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¿Por qué privar al mundo de la medicina cubana?

Por Rosa María Fernández.

A principios de este año, el Ministerio de Salud Pública de Cuba sugirió aprobar una tercera dosis de refuerzo contra la Covid-19, para edades comprendidas entre los 19 y los 69 años.

En medio de tantas dificultades de toda índole, incluso las que alcanzan el ámbito sanitario en Cuba, para los habitantes de la mayor de las Antillas es común la garantía de un refuerzo vacunal contra el Covid-19, garantizada por el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología.

La entidad formuló la primera vacuna Latinoamericana contra la Covid-19 y la acción solidaria de la inmunización con la “Abdala”, también llegó a Vietnam, México, San Vicente y las Granadinas, Venezuela y Nicaragua.

A principios de este año, el Ministerio de Salud Pública de Cuba sugirió aprobar una tercera dosis de refuerzo contra la Covid-19, para edades comprendidas entre los 19 y los 69 años y prevén determinar la periodicidad anual de vacunación anti-Covid-19, para que se incluya en el Programa Nacional de Inmunización.

Un total de 10.731.335 de la población cubana, recibió al menos una dosis de una de los inmunógenos nacionales Soberana 02, Soberana Plus y Abdala. De ellas, ya tienen la segunda, nueve millones 450.488 personas y la tercera nueve millones 148.870 cubanos. Esta dosis, se aplicó igualmente a mayores de 19 años de edad, que laboran en sectores de servicio público como: Salud, Educación, Turismo, la banca y las cadenas de tiendas.

Datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) refirieron que en 2021, en la mayor parte de producciones de vacunas anti Covid-19, cerca del 87 por ciento se concentró en países desarrollados, en tanto en naciones subdesarrolladas apenas el 1.1 por ciento recibe una dosis. La situación mundial sanitaria, va para peor.

Impacto

Es útil conocer de voz de una científica cubana, como la Master en Ciencias Claudia Bernal, por qué la biotecnología cubana es un ejemplo de resistencia creativa, bajo las condiciones impuestas por el bloqueo de Estados Unidos contra Cuba, que impacta con fuerza en el desarrollo de la biotecnología y la industria farmacéutica local.

La graduada de Ingeniería Industrial y especialista comercial en la Dirección de Importaciones del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB), comentó en su encuentro con personas solidarias de diferentes regiones de España, un poco de la historia y los logros del CIGB. Una entidad creada en 1986, con la finalidad de investigar y comercializar vacunas, medicamentos y otros productos agropecuarios. Explicó sobre la biotecnología, rama interdisciplinaria de las ciencias biológicas para la aplicación tecnológica de sistemas biológicos y organismos vivos o sus derivados en función de crear o modificar productos o procesos para usos específicos.

La biotecnología tiene amplias aplicaciones en la industria, la agricultura, la medicina, la farmacología y el tratamiento de residuos sólidos, líquidos y gaseosos. La ingeniera Bernal hizo énfasis en que, el sentido humanista de la ciencia en Cuba, así como el tratamiento de cualquier enfermedad, es un asunto prioritario, por lo que los enfermos no son tratados como clientes. Al tiempo que expuso unos gráficos en los que se demuestra que en esas áreas, pilares de la soberanía nacional, el cerco económico, comercial y financiero de Washington obstaculiza su progreso y cómo pese al bloqueo, la primera inversión en Cuba, es para temas de salud.

Logros

Hay que destacar un éxito evidente en las investigaciones del CIGB para poner coto a la Covid-19 fue el procesado y distribución de las vacunas Abdala, Soberana 2 y Soberana, las primeras de Latinoamérica; vacunas que contaron con su dosis de refuerzo, así como la Mambisa, el primer candidato de vacuna por vía nasal.

En el CIGB, científicos y técnicos laboran en un conjunto de novedosos proyectos investigativos. Entre los promisorios, se refieren el relacionado con el péptido CIGB-500, fármaco en desarrollo con evidente efecto cardioprotector. Igualmente destaca el péptido CIGB-814, para el tratamiento de la artritis reumatoide y el CIGB-845, dirigido a la terapia de enfermedades cerebrovasculares.

El Heberprot-P, su producto líder, fue creado por el Doctor Jorge Berlanga Acosta, jefe de Proyectos e Investigaciones del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología-CIGB. El medicamento, que se basa en el factor de crecimiento humano recombinante, con infiltración en el interior de la lesión. Es uno de los productos más reconocidos, porque se emplea como acelerador de la cicatrización de las úlceras del pie diabético, disminuyendo la prevalencia de amputaciones de los miembros inferiores en más de un 70 por ciento de los casos tratados y mejorando la calidad de vida del paciente.

