a través del canal de Suez”, comentó a medios locales el experto economista ruso, Leonid Jazanov.

En 2019, Irán ya demostró que es capaz de destruir una parte significativa de la capacidad de producción de petróleo saudí. Riad tuvo que reducir la extracción en 5,7 millones de barriles diarios (bpd) —en un 50%— después de que dos importantes instalaciones propiedad de la estatal Aramco fueran alcanzadas por ataques con drones.

Los rebeldes hutíes de Yemen reivindicaron la autoría, y el entonces Secretario de Estado de EEUU, Mike Pompeo, acusó a Irán de estar implicado en ese atentado que puso en peligro el presupuesto de Arabia Saudita.

A su vez, Washington tomó recientemente rumbo a la normalización de las relaciones con Teherán. Por ejemplo, EEUU relajó gradualmente algunas de las sanciones impuestas a las ventas de petróleo iraní, y el país persa restableció su producción al nivel más alto desde hace cinco años. Como resultado, la producción iraní aumentó en casi 700.000 bpd en 2023.

Pero ahora, la Casa Blanca podría utilizar el estallido del conflicto armado como pretexto para imponer aún más sanciones contra Irán y su sector energético en particular. Eso, por su parte, podría llevar a la reducción de la producción petrolera iraní.

Según la Agencia Internacional de la Energía (AIE), el mercado mundial podría sufrir un déficit de alrededor de 1,5 millones bpd a finales de 2023. Por su parte, el banco Goldman Sachs pronosticó que la demanda de crudo llevaría a un déficit de 1,8 millones bpd en el segundo trimestre del año 2023.

Esas circunstancias podrían hacer subir el precio de petróleo por encima de 100 dólares por barril (dpb), lo que juega a favor de mayores productores de crudo, como Rusia, cuyos ingresos se disparan gracias a los precios elevados de hidrocarburos, y al mismo tiempo es “una señal ominosa” para las economías occidentales, sobre todo de Europa.

A fecha del 9 de octubre, los precios del crudo subieron más de 4 dólares. El West Texas Intermediate se ha subido a más de 86 dpb, y el Brent cotizaba cerca de 88 dpb, ambos con una subida de más del 3% respecto al cierre del 6 de octubre, un día antes del ataque a Israel.

Tomado de Sputnik/ Foto de portada: Hasan Jamali / AP

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