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España exige a Estados Unidos que retire la tierra contaminada 57 años después del accidente nuclear que provocó

En 1966, un bombardero y un avión cisterna estadounidenses colisionaron en el aire y dejaron caer cuatro bombas nucleares en la pedanía de Palomares (Almería).

El Gobierno español ha vuelto a emprender esfuerzos para que Washington finalmente proceda a retirar la tierra contaminada en la pedanía almeriense de Palomares, fruto de la caída de cuatro bombas nucleares estadounidenses en 1966.

Ya han transcurrido casi 60 años desde que un bombardero B-52 y un avión cisterna KC-135, pertenecientes a las Fuerzas Armadas del país norteamericano, colisionaron en el aire y dejaron caer cuatro bombas termonucleares, dos de las cuales dispersaron su carga de plutonio y contaminaron la zona.

Según “El País”, se trata del mayor accidente nuclear de la Guerra Fría, que dejó unos 50.000 metros cúbicos de tierra irradiados con medio kilo de material tóxico. Ya en 2015, Madrid y Washington llegaron a un acuerdo político, aunque sin connotación jurídica, en el que EE.UU. se comprometía a retirar las tierras radioactivas y trasladarlas al desierto de Nevada. “Pero ese memorándum nunca se desarrolló y la contaminación perdura en Palomares”, recuerda el medio. 

Ahora, más de medio centenar de años después de la caída accidental de las bombas, el Ministerio de Asuntos Exteriores español presentó una petición oficial a EE.UU. para que empiece la retirada de las tierras, reportaron este lunes fuentes diplomáticas. La solicitud habría sido presentada hace unos meses ante la Secretaría de Estado, que a su vez la trasladó al Departamento de Energía de la Administración Biden.

Las fuentes reconocieron que aún no se ha producido una respuesta por parte de Washington, pero aseguraron que la acogida inicial de la petición “ha sido positiva”.

 

Un asunto pendiente en la historia de España

El 17 de enero de 1966, en plena Guerra Fría, dos aeronaves de la Fuerza Aérea de Estados Unidos colisionaron en vuelo en una fallida maniobra de repostaje, provocando el desprendimiento de las bombas, así como el fallecimiento de siete de los 11 tripulantes que viajaban en los dos aviones. 

Cada una de las bombas caídas al mar tenía un potencial destructivo 70 veces mayor que las que pulverizaron Hiroshima y Nagasaki.

Las imágenes del baño que se dio poco después en la playa de Palomares el entonces ministro español de Información, Manuel Fraga, junto al embajador estadounidense y otras autoridades locales, para convencer a la población de que no existía peligro por radiación en la zona, forman parte de la memoria colectiva de España.

Desde entonces, en el país ibérico el asunto sigue enterrado en el silencio institucional, aunque en 2018 el Consejo de Seguridad Nuclear publicó una lista de los lugares de la geografía española que presentan contaminación radioactiva, encabezada precisamente por Palomares.

 

Medio kilo de plutonio
La ONG Ecologistas en Acción señaló hace varios años que “el territorio de Palomares sigue siendo el lugar más contaminado por plutonio en Europa”. También precisó que “los estudios realizados por el Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas (CIEMAT) han mostrado que existe en la zona medio kilo de plutonio distribuido en una extensión de tierra contaminada de unas 60 hectáreas, en cuatro zonas”.

La ONG aseguró, además, que “la contaminación llega en algunos lugares hasta profundidades de seis metros y, en total, habría que remover unos 50.000 metros cuadrados de tierra para limpiar el territorio”. 

Tomado de RT/ Foto de portada: Hijos del campesino Miguel Bonillo, en cuyo huerto cayó una de las bombas, Palomares, España, 23 de agosto de 1996 /Keystone Pictures.

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