Internacionales

Se reanima la industria de la contrarrevolución en Miami

Por José Luis Méndez Méndez * / Colaboración Especial para Resumen Latinoamericano.

En medio de las habituales noticias generadas en la ciudad de Miami, regentada por el belicoso bitconiano alcalde Francis Suarez, que anuncian: le roban y balean a un hombre en una farmacia; condenan a hombre de la Florida por traficar ilegalmente con tortugas y serpientes venenosas; absuelto un hombre que mató a otro en caso de palomitas de maíz en cine de Florida, aparece un remake crean en Miami una comisión de apoyo a una transición a la democracia en Cuba.

Un grupo de los vividores del negocio de la contrarrevolución cubana en Miami, se reunieron en Miami para reanimar el arte de hacer dinero por medio de la política. Se juntaron para anunciar, una más, la creación una comisión para una “transición legítima, ordenada y no arbitraria y caótica” en Cuba”.

En un acto celebrado en el museo y sede de la otrora derrotada Brigada de Asalto 2506, ahora club de nostálgicos trasnochados, anunciaron la creación de un ideario y programa que propone pautas esenciales para el logro de una transición en la Isla sobre “bases sólidas y democráticas” y “sin el comunismo”, dijo en el evento el terrorista Luis Manuel de la caridad Zúñiga Rey, quien desembarcó con armas en la mano en Cuba, para en pos de la “democracia”, asesinar y colocar bombas.

La denominada “Comisión de apoyo a la transición en Cuba” se articula en varios subcomités (militar, educación democrática, sistema electoral y jurídico, asistencia médica y apoyo del “exilio”, entre otros,) que trabajarán en la elaboración de un programa que sirva para la consolidación de un “proceso de transición y reconstrucción” en la Isla, así se promociona este reiterado engendro en la ruta del lucro.

Zúñiga avanzó que esta “propuesta de apoyo a la transición” estará lista para su presentación al pueblo cubano el próximo 20 de mayo. ¿Pero quién es este trasvertido terrorista, y contumaz vividor?

Durante los meses en que los canales de televisión de Miami, mostraban al secuestrado niño cubano Elián González, rodeado de terroristas de origen cubano, uno de ellos era el parasito Zúñiga Rey, asalariado de la Fundación Nacional Cubano-Americana, paradójicamente a cargo del programa sobre Derechos Humanos de ese engendro de terror de la mafia contrarrevolucionaria.

Un poco antes, cambió de disfraz, alistó sus maletas y abrigos y marchó a  Ginebra, Suiza,  para actuar  ante la Comisión de Derechos Humanos de la ONU.  No es primera vez que trata, en vano,  de engañar y confundir  a esa ilustre entidad.

Este sujeto, pudiera ser de todo menos defensor de los Derechos Humanos, su abultado expediente criminal como terrorista, disponible a cualquier lector nacional o internacional, es un aval que ha exhibido con orgullo y enriquecido durante toda su vida, por eso la Fundación Nacional Cubano Americana (FNCA)lo recogió cuando llegó al sueño americano.

Su pasión por el terrorismo, es práctica común para Zúñiga Rey desde hace más de cuarenta años, por ese motivo fue sancionado en Cuba. En octubre de 1970, se fugó de donde estaba internado e intentó penetrar ilegalmente en la Base Naval de Guantánamo, lo cual no logró al ser detenido en Baracoa, Oriente.  Zúñiga Rey junto al también recluso Jorge O. Hernández González estableció estrechas relaciones con Carlos Viera Ramos, secuestrador de un avión Boing 727, de Estados Unidos y que guardaba prisión por ese hecho.

El 11 de abril de 1997 la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, reunida en Ginebra, en su 54 Sesión, aprobó por medio de la votación nominal de 28 votos, ninguna en contra y 23 abstenciones, una resolución que reitera su condena inequívoca de todo los actos, métodos y prácticas de terrorismo, instó además a todos los relatores especiales a abordar en sus informes a la Comisión temáticas sobre las consecuencias de los actos, métodos y prácticas terroristas.

Además, se pronunció convencida de que el terrorismo en todas sus formas y manifestaciones, no puede justificarse jamás, en caso alguno, ni tampoco como medio para promover y proteger los derechos humanos; por tener presente que el derecho humano más esencial y fundamental es el derecho a la vida, así como preocupada por las manifiestas violaciones de los derechos humanos por los terroristas.

Por ese motivo el entonces Relator Especial de la Comisión de Derechos Humanos, Enrique Bernales Ballesteros, para la utilización de mercenarios como medio de violar los derechos humanos  en su informe en marzo de 1998, mostró su profunda preocupación por los actos terroristas cometidos por mercenarios centroamericanos en Cuba en 1997, que ocasionaron un muerto y una decena de personas heridas, así como creado un entorno que destruye el derecho de la población civil a vivir libre de temor, como expresó la Comisión en la Resolución 1997/42.

