Culturales

Cuba: El Martí que renace en las creaciones de Isis y Leo de Lázaro

Por Flor de Paz* / Colaboración Especial para Resumen Latinoamericano.

Dos hermanos y artistas de la plástica nacional, Isis y Leo de Lázaro, se juntan una vez más, a lo largo de sus carreras, en una exposición; esta vez en la colectiva “Salto. Dicha grande”, que será inaugurada el lunes 11 de abril en el Centro Cultural Palacio de los Torcedores, una muestra colateral de la 14 Bienal de La Habana.

En esta ocasión el punto en el que Isis y Leo convergen es la figura de Martí, en una expo donde participan otros 19 artistas del país y que al decir del periodista Jorge Rivas, su curador, se caracteriza por la innovación y la creatividad, y por la recurrencia a narraciones con raíces en la mitología, el misticismo, el amor, la ternura y la poesía, expresadas mediante un despliegue de maestría y complicidad estética.

Isis de Lázaro, vista en el ejercicio del retrato por el propio Rivas, es caracterizada por el crítico como dueña de la psicología del color, “lo que define gran parte del cosmos visual de esta creadora”.

Y, asimismo, añade en su texto Mística rebelión de colores: “la escultora y muralista centra sus composiciones en el desequilibrio y la fuerza de los tintes y las formas, logra identificar la esencia de la psicología de cada uno de sus personajes, a los que asimismo identifica mediante un cuidadoso uso del dibujo. En medio de figuras geométricas, de líneas y superficies fragmentadas surgen las fisionomías reconocibles, casi exactas”.

Es en esta línea de trabajo que se inserta su nuevo Martí, creado para la muestra, que abre sus puertas este lunes 11 de abril, en el Palacio de los Torcedores, en La Habana.

Para la artista, “el color azul que predomina en esta obra suya es símbolo de la nacionalidad cubana; los toques en rojo, destellos de sangre, mientras que en el rostro de Martí despunta el amarillo de nuestro sol.

“Las pinceladas, en movimiento giratorio, recuerdan las creaciones de la naturaleza que evolucionan en forma de árboles y raíces como lo hizo el pensamiento del héroe, representado en su frente por los pétalos dispersos de una rosa blanca”.

Isis dice que son los pétalos de una rosa que se hace y deshace, que redunda en el ciclo de la vida, expresión del ideal revolucionario de Martí, de sus conceptos de libertad e identidad nacional y de nuestra América.

“Mi Martí mira al futuro”, añade.

“El pelo azul simboliza la rebeldía como concepto indeleble en la vida y la obra emancipadora de Martí. A la vez, esta es la imagen de un joven que a la moda. De gran simbolismo es que el rostro desborde los límites del lienzo”, dice Leo sobre el cuadro de su hermana Isis.

Leo D´ Lázaro, que recién terminó un alto relieve del historiador Eusebio Leal, emplazado en el patio interior del Museo de la Ciudad, cuenta que hacía mucho tiempo estaba dándole vueltas a una visión contemporánea de Martí y que cada vez que bosqueja alguna idea enfoca al Apóstol como alguien de este tiempo. “La invitación a participar en esta exposición fue el catalizador para que salieran ideas de gran intensidad”.

Estudio arqueológico es el nombre de la instalación que presentará en “Salto. Dicha grande”. Está compuesta por seis obras en distintas materiales y técnicas (dibujo, pintura y escultura) y consiste en diferentes visiones de la personalidad y fisionomía de Martí, que visualmente se revela como una especie de disección.

“La obra Collage, en lienzo, tiene superpuestas cuadrículas de hilo, una práctica que desde la antigüedad era utilizada para el estudio. Con fotos de las esculturas de Martí que he hecho desde que tenía 24 años, insertadas en la pintura, conformé el rostro del Apóstol. Le sumé un detalle a esta obra, el unicornio, como el de Silvio Rodríguez, porque Martí en un hombre de todos los tiempos.

“Esta obra contiene el sentido de la instalación: entender a Martí a través de su rostro. Es como un estudio psicológico de su personalidad”, subraya el artista.

Montada sobre un caballete, en forma de huella o relieve interior, está otra de las esculturas que integra la instalación. Porque la arqueología, para Leo, es un símbolo de reconstrucción del presente, concepto que atraviesa buena parte de la obra de Leo.

También hay una escultura, una cabeza de Martí despeinado, que evoca la contemporaneidad del personaje y en cuyo gesto se realza la fuerza e intensidad de su vida.

Un estudio geométrico de la cara del héroe, otra escultura, describe facetas de la existencia de Martí. En el cuello, en una hendidura, anida un huevo, símbolo de la semilla que el Apóstol deja siempre.

Otras dos obras se añaden al conjunto: la imagen en carboncillo, un dibujo, expresión de la energía y fuerza del héroe, y una figura en metal, consistente en una línea que emerge de un pedazo de roca mineral y que traza una cabeza más abultada en sus laterales.

“Es como si el espíritu de Martí naciera del amasijo en reafirmación de virtudes como la sencillez y verticalidad, humanismo y sensibilidad, que distinguieron su conducta”.

La instalación es el resultado de un proceso inacabado en el que Leo va descubriendo a su Martí, en el que las líneas del rostro y su mirada le conducen al pensamiento del ser humano que habitó en el Apóstol. Es la razón por la que exagera algunos rasgos: la boca abultada y los pómulos salientes, pero pequeños comparados con su frente.

“Son ramificaciones de un renacer pictórico, escultórico e instalativo del rostro de Martí desde sus raíces, dado por una riqueza expresiva, creativa y multidimensional del autor”, dijo Isis de su hermano Leo.

(*) Periodista cubana especializada en temas científicos y Directora de Cubaperiodistas.

 

 

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