Entre sus mejores exponentes del CIGB, están el HeberFERON, indicado para combatir el cáncer de piel más frecuente: el Carcinoma basocelular. El segundo es la Proctokinasa, un supositorio para el tratamiento de las hemorroides agudas. Como tratamiento no invasivo, logra una mejor respuesta terapéutica, pues en pocos días desaparece la inflamación, el dolor perianal y el sangrado rectal. Destaca también el HeberNasvac, una vacuna terapéutica nasal y subcutánea para tratar a pacientes que padecen Hepatitis B crónica.

Por otro lado, Jusvinza, ha demostrado ser muy eficaz por sus propiedades antiinflamatorias en procesos reumatoides y artríticos, con una recuperación de un 85 por ciento de los pacientes. En la biotecnología agropecuaria, enfatizan el HeberNem, bionematicida ecológico que favorece el crecimiento de los cultivos; el Gavac, inmunógeno contra la garrapata del ganado bovino y el Porvac, vacuna contra el virus de la peste porcina clásica.

Actualmente, de los productos creados por el CIGB, existen autorizaciones de uso o registro sanitario de productos en diversos países de América Latina, Asia y en Rusia.

De la historia

Para llegar hasta aquí, recordemos que desde 1978, las primeras investigaciones de la ingeniería genética cubana en el Centro Nacional de Investigaciones Científicas (CNIC), se organizaron con un equipo de científicos.

En noviembre de 1980, cuando un visionario como nuestro comandante en jefe, Fidel Castro Ruz, convencido de que “el futuro de nuestra patria tiene que ser necesariamente un futuro de hombres de ciencia, tiene que ser un futuro de hombres de pensamiento…”, se reunió con médicos estadounidenses y conoció acerca del factor antiviral natural interferón y su posible uso en el tratamiento del cáncer.

Seis médicos de distintas especialidades, viajaron desde Houston, Texas, Estados Unidos, junto al congresista demócrata norteamericano George Thomas “Mickey” Leland (1944-1989), quien fuera después presidente de la fundación educativa estadounidense: La Fundación del Caucus Negro del Congreso. Motivado por su ascendencia afronorteamericana. estaba interesado en conocer más de cerca las características del pueblo cubano, y ayudar a países pequeños y pobres como Cuba.

Entre los viajeros también venía el profesor Randolph Lee Clark, oficial y veterano del cuerpo médico del Ejército estadounidense durante la Segunda Guerra Mundial, quien en el momento de su estancia en Cuba era el presidente del M.D. Anderson Hospital and Tumor Institute de Houston.

El Dr. Lee Clark, afamado oncólogo estadounidense, le describió en 1981 al comandante Fidel Castro, sobre las bondades del Interferón. Fidel, un estudioso apasionado de las ciencias, inmediatamente envió dos investigadores cubanos – los doctores Manuel Limonta Vidal y Victoria Ramírez Albajés (fallecida)- para visitar el Hospital Anderson y el Instituto de Investigaciones en Cáncer en Houston, Texas, y conocer del uso del interferón en el tratamiento del cáncer.

Así comenzó en Cuba, el proyecto de obtención del interferón para hacerlo accesible al pueblo, pues su precio en el mercado en aquel momento resultaba inalcanzable, refiere la página oficial del CIGB.

Después de esta experiencia, se gestionó un entrenamiento en el laboratorio del profesor Kari Cantell, en Helsinki, Finlandia, para conocer e incorporar la metodología de producción del IFN a partir de glóbulos blancos. Él había aislado por primera vez la molécula de interferón en 1972 y como muestra de humanismo, publicó el método de obtención y purificación del interferón. Al no patentarlo, cualquier investigador pudo acceder a sus publicaciones, así como adiestrarse en su laboratorio.

Ante esa posibilidad, de manera audaz Fidel envió a seis científicos a Finlandia. Su médico personal, el profesor Eugenio Selman, después de contactar al profesor finlandés y conocer su disposición, se encargó de completar el equipo con otros cuatro prestigiosos doctores que provenían del Centro Nacional de Investigaciones Científicas (CENIC): Ángel Aguilera Rodríguez, Pedro López Saura (fallecido), Eduardo Pentón Arias y Silvio Barcelona.

El resultado fue la obtención del interferón leucocitario humano. El producto comenzó a aplicarse masivamente -por primera vez en Cuba- en el mes de junio de 1981, durante una epidemia de dengue hemorrágico por serotipo II, que afectó a miles de personas, y puso en riesgo la vida de los niños cubanos. Fue esta también, la primera vez que se utilizó a nivel mundial, el producto en esa enfermedad.