También en otra relatoría, como resultado de su visita a La Habana en septiembre de 1999, identificó, mencionó e incluyó en sus conclusiones el nombre del terrorista Zúñiga Rey. Se ha demostrado y reconocido por sus autores, que las acciones terroristas ejecutadas en Cuba fueron urdidas, preparadas y financiadas por encargo de la Fundación Nacional Cubano Americana (FNCA) con matriz en Miami, Florida, a la cual representó una vez más ante la Comisión de Derechos Humanos de la ONU en Ginebra. Incluso allí, recibió instrucciones por fax enviadas por Mariela Ferreti, vocera de la mafia.

La pregunta obligada, de difícil respuesta es ¿Qué hacía un terrorista norteamericano de origen cubano, hablando de derechos humanos en Ginebra? ¿Qué razón, ni moral puede asistir  a quien niega, con sus actos, la esencia de lo que dice defender?  Peor sería concebir,  que los miembros de la Comisión de DD.HH. que tres años antes habían condenado al terrorismo en su seno, admitan impasibles la oratoria de un terrorista de mente y acción.

El ahora empresario de la contrarrevolución, involucrado en el jugoso proyecto de la llamada “comisión”  conoce que esto es rigurosamente cierto, verificable e imposible de negar.  ¿Cómo no admitir que en 1973 penetró ilegalmente en la Base Naval de Guantánamo? Que una vez en Estados Unidos se integró a organizaciones contrarrevolucionarias de emigrados cubanos, que el 1 de agosto de 1974 desembarcó en Cuba con armas y explosivos, junto a los terroristas Miguel Sales Figueroa, después devenido en defensor de los derechos humanos y “escritor” y Rodolfo Luis Camps Verdecia, que la lancha utilizada era del tipo “Thunderbird”, matrícula Fla. 8722, de 23 pies de eslora y con el nombre identificativo de “Malú”. Que entre las armas de guerra que portaba estaban varios fusiles AR-15, granadas y explosivos para realizar acciones terroristas y un fusil M-1, que él mismo declaró haber comprado por cincuenta dólares en Miami.

Cómo le podría explicar a los honorables miembros de la entonces Comisión de DD.HH cómo después de ser indultado generosamente por el gobierno de Cuba en 1988, para después falsear su currículo presidiario para afirmar haber cumplido 19 años de cárcel en Cuba, se alistó de inmediato, al llegar a Miami, en la mencionada Fundación terrorista, creada en 1981 como una sociedad sin fines de lucro, para no pagar impuestos, supuestamente con la fachada de realizar inofensiva influencia a favor de sus objetivos dentro de Estados Unidos.

Este protervo y mendaz terrorista puede detallar los objetivos de su emisario canadiense John Trepanier a quien envió a Cuba en 1992 para organizar células internas con fines terroristas; o qué propósitos humanistas  lo inspiraron para reclutar en Estados Unidos al cubano Olfiris Pérez Cabrera en 1993 para envenenar al ganado y el agua potable de extensas zonas y precisar cuánto le pagó por estos servicios;  o para no hacer más extensa esta lista, negar que reclutó en ese mismo año en el mismo país al cubano Ramón de la Caridad Inda Ramos, con la misión específica de quemar plantaciones de caña y estudiar con fines de terror objetivos económicos y de transporte.

En 1997 dirigió los contactos en el exterior con el ciudadano guatemalteco Percy Francisco Alvarado Godoy, reclutado por la FNCA,  para realizar acciones terroristas en Cuba a quien dieron el sugestivo nombre de “Agente 44” y que en realidad era un ciudadano centroamericano al servicio de la Seguridad del Estado de Cuba. Alvarado Godoy, bajo juramento, denunció durante el juicio a los mercenarios centroamericanos, realizado en 1999, todas sus relaciones con Zúñiga Rey y la FNCA.  El testimonio dado y el propio Alvarado están disponibles para desenmascarar, si fuese necesario,  a este descalificado para hablar de derechos humanos  y terrorista que nuevamente se prepara para trabajar en aras de una “transición democrática en Cuba”.

 

(*) Escritor y profesor universitario. Es el autor, entre otros, del libro “Bajo las alas del Cóndor”, «La Operación Cóndor contra Cuba» y «Demócratas en la Casa Blanca y el terrorismo contra Cuba». Es colaborador de Cubadebate y Resumen Latinoamericano.

Foto de portada: Pedro Portal.

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