En septiembre de ese mismo año también se sumó su aplicación masiva en la conjuntivitis hemorrágica, que azotó a Cuba en 1981. La aplicación con el IFN leucocitario, se utilizó
para prevenir la queratitis, una complicación que puede dañar la visión.

Otros estudios clínicos, muchos de los cuales se presentaron en congresos internacionales y se publicaron en revistas científicas, se desarrollaron desde ese mismo año. El interferón leucocitario se convertiría así en el modelo para lograr el desarrollo acelerado de la ingeniería genética y la biotecnología moderna en Cuba y su obtención en 58 días fue reconocido por el propio Kari Cantell, como un récord de velocidad a partir de aquella visita de seis cubanos a su laboratorio.

El 28 de mayo de 1981, al lograr el primer lote de IFN leucocitario, su calidad fue verificada por una autoridad independiente. Por lo que el doctor Kari Cantell, de Finlandia, certificó que el interferón cubano era similar al obtenido en su laboratorio. O sea, era un bioequivalente. Al validarlo, pudo ser utilizado en Cuba y producirlo sistemáticamente. Al obtener su homólogo recombinante, también comenzó a ser exportado.

Creación

En 1982, fue creado el Centro de Investigaciones Biológicas (CIB). Fue a partir de una casa -número 149- en el municipio Playa, en La Habana, con solo 180 metros cuadrados de superficie. En breve fue transformada en un laboratorio, para producir interferón leucocitario o interferón alfa-2b. Eran los primeros pasos para el desarrollo de la biotecnología cubana, en busca de tratamientos para enfermedades virales y el cáncer.

Al inaugurar el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB) – sistema de investigación, desarrollo, producción y comercialización de productos biológicos, obtenidos a través de los métodos de la biotecnología moderna, que forma parte de BioCubaFarma- Fidel expresó que “el Centro es grande, pero yo espero que sean grandes también los resultados científicos que se obtengan”. Así ha sido la historia de este del prestigioso centro fundado el 1 de julio de 1986.

Cuba celebró su Primer Seminario Cubano sobre Interferón, se constituyó la Sociedad Cubana para Investigaciones sobre Interferón, y comenzó el Programa Nacional de tratamiento de papilomatosis laríngea con interferón.

Además se incorporó el desarrollo y producción de anticuerpos monoclonales, entre ellos los utilizados para la purificación por inmunoafinidad del interferón y la vacuna de hepatitis B. El interferón ß, fue la primera molécula expresada en Cuba en un hospedero heterólogo y en 1984, se publicó el primer número de la revista Interferón y Biotecnología, la cual cambió su nombre en 1990 por Biotecnología Aplicada.

En 1990 se fundó la otra sede del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología, en la provincia cubana de Sancti Spíritus. Cuba logra sintetizar el gen de eritropoyetina humana y obtiene el primer pez (carpa) transgénico.

Obstáculos al desarrollo cubano

Más del 80 por ciento de la población cubana actual solo ha conocido una Cuba con bloqueo. El perjuicio de esta guerra impidió que el producto interno bruto (PIB) de Cuba podría haber crecido un 9 por ciento, sólo en 2022. Por lo que el daño acumulado de la aplicación de esta política de los sucesivos gobiernos estadounidenses contra Cuba, ascienden a 159.084.3 millones de dólares.

El impacto sobre la biotecnología y la industria farmacéutica cubanas, no solo afecta a la población de la isla. También obstaculiza que el pueblo estadounidense, no pueda recibir los beneficios de los productos biotecnológicos y farmacéuticos desarrollados en Cuba. Una vez más las Naciones Unidas votaron a favor de suspender esta criminal política estadounidense contra el pueblo cubano, cuando se debatió el informe “Necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos de América contra Cuba”, los días 1 y 2 de noviembre del 2023 en la Asamblea General de las Naciones Unidas.

Como consecuencia de las restricciones del bloqueo, medicamentos cubanos de reconocimiento internacional, como el HEBERPROT-P, GAVAC o la Proctokinasa, no pueden ser exportados a los Estados Unidos. Se calcula que por ello, solamente entre enero y julio de 2021, la afectación es de 97 382 500 dólares en ingresos dejados de percibir por exportaciones de bienes y servicios, el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB). Además de privar al mundo de la medicina cubana, de primera calidad.

Tomado de TeleSUR/ Foto de portada: Radio Habana Cuba/ Archivo.

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